09 noviembre 2015
Después del 7N
Aún resuenan los ecos de la multitudinaria e histórica marcha del 7N en Madrid en la que asociaciones, partidos políticos, instituciones y ciudadanía evidenciaron la necesidad y la firme voluntad de combatir la lacra infame de la violencia de género desde todos los ámbitos.
Desde la Abogacía también pedimos ese Pacto de Estado necesario para luchar contra la violencia sobre las mujeres: que todos los partidos consideren prioritaria la necesidad de aunar esfuerzos, iniciativas y recursos para conseguir que el rechazo y la reprobación, desde los micromachismos, sea consustancial a la sociedad. Para conseguirlo es necesario hacer juntos y unidos el camino, solo así conseguiremos arrinconar la violencia que nos lastra, querer hacerlo y ponerse a ello.
Después de esa marcha, una mujer de 28 años ha sido asesinada a tiros en Baena (Córdoba) y, junto a ella, su presunto asesino se ha suicidado. No medió entre ellos ni una denuncia, ni ningún antecedente de malos tratos. NADA. Y esto es lo que más nos preocupa a los abogados/as de las mujeres víctimas de Violencia de Género. Ese mar de la nada que existe entre la vida y la muerte de una mujer maltratada.
Otro asesinato más nos ha vuelto a sacudir, esta vez es en Lliria (Valencia): dos mujeres asesinadas a tiros en plena calle mientras paseaban con un niño de cuatro años que afortunadamente ha resultado ileso. También violencia de género. Existía una orden de alejamiento.
Horas después nos sorprende un nuevo asesinato: en Vigo un hijo ha matado a su madre. Violencia Doméstica.
Todo esto ocurre a nuestro lado, apenas dos días después de una manifestación que ha evidenciado que ante nuestros ojos nos están matando a las mujeres, que es uno de los problemas más graves que tiene la sociedad española, que nos atañe a todos, que no se va a solucionar lamentándonos y que tenemos que ponerle fin, YA. Porque no podemos esperar a que nos maten a las mujeres; porque la violencia no empieza y acaba con el asesinato de una mujer, empieza con una vida regada de humillaciones, golpes, control… ahí es donde hay que poner el freno y hay que ponerlo ya. Desde la edad más temprana, educando en igualdad. La lucha contra la violencia sobre las mujeres no puede sustraerse y ser moneda o patrimonio de ningún partido, como no lo es la necesidad de dormir o de respirar. Tiene que estar por encima de intereses partidistas, ocupando un lugar preferente en la agenda política hasta que se consiga arrinconar la violencia de forma definitiva.
Coincidimos con quienes exigen como necesarias para combatir con éxito la violencia sobre las mujeres la adopción de las siguientes MEDIDAS:
– Más recursos para los servicios de atención a las víctimas para poder ofrecerles apoyo psicológico y social, sin exigirles que medie una denuncia previa.
– Formación especializada de todos los profesionales y trabajadores que intervienen en la atención y asistencia a la víctima.
– Detectar y evaluar correctamente el riesgo para mejorar la protección, adoptando las medidas más adecuadas para cada víctima.
– Implantación de políticas públicas y contundencia de las instituciones en el rechazo y abominación de los gestos machistas, de la misma forma que lo son con los gestos racistas o los referidos al terrorismo.
– Prioridad de educar en igualdad en las aulas como vehículo necesario para prevenir la violencia.
– Insistir con las campañas de concienciación pensadas para cada segmento de la sociedad (hombres, mujeres, adolescentes) a fin de conseguir que ni se minimice, ni se justifique la violencia. Acabar con la falta de empatía y de sensibilidad de parte de la sociedad que asegura con aplomo conocer de primera mano cómo en su entorno cercano hay mujeres que se han inventado una situación de maltrato para conseguir mejores condiciones económicas en el divorcio. (Y lo dicen sin pestañear siquiera, asegurando conocer la realidad de lo que ocurre de puertas para adentro de esas viviendas, sin querer ni imaginar que lo cierto es que ante ellos se está cometiendo un delito clandestino en lo más recóndito de la intimidad de esa casa; prefieren creer una realidad falseada, a veces debido a un talante encantador de puertas para afuera de ese hombre que cuenta con la complicidad que supone el silencio de la víctima que se cree culpable y se avergüenza de la situación de maltrato en la que vive).
– Modificación de la Ley Integral, ampliándola en el sentido de incluir otras formas de violencia para adecuarnos al Convenio de Estambul.
– Somos conscientes de la impunidad que genera en muchas ocasiones el silencio de la víctima al acogerse a la dispensa del deber de declarar del art. 416.1 LECrim, pero no creemos que deba ser eliminado sin más, por cuanto hacerlo supondría dejar a la víctima en medio de una encrucijada entre el delito de desobediencia y el de falso testimonio. Apuntamos como posible que, en el caso de que desapareciera esa dispensa, se adoptara el mismo criterio que en Francia: no exigir a la víctima que preste juramento al realizar su declaración.
– Insistimos en la necesidad de la preceptiva asistencia letrada para la víctima previa a la interposición de la denuncia, la importancia del asesoramiento previo y la asistencia desde el primer momento es una garantía para la víctima, que está en una situación personal muy vulnerable y debe hacer frente a una situación compleja y desconocida para ella.
Acabar con la violencia sobre las mujeres nos concierne a todos y a todas, y hay que hacerlo cuanto antes. YA.
Filomena Peláez,
Presidenta de la Subcomisión de Violencia contra la Mujer del Consejo General de la Abogacía Española