08 julio 2020

Miguel Castells, letrado en el Turno durante más de 60 años: “No hay abogado que pueda vivir solo con lo que gana de asuntos de oficio”

-Por Mercedes Núñez Avilés-

Miguel Castells empezó a ejercer la Abogacía ante los Tribunales en 1958, lleva más de 60 años en el Turno de Oficio y representa al abogado con más edad que sigue aún ejerciendo con toga, por ello esta semana le han entregado en el Colegio de Abogados de Gipuzkoa una condecoración especial a toda una vida defendiendo a los más vulnerables. Hemos charlado con él, en esta semana de actos por el Día de la Justicia Gratuita, para que nos cuente su experiencia, larga en su caso, y representativa del espíritu de la convicción de que todas las personas tienen el derecho a una defensa justa y digna.

Estudió los primeros años de derecho interno en la Universidad de Deusto (Bilbao) por prescripción paterna. Los dos últimos años lo hizo, “buscando  -en expresión suya-  los mejores catedráticos”, en Madrid, como alumno oficial (presencial) en la Universidad Central donde tuvo como profesores a Joaquín Garrigues, Jaime Guasp, Hernández -Gil, etc. Aunque iba para notario, circunstancias personales le llevaron al mundo de la Abogacía.

Cuéntenos cómo fueron sus comienzos en el Turno de Oficio

Preparaba en Donostia-San Sebastián oposiciones a notario, cuando una bienvenida tuberculosis me apartó de la oposición y me llevó a un sanatorio, sito en las proximidades del poblado de Fuencarral, y luego, ya dado alta, a practicar la pasantía de abogado en un despacho de Madrid. El aire del Madrid de entonces era limpio y seco, sano como estar al pie de la Sierra.

Vuelto a Donostia me colegié en el Colegio de Abogados de Gipuzkoa y abrí despacho en febrero de 1958 a base de llevar los asuntos de oficio de todos los abogados que conocía. En aquella época el turno de oficio era obligatorio para todos los abogados ejercientes y no se retribuía. Se consideraba que era un honor llevar gratis la defensa de quien carecía de recursos; pero los abogados ya situados nos pasaban con facilidad los asuntos de oficio a los compañeros que empezábamos. La defensa ante los tribunales me realizaba como persona y metí todas las horas que pude. Dos despachos importantes vieron que dominaba el tema y empezaron a pasarme asuntos de pago. No hay abogado que pueda vivir solo con lo que gana de los asuntos de oficio.

¿Cuáles eran las especialidades que se llevaban en el Turno de Oficio en esos años?

He ejercido en toda clase de jurisdicciones y tribunales. En la jurisdicción ordinaria ante tribunales civiles, penales, contencioso administrativos y laborales. También, en la actualidad en el Tribunal Constitucional y en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Pero también he defendido en el desaparecido Tribunal de Contrabando, en Consejos de Guerra de la Jurisdicción Militar, en la Jurisdicción Eclesiástica, que en cuestiones matrimoniales era la competente si alguno de los cónyuges estaba bautizado, en juicios de extradición en el Estado francés, etc.

Hoy en día la evolución del mundo y complejidad de la vida me han hecho acotar y especializar mi actividad profesional. Por ejemplo, tras la muerte de Franco, a partir de la legalización de los sindicatos y dado que en la jurisdicción laboral mi despacho sólo defendía a trabajadores por cuenta ajena, consideré que mi intervención carecía ya de razón de ser en dicha jurisdicción y me retiré de la misma.

¿Especialidades en el turno de oficio de aquéllos años? Solo recuerdo haber trabajado de oficio en el orden civil y en el penal ordinario. En la jurisdicción militar la posibilidad legal de que interviniéramos abogados paisanos, es decir que no fuéramos militares, se hallaba muy limitada y durante mucho tiempo dicha posibilidad no existió. En cuanto a la defensa de oficio, en dicha jurisdicción, se ejercía sólo por militares, que no solían ser abogados. En la jurisdicción laboral el sindicato vertical tenía atribuida la función propia de la defensa de oficio y de la justicia gratuita.

Comenta que antes trabajar en el Turno le dio prestigio. ¿Qué imagen cree tienen ahora los ciudadanos sobre los abogados del Turno de Oficio?

