Blog de Derecho Ambiental
13 enero 2016
No nos olvidamos de la Cumbre de París
Parece que ha pasado mucho tiempo pero sólo ha sido un mes escaso desde el acuerdo al que nos referíamos “de París” en la COP 21, llevado a cabo por 195 países, y tenemos que seguir insistiendo en la preocupación sobre el cambio climático.
Estamos asistiendo a unas temperaturas absolutamente anormales en este invierno y los medios de comunicación así lo recogen. Por poner un ejemplo, en Zaragoza no se recuerda haber estado a 18 grados en el mes de enero por las generaciones que actualmente viven en esta ciudad.
Hoy en este blog participa el Director Ejecutivo de la Asociación Greenpeace-España, Mario Rodríguez, entidad que no hace falta presentar pues es conocida mundialmente por su compromiso en la defensa de los valores ambientales.
La Cumbre de París ha marcado un hito y desde este blog no queremos que caiga en el olvido, por ello seguiremos insistiendo en su valoración a través de las colaboraciones de entidades y personas comprometidas con la defensa del derecho ambiental.
José Manuel Marraco Espinós
Abogado
COP 21: Punto de partida para el abandono de los combustibles fósiles pero con compromisos insuficientes para lograrlo
El acuerdo climático firmado en París ha dejado en muchos de nosotros un sabor agridulce. Quizás sean los claros y oscuros que deja tras de sí. Quizás porque analizar la botella medio llena o medio vacía deja siempre un poso de insatisfacción para los que llevamos décadas luchando por un acuerdo climático, ambicioso, justo y legalmente vinculante.
Es indudable que ha habido avances importantes aunque queda una luz roja parpadeando que nos indica que la lucha continúa. Porque somos la primera generación que ya está sufriendo los impactos del cambio climático en toda su crudeza, basta con ver las temperaturas de este diciembre en nuestro país o la oleada de centenares de incendios en el norte húmedo. Y la última que puede solucionarlo.
El tratado marca un objetivo que solo se puede alcanzar con el abandono total de los combustibles fósiles en 2050 como tarde. Pero no es suficiente y deja la responsabilidad a los países, que deben aumentar sus compromisos para reducir las emisiones.
En el acuerdo alcanzado en la Cumbre del Clima de París (COP 21) hay que valorar positivamente el compromiso de casi 200 países de limitar a 1,5 ºC el calentamiento global pero es claramente insuficiente porque no fija los medios para lograrlo. Este tratado, marca un objetivo que solo es posible alcanzar con el abandono total del los combustibles fósiles en 2050 como muy tarde. Otro hecho positivo es que debe haber revisiones al alza cada 5 años.
El Acuerdo de París es solo un paso en un largo camino, y hay partes en este acuerdo que resultan frustrantes y decepcionantes, pero es un avance. El acuerdo por sí solo no nos sacará del agujero en que estamos metidos, pero hace que la cuesta para salir de él sea menos empinada.
El acuerdo establece el objetivo de limitar el aumento de la temperatura de 1,5 grados, pero los objetivos de emisiones en la mesa llevan a casi 3 ºC. Esto es un grave problema, pero tiene una solución. La producción con energía renovable ya está creciendo mucho en todo el mundo, pero ahora tiene que acelerarse. Es la única tecnología mencionada en el Acuerdo de París. Estamos en una carrera entre el despliegue de las energías renovables y el aumento de las temperaturas y el Acuerdo de París podría dar a las energías renovables un impulso vital.
No es momento para triunfalismos, no es un acuerdo histórico, dadas las vidas que se han perdido ya como resultado de los impactos del cambio climático, y las vidas que están en el precipicio según suban las temperaturas. Es momento de actuar con urgencia. El reloj del tiempo avanza y la ventana de oportunidad se está cerrando con rapidez.
Ahora son los gobiernos los tienen que revisar sus objetivos de corto plazo para que estén alineados con los nuevos objetivos, y revisar sus políticas energéticas para acelerar la introducción de energías renovables. Deben dejar de financiar los combustibles fósiles y acabar con la deforestación para 2020.
Es importante reseñar que aunque el Acuerdo de París es legalmente vinculante, ya que es un Tratado según leyes internacionales, los objetivos nacionales (los llamados INDC) no son legalmente vinculantes, ni lo son tampoco los compromisos de financiación. Esto es así principalmente para permitir que Estados Unidos fuera parte de este acuerdo global.
El “Objetivo de Largo Plazo” está escrito en un lenguaje aparentemente incomprensible (“para alcanzar un equilibrio entre las emisiones antropógenas por las fuentes y la absorción antropógena por los sumideros en la segunda mitad del siglo”), pero combinado con el límite de 1,5 ºC implica un objetivo de lograr cero emisiones netas para todas las emisiones alrededor de 2060-2080. Esto efectivamente significa que tenemos que abandonar los combustibles fósiles para 2050.
Los derechos de los pueblos indígenas se encuentran en el preámbulo y en la sección de Adaptación del Acuerdo. Pero no les da la protección que merecen, sobre todo teniendo en cuenta que la protección forestal será clave para el logro de 1,5 grados. El Acuerdo de París reconoce que los países deben respetar y promover los derechos humanos en la lucha contra el cambio climático.
Durante la cumbre hemos oído a cientos de países, entre ellos a la UE en su conjunto, cómo en sus intervenciones públicas destacaban que hace falta mucha más ambición, por eso vamos a exigir sin descanso que se lleven esas palabras que no han conseguido quedar reflejadas en el texto y aumenten los compromisos de reducción de emisiones antes y después del 2020 en sus respectivos países.
Tras las elecciones generales que han de dar a España un nuevo gobierno durante los próximos 4 años, la actuación climática tiene que estar en el orden del día de las agendas de todos los políticos y con el acuerdo de París recién cocinado en mano, y queremos ver una hoja de ruta con fechas y objetivos específicos desde que comience su legislatura que garanticen alcanzar la meta de un futuro 100% renovable libre de carbón, petróleo y gas para el año 2050.
Mario Rodríguez Vargas
Director Ejecutivo de Greenpeace