11 junio 2021
Rosa Fernández Hierro: “Confundimos todavía muchas veces los celos patológicos con el amor”
EL TURNO QUE CAMBIA LA HISTORIA
Con esta entrevista la Abogacía inicia la publicación de una serie de temas sobre el turno de oficio durante el mes previo a la celebración del Día de la Justicia Gratuita y del Turno de Oficio, que se celebra el 12 de julio.
Por Mercedes Núñez Avilés
La abogada aragonesa Rosa Fernández Hierro recuerda cómo a principios de los años 80 se llenaban las salas del Colegio de Abogados de Zaragoza en el primer servicio nacional de asistencia jurídica ofrecido a través de la Comisión de Mujeres Abogadas. “Ya había iniciativa y preocupación de atender a las mujeres”. Aquellas consultas se convirtieron en los 90 en el Servicio de Atención a la Mujer (SAM), del que Fernández fue una de las promotoras. Hasta el año pasado fue responsable del Turno de Oficio en Zaragoza. Y hace poco recibió la Cruz de San Ivo, en reconocimiento a las cuatro décadas que ha dedicado a los servicios de orientación jurídica gratuita.
En los últimos días se han producido más de una decena de víctimas mortales de violencia de género. Además, algunas de ellas habían denunciado. ¿Qué está fallando?
El problema de la violencia de género es transversal. Mientras que la sociedad no tenga consciencia de que la violencia machista existe, los feminicidios seguirán produciéndose. La mejor solución para erradicar la violencia de género es una educación y una cultura en igualdad. Dicho esto, los protocolos que existen para detectar el riesgo en comisaría se han cambiado a lo largo de los años, pero son insuficientes. Muchas veces, varias de estas señoras asesinadas en el protocolo de control de riesgo tenían un nivel mínimo. Ante la vuelta a la normalidad, ha cambiado el modo de convivencia y el agresor se siente más libre. Esa es la impresión que tenemos por la que se ha producido este repunte en solo un mes, pero hay que ser prudente. Las estadísticas hay que hacerlas con un carácter más general.
Muchas veces, la víctima retira la denuncia y queda desprotegida, ¿cómo podemos convencerlas para que no lo hagan?
La orden de alejamiento es interpuesta por el juez inmediatamente mediante juicios rápidos, que al menos, en Zaragoza, se celebran al día siguiente. Pero en muchos casos las propias víctimas deciden no seguir adelante con las denuncias, por motivos económicos, culturales, protección a los hijos, por miedo. Confundimos en esta sociedad todavía muchas veces los celos patológicos, la posesión y el dominio con el amor. Es necesario un mayor número de recursos sociales para que la víctima no retire la denuncia. También deberíamos plantearnos si la respuesta penal es la única posible porque el grado de violencia tiene muchos escalones. Hay violencia incipiente que se podría controlar de alguna manera con otros recursos que no fueran los judiciales. Mediante la educación, a través de formadores, psicólogos y trabajadores sociales, se podrían cambiar conductas aprendidas que los jóvenes tienen con sus parejas, tales como mirarle el móvil o menosprecios. La violencia empieza en general por estas pequeñas conductas que las propias víctimas no son capaces de diagnosticar. Por otro lado, es positivo que haya aumentado el número de denuncias que llegan de vecinos y terceros.
La violencia de género tiene una cara todavía más horrible, que es la ejercida contra los hijos, la llamada violencia vicaria, por desgracia muy de actualidad estos días.
Es otra cara de la violencia machista, ejercida de forma cruel en niños. Estos hombre las matan no solo físicamente, sino moralmente. Es una faceta cruel del patriarcado. De esto es consciente ya el Pacto de Estado contra la violencia de género, que en aplicación al Convenio de Estambul, en su artículo 31, establece una serie de medidas como la modificación del artículo 94 del Código Civil de suprimir el régimen de visitas de los hijos en los casos de progenitores incursos en procesos penales por violencia de género.
Justamente se acaba de aprobar esa reforma, ¿qué opinión le merece?
Me parece razonable la supresión de las visitas. Un padre que es capaz de ejercer violencia sobre la ex compañera no tiene la capacidad para educar. Este artículo no es taxativo porque el juez puede modular esa privación o eliminación de las visitas, dependiendo de cada caso. La medida es eficaz porque su objetivo es evitar el daño a los hijos.
Otras medidas para luchar contra la violencia vicaria serían que la sociedad se crea que la violencia de género existe, y que, en consecuencia, no haya contacto ni transmisión de valores machistas de padres a hijos.
Como responsable del turno de oficio en Zaragoza desde 2016 hasta 2020, ¿a qué retos se ha enfrentado estos años?
El mayor reto ha sido poner en marcha una maquinaria. Es muy alto el número de asuntos que se tramitan en Zaragoza y exige una carga colegial importante para atender su burocracia. Y más en el confinamiento, cuando hubo que dar instrucciones a los letrados de cómo actuar sin tener APIS, ni guantes ni mascarillas. Durante el confinamiento el turno de oficio se atendió con normalidad porque los compañeros estuvieron dispuestos a hacer sus guardias y no renunciaron a ellas.
¿Qué dificultades ha tenido para ofrecer el servicio en estos meses?
En la pandemia tuvimos que reconstruir todos los servicios de asesoramiento y asistencia –de presenciales a telefónicas-. Hubo un asesoramiento telefónico que nunca dejó de funcionar. Pero las llamadas a todos los servicios bajaron en general, pero más aún las del SAM, ante el miedo de la víctima por vivir bajo el mismo techo que el agresor. Los protocolos en las comisarías variaron al principio, ya que la asistencia los primeros días fueron telefónicas. El turno de oficio se prestó siempre con normalidad.
¿Cómo se puede mejorar el turno de oficio?
Son muchas las reivindicaciones, fundamentalmente por el tema económico, porque los baremos están parados desde hace años. También poner en valor su figura. En el fondo, los Colegios estamos atendiendo a un mandato constitucional, que exista justicia gratuita para todo aquel que no puede pagársela. A pesar de eso, no se atienden debidamente las reivindicaciones de los compañeros del turno. Se da por hecho que es una función que hay que cumplir, y no siempre se pone en valor su figura.
¿Volverías a ejercer en el turno?
Sin duda, me volvería a adscribir al turno de oficio y a los servicios. Contemplo la abogacía como una función social en defensa a colectivos que precisan de apoyo legal para resolver y defender sus intereses. El Colegio de Zaragoza ha sido pionero en atender a los colectivos más vulnerables. Ahora estamos poniendo en marcha otro servicio frente a la discriminación por LGTBI o motivos de odio y pondremos en marcha todos los servicios en función a las demandas de nuevas defensa que la sociedad requiera.
Esta abogada aragonesa se resiste a colgar las botas y tras su paso por los servicios jurídicos, compagina su labor en el despacho con el apoyo a la Comisión del Turno de Oficio del Colegio de Abogados de Zaragoza.