Los justiciables que tienen lo que antes se llamaba “posibles” no acuden a un abogado del turno. Piensan que van a tener mejor defensa con un abogado al que le paguen de su bolsillo que no un abogado al que su bolsillo no le paga. Se equivocan.

El abogado de oficio es fundamental y su labor eficaz desde el punto de  vista de la justicia y el justiciable. La mayoría de los casos en materia penal lo llevan abogados de oficio, con unos honorarios que económicamente no recompensa su esfuerzo. En mi opinión, en una estadística general de casos judiciales a nivel del Estado, a mayor proporción de defensas llevadas de oficio correspondería un mayor avance hacia el ideal de justicia igual para todos. Lo digo de una forma simplista que espero poder aclarar al contestar a alguna otra pregunta de esta entrevista. Como fuere hay que reconocer que hoy en día las personas con pocos recursos no van felices al Turno, preferirían poder escoger y poder pagar.

Algunas anécdotas peculiares sobre el Turno de Oficio que haya vivido en primera persona…

En el año 1996 colaboré, en el primer juicio ante el Tribunal del Jurado en Gipuzkoa, con el abogado defensor de oficio, buen abogado y amigo, a petición del mismo. Tenía enfrente además de al fiscal a tres abogados, que acusaban, dos de ellos cada uno como acusación particular de cada una de las dos víctimas, y el tercero en ejercicio de la acusación popular del Ayuntamiento del domicilio de las dos víctimas. Acusaban por dos delitos de asesinato consumado, con pluralidad de agravantes, y otro de tenencia ilícita de armas y pedían más de sesenta años de prisión. Entre otras intervenciones practiqué los interrogatorios al acusado y a los peritos. La sentencia desestimó los asesinatos y condenó por homicidio con atenuantes, uno de ellos el eximente incompleto de trastorno mental, imponiendo una pena muy inferior a la solicitada. A partir de aquel año estuve dando clases hasta el año 2012 sobre el procedimiento ante el Tribunal del Jurado en la Escuela de Práctica Jurídica de Gipuzkoa.

Tuve también un caso que contradice lo que la sociedad suele pensar sobre el turno de oficio. Hace años el Colegio de Abogados de Madrid me dio la distinción habitual por llevar 25 años colegiado. Mantengo dicha colegiación. Bueno, estaba apuntado al Turno de oficio en Madrid para arbitrajes y me correspondió un caso de herencia de la rama de una familia muy importante, que estuvo vinculada a la propiedad de uno de los periódicos de más antigüedad en España. Los litigantes pagaron unos honorarios inhabituales en turnos de oficio.

¿Ha cambiado la tipología de casos en el Turno de Oficio? ¿En qué ha cambiado la Justicia del Siglo XXI a la que conoció cuando comenzó a ejercer esta profesión?

Han cambiado como ha cambiado la sociedad. El último caso del turno de oficio que me correspondió fue el de una persona enferma y adicta, acusada de robo. Hoy en día son los más abundantes en causas penales. En mis comienzos eran raros esos casos.

El abogado con el que trabajé en Madrid, me puso tres condiciones para la pasantía: que no le hiciera preguntas, que no usase para mis escritos ningún modelo y que no le dictase al secretario que tenía. El propio abogado fue incumpliendo la última condición. Me decía “en este caso, que es urgente, díctale a Victoriano”; pero en un despacho de abogados todos los casos son urgentes y acabé la pasantía sin saber escribir a máquina. Hoy en día sigo sin saberlo y lo estoy pagando. Muchas cosas han cambiado. Hoy día un abogado que no domine la mecánica del ordenador y la telemática  y se “actualice” con rapidez no puede ejercer la profesión de abogado con toga. Los jueces ahora son bastante independientes, antes no. En todo aquél tiempo (hasta finales de 1975) no hubo, que yo sepa, un solo juzgado en España que procesase a un policía por torturas de motivación política o mejor dicho  -dado que el delito de tortura no estaba tipificado en el Código Penal-,   por su equivalente de lesiones y coacciones de motivación política. Desde luego no lo hubo en el País Vasco. No existía el delito de fraude o de delito fiscales en el Código Penal, aunque sí otras figuras jurídicas con las que se habría podido introducir una infracción equivalente al fraude fiscal; pero salvo algún caso muy puntual y excepcional no hubo casos judiciales. El caso de la mujer en los años 50 y 60 era sangrante. Gané varios juicios de separación en un Tribunal Eclesiástico, aunque era difícil; pero luego el marido no pagaba la pensión, se insolventaba y no pasaba nada. No existía el delito de impago de pensiones, etc.

