11 noviembre 2020

Urquiola de Palacio: “La seguridad jurídica supone una luz en medio de la niebla de un mundo impredecible y cambiante”

Por Andrea Pintos

La abogada y socia directora de Palacio y Asociados Abogados ha sido elegida recientemente vicepresidenta de la Unión Internacional de Abogados (UIA). Abogada en ejercicio desde 1992, es árbitro y mediadora en asuntos civiles y mercantiles. Es además, presidenta de la Corte de Arbitraje de Madrid, del Centro de Mediación Empresarial de Madrid, vicepresidenta del Centro Internacional de Arbitraje de Madrid y presidenta de “CEA Mujeres” en el Club Español del Arbitraje. Profesora también  de Litigación ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el Máster Universitario en Acceso a la Abogacía de la Universidad Pontificia de Comillas, ICAI-ICADE y miembro del Consejo Asesor de la Cátedra UC3M.

Nos explica los cambios que quiere impulsar en la institución, cómo ha afectado el Covid-19 al ejercicio de la abogacía internacional, la relación de la UIA con las instituciones y corporaciones de la Abogacía nacionales y locales, como el Consejo General de la Abogacía Española, y la importancia de la formación a través de eventos virtuales.

  • ¿Cómo recibió su nombramiento como vicepresidenta de la UIA?

Supongo que puede imaginar el gran honor que supone para mí haber sido elegida vicepresidente de la UIA. Estoy muy agradecida a los miembros de la Asociación que han depositado su confianza en mí de modo prácticamente unánime: sin ningún voto en contra y escasas abstenciones. Espero cumplir las expectativas que han depositado en mí.

La UIA es la decana de las asociaciones internacionales de Abogados. Se fundó en 1927 y es una organización multicultural en la que conviven el francés, el inglés y el español como idiomas oficiales de trabajo, y que tiene vocación realmente global. Hoy está compuesta por miembros de más 110 países, lo que quiere decir que está presente en prácticamente todo el mundo.

Llevo cerca de diez años contribuyendo a la labor de la Asociación desempeñando distintas funciones: he sido primero consejera del Presidente, posteriormente subdirectora, co-directora y directora de Independencia de la Profesión (en la última fase dentro de la importante iniciativa lanzada del UIA-IROL) y más tarde presidente de la Comisión Porvenir del Abogado, y representante de la Asociación ante el Banco Mundial y ante el Global Forum on Law Justice and Development –funciones estas últimas que sigo desempeñando-.

Es un honor poder seguir aportando mi contribución ahora desde las más altas responsabilidades, primero como vicepresidente de la Asociación y posteriormente como presidente electa y presidente de la misma. Con esta elección se abre un periodo de cuatro años de participar en lo que se llama el “Bureau”, que es la Comisión Delegada del Comité de Dirección, en el que se integran el presidente saliente, el presidente actual, el presidente electo, el vicepresidente, el secretario y el director financiero.

  • ¿Qué cambios quiere impulsar en la institución?

Creo que la pregunta puede resultar equívoca: la UIA está a buen seguro en una evolución constante desde su fundación. No se trata sin embargo de impulsar grandes cambios en la Institución –como podría sugerir la pregunta-, sino de que siga progresando y cumpliendo sus fines en todo el mundo y que lo haga del mejor modo posible.

La UIA promueve el desarrollo profesional, la formación, la creación de redes y –una cuestión fundamental- la defensa del Estado de Derecho, a cuyo fin tiene en su seno el Instituto para el Estado de derecho de la UIA (al que me he referido antes como “UIA-IROL”).

Estamos en un momento peculiar dentro de lo que es la ya larga historia de la UIA, en el que la pandemia ha requerido algunos cambios que se han acometido en los últimos meses, como la plena incorporación de esta casi centenaria asociación a las nuevas tecnologías. En este sentido, más allá de la adaptación de las reuniones estatutarias –como las de los órganos de gobierno y la Asamblea General- la UIA ha hecho de la necesidad virtud y ha sido capaz de transformar su actividad ordinaria en encuentros virtuales.

En todo caso el objetivo es seguir potenciando esa UIA rica en diversidad y cuya fuerza emana de la diferencia complementaria de sus miembros.

  • ¿Qué representación tienen los abogados españoles en la UIA?

