César Pinto, primer abogado (de Oficio) que consiguió que el TEDH paralizara un desalojo

Ana tiene 24 años, 2 hijos de 8 y 4 años, y una renta mínima de exclusión social de 500 euros. Está aprendiendo a leer y escribir gracias a la Fundación Secretariado Gitano, y ocupa una vivienda del IVIMA  muchos años vacía porque ella, cansada como estaba de solicitar una y que no se la dieran, se fue allí con sus hijos.

También tiene un abogado. Un gran abogado. Se llama César Pinto y, gracias a él, Ana y sus hijos tienen dónde vivir. César es el primer abogado que planteó ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que dejar a dos menores en la calle es inhumano. Y Estrasburgo aceptó su demanda.

15 AÑOS EN EL TURNO DE OFICIO

César Pinto lleva 15, de sus 18 años como abogado, en el Turno de Oficio. El caso de Ana le llegó cuando el Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA), tras conocer que la familia había ocupado la casa, acordó la recuperación posesoria porque entendía que Ana la había ocupado ilegalmente, así que solicitó al juzgado autorización para proceder al desalojo. Para poder oponerse y presentar alegaciones, Ana pidió acogerse a la Justicia Gratuita y el caso le correspondió a César.

“Formulamos escrito de alegaciones y el juzgado acordó que procedía el desalojo. Interpusimos recurso de apelación, pero como no paraliza el proceso, el IVIMA señaló el 12 de diciembre de 2012 para llevarlo a cabo. Procesalmente, no había ninguna vía en España para suspenderlo”, recuerda. Todo parecía perdido. Sin embargo, la experiencia de César Pinto como abogado de Extranjería y Asilo y los numerosos cursos a los que se apunta le sirvieron para cavilar una solución y encajarlo todo como en las piezas de un puzzle.

¿Acaso hay derecho a que la misma administración que había determinado que la de Ana era una familia de exclusión social, la dejara en la calle sin preocuparse de qué iba a pasar con los dos menores? ¿No es esto un trato “inhumano y degradante”, como recoge el artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos? ¿No vulnera la protección de la familia establecida en el Convenio de Roma? César Pinto tuvo claras las respuestas a estas preguntas retóricas y decidió plantear el asunto ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo.

“Había que solicitar una medida cautelar urgente para paralizar el desalojo, porque si no, nos quedábamos vacíos, a la familia la echaban y ya no había posibilidad de hacer nada. Se me ocurrió presentarlo como un trato degradante. Lo había estudiado para otros supuestos de extranjería y le dije a Ana, “vamos a intentarlo, hay pocas posibilidades, pero vamos a intentarlo. Tú no tienes que pagar nada y yo pierdo mi tiempo, pero lo vamos a hacer”. Como soy un poco maniático, presenté el escrito el día de la Constitución (6 de diciembre) y nos contestaron el 10, día de los Derechos Humanos. Nos dijeron que iban a tramitarlo por el procedimiento urgente. Dieron un plazo de 24 horas a la CAM para que explicara qué iba a hacer con esta familia y cómo solo dieron respuestas vagas, indicó al Gobierno español que suspendiera el desalojo”.

La orden llegó cuando Ana lo tenía ya todo empaquetado para irse. Después de varios trámites más, el TEDH acordó mantener la suspensión del desalojo y ahora la familia y su abogado están a la espera de que el Tribunal señale la vista o, si considera que no es necesario, dicte sentencia que acuerde la inadmisión, desestimación o estimación de la demanda.

Pero también hay otra vía abierta en España. “Cuando solicitamos la suspensión ante el TEDH, estaba pendiente el recurso de apelación ante el TSJ de Madrid. En mayo, lo desestimó, pero hace unos días formulamos recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional”, explica César.

El IVIMA argumenta que no puede dar privilegios a esta familia que se metió en la vivienda, y no a otras que están esperando. “Pero no se trata de dar privilegios, es que a esta familia la quieren dejar en la calle, y el problema de las listas de espera es un problema de mala gestión. El informe del Defensor del Pueblo resalta que la mala organización con estas viviendas es tal que no prestan el servicio que tendrían que prestar”.

César, que tiene cuatro hijos (12, 8 y dos mellizas de 2 años) también está sufriendo la crisis hipotecaria. “Desde hace dos años, todo va mal. El Turno de Oficio en Madrid ha ido muy mal, lo han bajado, no han pagado y los clientes particulares no pagan o no vienen por la propia crisis. Y encima la gente es muy reacia a recurrir por las tasas”.

Sin embargo, su conversación y su interés vuelven a sus clientes. “El poder judicial, que es el que lleva a cabo el desahucio, no puede obviar la situación en la que deja a la familia. Debe haber conexión entre los órganos judiciales y los servicios sociales, pero habría que buscar una solución antes de que se produzca el lanzamiento, como se está haciendo en las Oficinas de Intermediación Hipotecaria de los Colegios de Abogados. Creo que los abogados de Oficio tenemos mucha información de los asuntos que llevamos que luego se pierde. Deberíamos poder trasladarla a los servicios sociales para cubrir necesidades, porque a veces se tramitan muchos procedimientos para nada, y en muchos casos la solución no es un proceso, es otra cosa”.

César, único de Letras en una familia de Ciencias y sobrino nieto de un abogado que fue decano del Colegio de León y escritor, sigue estudiando y explorando todas las posibilidades del Derecho. “Lo que más me gusta es la defensa de los débiles, defender los derechos fundamentales enfocados en la práctica diaria. Aplicar todos esos principios en el día a día de la gente más humilde, porque son los que más se incumplen. Me gusta formarme, estudiar. Voy a muchos cursos y siempre hay muchos magistrados que dicen que el derecho penal lo han creado los abogados de los narcotraficantes, y yo lo que intento es poner en práctica todas esas líneas de defensa para los más débiles, para los que me llegan en el Turno”

Y concluye formulando un deseo: “Yo soy abogado y aparte, ejerzo en el Turno de oficio. Pero si pudiera, solo trabajaría en el Turno, porque son las personas con menos recursos, aunque por eso mismo es más responsabilidad ser su abogado”

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