Carolina Zapater y Lucía Romeu: “Debería haber un letrado de guardia en cada partido judicial”

Colegiadas en Huesca desde 1995 y 1998, respectivamente, e inscritas en el turno penal y en el de violencia de género. Actualmente ambas forman parte de la Junta de Gobierno de su colegio donde desempeñan funciones en la Comisión de Turno de Oficio.

¿Por qué decidieron incorporarse al Turno de Oficio?

Cuando nos inscribimos en 1995 lo hicimos por cuestión práctica: recién colegiadas, había conseguir los primeros ingresos. Ninguna procedemos de familias ligadas a la profesión y comenzamos con despachos unipersonales de ámbito rural. Tras 28 años inscritas, ahora se trata de una cuestión vocacional en la que prima esa labor altruista de ayuda a los más necesitados vinculada con la función social de la abogacía.

¿Ha cambiado la tipología de casos que atienden los abogados de oficio?

Los casos están estrechamente relacionados con los problemas sociales. En circunstancias de crisis económicas como la actual aparecen más designaciones por impagos, deudas o desahucios. Y en el ámbito penal, no cabe duda de que ha existido un incremento en materia de violencia de género.

¿Cómo creen que los clientes de la Justicia Gratuita perciben su trabajo?

La percepción es muy positiva y no somos la excepción, pues cuando se pregunta a la ciudadanía resulta ser un servicio muy bien valorado. Es gratificante cuando, una vez terminado el expediente, los clientes vuelven a llamarte para que les asesores en otros temas, casi como “abogado de cabecera”. Nos consta que el prestigio del servicio y su organización por los colegios de la abogacía transciende nuestras fronteras.

 ¿Piensan que los casos en los que interviene un abogado de oficio reciben la misma atención por parte de los juzgados que el resto de casos?

No hay discriminación. La profesionalidad de las personas que trabajan en la Administración de Justicia se presupone y no hemos observado un cambio de actitud respecto de los casos que no son de Turno de Oficio.

Además de una remuneración más acorde al trabajo realizado, ¿qué otras mejoras son necesarias?

La remuneración no se corresponde con la calidad del servicio prestado, por ello no cesaremos en nuestra reivindicación de mejorar los baremos. Es increíble que todavía existan actuaciones que no se remuneran por no estar previstas en ellos. Por otro lado, es incomprensible que no exista una adecuación normativa que permita retribuir a los letrados a los que se les encomienda un asunto del turno de oficio, aun cuando no exista el reconocimiento del beneficio de justicia gratuita.

En un entorno rural como el nuestro, se echa en falta más compañeros que puedan adscribirse para atender una guardia. Resulta insuficiente para un territorio tan extenso como el de nuestra provincia y con unas características orográficas y climatológicas tan difíciles, que una sola persona deba atender multitud de asuntos en varios juzgados o centros de detención y que, además, en los casos de incompatibilidad o coincidencia de señalamientos no sea posible la sustitución inmediata por un compañero que esté de guardia dentro de tu mismo partido judicial. Por ello reivindicamos un letrado de guardia para cada partido judicial, así como un letrado sustituto.

¿Qué aspecto o especialidad de la formación que se ofrece a los abogados del Turno por parte de los Colegios consideran que debería mejorarse?

Los colegios hacen una gran labor pedagógica gestionando anualmente cursos de acceso al Turno de Oficio, de reciclaje o de adaptación a nuevas leyes o tecnologías. Las nuevas formas de conexión telemática han ayudado a que compañeros de todos los partidos judiciales puedan asistir sin necesidad de desplazarse al centro formativo.

¿Qué caso de oficio les viene a la mente cuando repasan su trayectoria?

L.R. Cualquier asunto de familia en los que mi intervención haya servido para reconducir una situación conflictiva en la que se estuvieran viendo afectados menores.

C.Z. Los casos de familia siempre te dejan huella, pero en ámbito penal, recuerdo una acusación por agresión sexual a una menor, sin denuncia, cuya instrucción procedía de un bulo y por el que, finalmente y tras seis años de calvario, conseguimos se absolviera a nuestro cliente.