La UIA tiene bastante implantación tanto en España como en América Latina, quizás precisamente por haber nacido en Francia que comparte con nosotros la tradición de derecho continental. A pesar de que en España en la categoría de miembros individuales (que incluye a Despachos) el número de miembros no supera el centenar, en paralelo cuenta con miembros colectivos (Colegios, Federaciones y Asociaciones de Abogados), en cuya categoría son miembros de la UIA tanto el Consejo General de la Abogacía como los Colegios de Alicante, Baleares, Barcelona, Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia, Vizcaya y Zaragoza y la Asociación Hispajuris.  En ese sentido todos los abogados españoles estamos presentes de una forma u otra.

Los miembros españoles nos agrupamos en el Capítulo Español de la UIA, que en la actualidad preside Carlos Fatás, quien ha tomado el testigo recientemente de José Pajares tras cinco años de presidencia. Pajares ha hecho una gran labor -habiendo incluso merecido en 2016 el reconocimiento de mejor Comité Nacional- y tenemos que seguir trabajando en dar visibilidad a la Asociación entre todos los abogados de España.

Tenemos una amplia presencia de miembros españoles en puestos del Comité de Dirección y del Consejo de Presidencia, que son los principales órganos de la UIA -más allá de la Asamblea General-. De hecho en este momento tenemos a la cabeza de la asociación también a un Español, Jorge Martí, que acaba de iniciar su Presidencia.

Hay una cuestión que quiero destacar porque considero que es muy propia de la UIA: si alguien está dispuesto a trabajar por la asociación, tendrá oportunidad de hacerlo, independientemente de que sea un abogado que ejerza en solitario, que pertenezca a un gran despacho, o que represente a un miembro colectivo. Toda contribución al trabajo de la Asociación es bienvenida.

  • ¿Cómo ha afectado el Covid-19 al ejercicio de la abogacía internacional?

Está claro que el Covid-19 y sus reverberaciones traerán un cambio social, económico y de gobierno fundamental en todos los rincones del mundo; y, jurídicamente, nuevos desafíos a nuestras libertades y derechos fundamentales. La forma de esos cambios y su impacto aún está por concretarse. Es en este contexto de incertidumbre y fluidez, la Ley es el ámbito en el que nosotros, en tanto que abogados, tenemos una responsabilidad y un desafío especiales.

La ley -la Ley Civil en particular- proporciona el marco para prácticamente todos los aspectos de la sociedad, desde las relaciones laborales hasta el derecho de familia y las disputas comerciales. Como tal, la seguridad jurídica supone una luz en medio de la niebla de un mundo impredecible y cambiante. Pero aunque la ley sirva de brújula, también debe adaptarse para mantenerse relevante y visible. Este es especialmente el caso en un momento de cambios tectónicos tanto a nivel internacional como nacional.

Los abogados somos quienes debemos equilibrar estos dos imperativos: mantener las guías a la vez que asegurar que responden a las necesidades sociales en evolución. Este no es el desafío de un país o un sistema legal único, sino más bien un desafío común para toda la humanidad. Y aquí es precisamente donde la UIA desempeña un papel crucial, no solo para promover el estudio y el desarrollo de la Ley -entendida como un sistema de valores propios de un Estado de Derecho-, sino también para conectar abogados e ideas a través de las fronteras. A medida que el mundo entra en una nueva era incierta, nuestra red es más relevante que nunca.

  • ¿Cuál es la relación de la UIA con las instituciones y corporaciones de la Abogacía nacionales y locales, como el Consejo General de la Abogacía Española?

La relación de la UIA con las instituciones de la Abogacía nacionales y locales -como el Consejo General de la Abogacía Española-, es siempre de escucha y de colaboración.  Brinda una ventana privilegiada al exterior. Como he mencionado, la UIA reúne a abogados de más de 110 países, unos con tradiciones jurídicas hermanas y otros con sistemas muy distintos al nuestro. Es un crisol de culturas en el que podemos observar, contrastar experiencias, debatir, crecer y apoyarnos recíprocamente -ya sea entre las Instituciones que son sus miembros colectivos o entre compañeros de profesión-.

  • ¿Cómo son las redes entre abogados internacionales en la UIA?

En la UIA nos preciamos de llegar a tener verdaderas relaciones de amistad con nuestros compañeros. Es común que los miembros más activos de la Asociación, que participan en distintos eventos a lo largo del año y procuran no perderse el Congreso Anual –que es el evento central, en el que hay sesiones de las distintas comisiones de trabajo (más de 50) a lo largo de cuatro días- se refieran a la relación empleando el término francés  “convivialité”, que ha sido acogido en español con el neologismo “Convivialidad”  que significa la calidad de nuestra convivencia o de nuestra habilidad para convivir y relacionarnos con los demás en forma sana. Es lo que muchos describen como “una gran familia”. En este contexto, surgen tanto redes formales como informales de colaboración.

