Blog de Derecho de los Animales
22 julio 2016
Nuestros verdaderos clientes, los animales
Daniel Dorado. Abogado. Presidente de la Sección de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Madrid y del Centro Legal para la Defensa de los Animales (@doradodan)
El especismo es la discriminación injustificada de los animales por el hecho de no pertenecer a una determinada especie. Esta discriminación tiene importantes consecuencias prácticas, al provocar el sufrimiento y la muerte de un gran número de animales a manos de seres humanos debido a nuestros hábitos de consumo, y que se niegue ayuda a los animales necesitados. Vivimos en una sociedad que de manera mayoritaria ignora las necesidades de los animales, y que, en caso de conflicto entre los intereses de los seres humanos y los intereses de los animales de otras especies, tiende a promover los primeros, por nimios que estos sean.
Nuestra profesión busca la aplicación y la interpretación de la legislación vigente, pero se da la circunstancia de que esta es totalmente injusta en lo que respecta a la defensa de los animales. Esto no es casual, ni se debe a un descuido por parte del legislador, sino que es producto del especismo.
Por supuesto, es positivo que quienes cometen delitos de maltrato animal sean condenados, y es necesario un cambio en la legislación a fin de conseguir un endurecimiento de las penas previstas en el Código Penal y en la legislación autonómica de protección animal. Pero ningún cambio importante al respecto será posible mientras la mayoría de la sociedad siga discriminando a los animales de manera cotidiana. Por ese motivo los abogados tenemos, pese a lo que puede parecer en un inicio, un papel limitado al respecto.
Son las organizaciones y los activistas que se dedican a la defensa de los animales quienes pueden lograr cambiar la situación de estos. Por ese motivo, considero que el papel que debemos tener los abogados es ponernos a su servicio. De esta manera, dichos activistas y organizaciones podrán llevar a cabo de una manera más eficiente su labor. Estos son algunos ejemplos en que puede hacerse:
- Defender a quienes se enfrentan a procedimientos penales por llevar a cabo acciones en defensa de los animales, tales como mostrar la realidad de los animales en las granjas y otros centros de explotación. La represión contra estos activistas ha ido en aumento a lo largo de los últimos años, y en nuestro país varias decenas de ellos fueron imputados durante varios años, proceso que finalizó con un auto de sobreseimiento de la Audiencia Provincial de Santiago de Compostela donde se indica que el hecho de entrar sin permiso en granjas de animales para documentar la situación de estos no puede ser considerado delito.
- Informar sobre la manera de comunicar la celebración de concentraciones, los permisos para instalar mesas informativas, los pasos para que los refugios y santuarios de animales consigan ser reconocidos como núcleo zoológico, y otros procedimientos administrativos.
- Asesorar a organizaciones en cuestiones como el arrendamiento de locales, la revisión de los estatutos, el tipo de persona jurídica que resulte más adecuada para conseguir sus objetivos (asociación, fundación…), etc.
Como podemos ver, son cuestiones jurídicas muy variadas, lo cual lleva a que los abogados que defendemos a los animales debamos tener una cierta vocación multidisciplinar.
Otra cuestión, ajena a lo que sería estrictamente el ejercicio de la Abogacía, es llevar a cabo donaciones importantes a las organizaciones que defienden a los animales. En los países de habla inglesa y alemana existe una mayor tradición al respecto, práctica denominada “ganar para donar” (earning to give). Esto no ocurre en la misma medida en nuestro país, lo cual lleva a que las organizaciones posean menos recursos, con una consiguiente menor efectividad. Teniendo en cuenta esto, y debido a que muchos abogados tienen una situación económica holgada, otra manera en que estos pueden ayudar a los animales es por medio de donaciones.
Lo hasta ahora manifestado es diferente de la idea más extendida sobre la manera en que los abogados podemos ayudar a los animales, que consistiría sencillamente en la interposición de denuncias. No obstante, podemos considerarlas vías de acción prometedoras, si bien es importante que sigamos explorando la cuestión.
Las secciones de Derecho Animal creadas a lo largo de los últimos años en los Colegios de Abogados pueden ser de gran utilidad a la hora de conseguir lo arriba indicado. En primer lugar, porque llevan a la creación de redes entre los abogados con predisposición a defender a los animales. Y, en segundo lugar, porque contribuyen a significar el derecho animal como disciplina autónoma y diferente de otras como el derecho penal, el derecho administrativo y el derecho ambiental. En relación con esta última cuestión cabe señalar que, al contrario de lo que en ocasiones se sostiene, el movimiento por la defensa de los animales y el movimiento ecologista defienden posiciones contrapuestas, puesto que el primero tiene en consideración a todos los individuos con la capacidad de sufrir y disfrutar, mientras que el segundo solamente protege a los animales que pertenecen a determinadas especies o ecosistemas.
Ahora bien, la utilidad real de las secciones de Derecho Animal de los Colegios de Abogados solamente podrá ser valorada con el tiempo, y en la medida en que las mismas contribuyan a que los miembros de la Abogacía se impliquen de manera activa en la defensa de los animales. Si dichas secciones se limitan a hablar de la legislación que afecta a los animales a fin de que los abogados aumenten su cartera de clientes, de muy poco habrán servido.
En definitiva, las secciones de Derecho Animal de los Colegios de Abogados deberían buscar contribuir a un cambio en nuestra relación con los animales, y no simplemente informar de manera acrítica sobre la legislación que afecta a estos. Con independencia de quienes contraten nuestros servicios, nuestros verdaderos clientes son los animales.