18 junio 2021

Claves para realizar un informe oral persuasivo y hacer que la prueba “hable”

“El lenguaje del juicio es el lenguaje de la prueba; probar y luego saber transmitir oralmente su valor al juez es esencial en juicio. La prueba no habla por sí misma; a la prueba hay que hacerla hablar”, afirma Óscar Fernández León. Y es que al elaborar el informe oral, debemos dejar fuera opiniones, juicios de valor e información ajena a la prueba. Ésta es una de las principales conclusiones de la ponencia “Claves para realizar un informe oral persuasivo”, impartida por Fernández León en la última jornada del ciclo sobre ‘Habilidades de la Abogacía’ organizado por el Consejo General de la Abogacía Española.

Para que el informe oral cumpla con su cometido persuasivo, el punto fundamental es el alegato. A la hora de prepararlo, hay que tener en cuenta también el auditorio al que va dirigido, formado por juez y tribunal, que son difícilmente sugestionables por la emoción; la parte contraria –abogado y fiscal-, el jurado –si lo hubiera- y el público. “El alegato es la última oportunidad que tiene el abogado, en la mayoría de ocasiones, para exponer oralmente esas conclusiones tras la valoración de la prueba de forma inmediata”, afirma León. “En el alegato, valoramos pruebas, pero le pedimos al juez que falle en el sentido que nosotros pedimos”, añade.

Para elaborar un buen alegato hay que tener en cuenta tres aspectos estratégicos del mismo: el acto de comunicación, el acto probatorio y el acto argumentativo. En cuanto a la comunicación del alegato, hay que hacer un uso apropiado del lenguaje verbal y no verbal, y debe ser conciso, claro, breve, ameno y preciso. Por su parte, en la parte probatoria debemos fijarnos en la cobertura probatoria, en realizar un análisis realista, la idoneidad y veracidad de la prueba y la credibilidad. Por último, sobre el ejercicio argumentativo, debemos exponer la teoría del caso, la prevalencia de los hechos y su valoración probatoria, debe ser estructurado, tener solidez y ser flexible.

En cuanto a la estructura del informe oral, explica León: “Es fundamental estructurar el discurso para dotarlo de orden, de unidad, de coherencia, de flexibilidad, de capacidad para retener y exponer las ideas principales del discurso y, sobre todo, para obtener la atención del juez”. Una buena forma de organizarlo es la basada en el exordio, división, narración, argumentación y refutación y epílogo.

Respecto a los principales errores de exposición del alegato, se pueden citar: la exposición del informe con escasa argumentación jurídica, la falta de estructuración del informe oral, una excesiva extensión o duración en la exposición del mismo, la escasa prevalencia de los hechos y de su valoración probatoria, la reiteración de argumentos o la exposición con arrogancia.

En cuanto al público destinatario del informe, hay que tener en cuenta al jurado –si lo hay-, puesto que “condiciona altamente el discurso del abogado”. Dada su falta de técnica jurídica y su falta de capacidad de enjuiciar, el mensaje debe transmitirse con concisión, claridad, sencillez, orden y seguridad.

Como conclusión: “Hay que otorgarle el valor que se merece al informe oral, prepararlo adecuadamente y, sobre todo, interiorizar esos aspectos estratégicos que hemos visto: comunicación, argumentación y prueba”.

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