Las relaciones interpersonales evidentemente no se crean en un  día, y por eso para facilitar la visibilidad a los miembros de la UIA entre sí y que se favorezca esa creación de redes, desde 2013 se viene organizando en el Congreso anual una sesión de una mañana o una tarde de “speed dating”. Se trata de una sesión en la que cualquiera puede presentarse personalmente y presentar su despacho ante los asistentes, y escuchar las presentaciones de los demás, con lo que permite a quienes participan localizar a aquellos que tienen su misma rama de especialidad -o alguna que le resulte complementaria- y localizar despachos en países con lo que pueda tener algún tipo de relación profesional, en los que pueda tener interés en tener un abogado o despacho de referencia. Tras las presentaciones, se pasa a un formato parecido a un coctel, en el que cada cual se acerca a quien le ha interesado con su presentación. Este año no ha resultado posible organizarlo, pero en los anteriores seis Congresos Anuales he presidido la sesión con su impulsor, el abogado de Hong Kong, Fred Kan, y hemos visto establecerse numerosos contactos profesionales entre participantes que al parecer han resultado fructíferos para los interesados.

Por poner un ejemplo práctico, a mí, mi participación en la UIA me ha permitido poder descolgar el teléfono para hacer una consulta en interés de un cliente a abogados que puedo catalogar como amigos y cuya profesionalidad y buen hacer me consta, en lugares tan variados como Alemania, Canadá, India, Nueva Zelanda, Senegal o Sud África…  ¡eso es la UIA!

  • En estos tiempos, ¿hacia dónde deberían dirigirse las formaciones y eventos de la UIA?

Actualmente seguimos teniendo que prescindir de los encuentros presenciales y debemos centrarnos en  los eventos virtuales. Solo entre primeros de abril y finales de septiembre se han organizado en el seno de la UIA más de cincuenta seminarios virtuales de las más variadas materias. Esta cifra puede parecer enorme, y lo es, pero no podemos olvidar que la UIA es una asociación internacional de abogados generalista -no centrada en una única especialidad-, en la que trabajamos en Comisiones por áreas de práctica –más de cincuenta-, y comisiones “generales” como la de Porvenir del Abogado; Comités y sub-comités –como el de los Principios Esenciales de la profesión de Abogado, que produjo una Resolución  ratificada durante la Asamblea General en octubre de 2018-; a través de UIA IROL, etc… Son distintos planos que conviven y en algunas ocasiones se superponen o tienen ámbitos en común y colaboran en su actividad.

En ese sentido, el equipo que coordina los eventos –“cápsulas” y seminarios virtuales de varias sesiones-, tiene que –si me permite la expresión- “hacer encaje de bolillos” para coordinar toda la oferta de formaciones y eventos. Hay ocasiones en que se reciben peticiones de miembros colectivos para colaborar en la organización de un curso formativo específico, de especial interés para su colectivo, y en otras ocasiones son las estructuras internas de la UIA a las que me he referido –por ejemplo de Comisiones- las que ponen sobre la mesa el interés de organizar algún programa. En ese sentido -más allá de las reuniones internas de las Comisiones y de los Comités Nacionales y Regionales, que diría que son capítulo aparte-, hay que procurar que la oferta general de actividades resulte equilibrada y atractiva. Y tendremos que revisitar la cuestión del coste de estos eventos. Durante los pasados meses se ha hecho un esfuerzo descomunal para ofrecer actividades abiertas incluso a no miembros y sin cargar costes, pero habida cuenta el enorme trabajo que tiene detrás esta actividad y el coste que tiene para la asociación, habrá que intensificar la búsqueda de patrocinios y posiblemente asignarles un coste.

Más allá de este tiempo inmediato, en el que no podemos organizar seminarios presenciales, espero que en unos cuanto meses se puedan retomar ese tipo de encuentros, que permiten una experiencia mucho más enriquecedora, porque da la posibilidad de tener tiempo de calidad con quienes participan en los seminarios. Sin embargo, creo que los seminarios virtuales han venido para quedarse, y es posible que a la larga lo que suceda es que convivan ambas formas -quizás incluso optándose por seminarios que permitan ambas modalidades, con un coste inferior para quienes participen virtualmente.

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