Nos confirmaba que sigue sin saber escribir a máquina, ¿Qué opinión le merece el uso de las nuevas tecnologías en los juicios?

Estos métodos modernos me desbordan. En mi opinión, en los juicios penales es fundamental la “presencialidad” del abogado defensor. Tiene que estar físicamente presente, como mucho a 2 metros de su defendido. En la Justicia el factor de humanidad es superior al telemático. Si no hay más remedio que correr riesgos, pues se corren. En todo caso, y dado lo que hay, está claro que aprendes a manejarte con las nuevas tecnologías o cuelgas la toga.

¿Qué especialidad echa en falta en el Turno de Oficio?

Ha habido tal desarrollo en todos los temas que se impone la especialización. Ello conlleva el peligro de que el abogado pierda la visión general, la necesaria visión del conjunto contextual en el que está situado el caso concreto. Con independencia de ello, considero que el Turno de Oficio debería acoger cuantos más temas y materias mejor, como por ejemplo los casos de aplicación de la Ley de Segunda Oportunidad, para que el ciudadano con deudas pueda volver a empezar.

A parte de la pronta y justa retribución que sigue por desgracia en la situación actual, ¿qué es necesario cambiar en el Turno de Oficio?

Desde el punto de vista del justiciable, habría que reconocer el derecho a escoger el abogado, dentro de la lista en el turno de voluntarios. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Lo de la remuneración está claro. Además los juzgados podrían tener más consideración con el abogado del turno de oficio. Por ejemplo facilitarle siempre y en cualquier caso copia de los sumarios o actuaciones.

Entiendo que desde la perspectiva de la justicia ideal, la justicia como servicio público debe prestarse y, como parte de ella, la defensa del justiciable, también como servicio público, debe facilitarse cumpliendo los principios de igualdad y de independencia. Y estos principios, desde la perspectiva de la Administración de la Justicia real se cumplen más cuanto más se extienda la justicia en la que para el justiciable su defensa sea gratuita y para los abogados su actividad de defensa sea remunerada con los fondos públicos. En dos palabras, para mí el ideal, que en estos momentos cae lejos, sería que al igual que la actuación acusatoria del fiscal se remunera íntegramente con fondos públicos, ocurriera lo mismo con la actividad del abogado defensor. Por eso dije antes que a mayor proporción de defensas de oficio mayor avance hacia el ideal de Justicia igual para todos. Me refiero claro está al orden penal.

¿Cómo ve la situación en los juzgados y en los despachos en esta nueva normalidad? ¿Qué papel jugarán los abogados del Turno de Oficio en esta situación de crisis social y económica?

Hay inseguridad. En la Abogacía sigue habiendo crisis. La había antes de la pandemia. En mi despacho por ejemplo, la secretaria, cuya función es fundamental, está con un ERTE a media jornada, que quiero prorrogar hasta septiembre. Tengo muchos casos parcialmente parados. La gente ha aprendido a vivir sin acudir a los abogados. Habrá especialidades que no sufrirán rebaja en su actividad, como es el caso del ámbito laboral. En los litigios de familia, por ejemplo, la pandemia, según dicen, ha paralizado los divorcios. Cabe posibilidad ahora de repunte de casos que no se han podido denunciar. Habrá que esperar. Los Juzgados, con los que estoy en contacto, en este momento están agobiados. Tenemos también el problema del mes de agosto.

¿Por qué es fundamental la formación continua en la Abogacía y más en concreto en el Turno de Oficio?

Porque hay que anticiparse. La normativa y la sociedad, el mundo cambian continuamente. La Justicia perfecta no es de este mundo. Se crean Comisiones y organismos que de inmediato dictan normas. Surgen nuevas situaciones y desaparecen o se modifican las existentes. En mis más de 60 años de profesión, no he dejado de actualizarme, adquirir monografías, analizar normas, leyes y sentencias, en papel y en bases de datos, etc. Cuando comienzo a ejercer, el caso estrella, que más abundaba en nuestros despachos en Donostia, era claramente el arrendaticio. Hoy no hay caso estrella. Aprendí mucho en el turno de oficio, como también en los otros asuntos. Ahora estoy obligado a seguir poniendo a su servicio la experiencia y formación obtenidas a lo largo de estos años.

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