18 noviembre 2014

Colaboración con la Bolsa de Expertos en cooperación internacional del Consejo General de la Abogacía Española

Por: Ainara Estévez Vallarta

La cooperación al desarrollo comprende el conjunto de actuaciones, realizadas por actores públicos y privados, con el propósito de promover un progreso económico y social global sostenible y equitativo. Vista así la cooperación al desarrollo parece constituir una dimensión más de las relaciones comerciales internacionales, sin embargo la cooperación al desarrollo busca mucho más. Pretende el desarrollo de todos los países y unas relaciones internacionales más justas que se desarrollen en un plano de igualdad entre los países.

Los principales actores públicos de dicha cooperación son las instituciones multilaterales, los gobiernos de los países donantes y receptores, las administraciones públicas locales, las universidades y los colegios profesionales. Muchos países europeos y la propia Comisión Europea tienen Agencias de cooperación al desarrollo para gestionan las ayudas al desarrollo de los presupuestos estatales y de la unión Europea. Estas Agencias a menudo buscan expertos independientes que asesoren o realicen proyectos de ayuda internacional. Por ello esta Bolsa acoge expertos en temas relacionados con el Derecho que estén interesados en participar en proyectos de cooperación con una dimensión internacional.

La cooperación internacional es un ámbito laboral poco explorado por la abogacía. Los abogados no tienen claro como  acceder a la misma ni en qué clase de proyectos pueden esperar participar. Existe además un cierto miedo a la “internacionalización” pues parece que el Derecho pertenece a un ámbito siempre local o nacional, sin embargo a día de hoy cada vez es más necesario salir de las propias fronteras en busca de nuevos horizontes profesionales. Colaborar con instituciones públicas y con organismos internacionales constituye una salida laboral muy atractiva para aquellos juristas que deseen especializarse en materias como los Derechos humanos, el arbitraje o la igualdad de género. De hecho quizás sea más fácil de lo que parece colaborar con instituciones de orden internacional como Naciones Unidas y la AECID (la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo, cuya labor está muy extendida especialmente en Latinoamérica), ya que sus procesos están siempre abiertos a expertos de todo el mundo a través de sus páginas de internet donde se deben rellenar unos formularios específicos que valoran más la experiencia y competencia profesionales en determinados ámbitos que las calificaciones y estudios realizados.

Quien quiera explorar estas nueva opción laboral debe ser muy flexible y abierto de mente, ya que se deberá trabajar en ambientes laborales diferentes a los nacionales que muchas veces manejan desde tratamientos más formalistas de las personas hasta una concepción diferente del tiempo que se le dedica a cada proyecto. Ambos requisitos suelen ser habitualmente pedidos en los Términos de Referencia de los proyecto (TORs, en inglés). También hay que estar dispuesto a viajar a otros países y dentro de los mismos a zonas no tan confortables que, sin embargo, suelen representar una oportunidad única de conocer un país hasta las “entrañas”; así que un poco de espíritu aventurero nunca estará de más tampoco a la hora de enfrentarse a un nuevo proyecto.

En cooperación internacional se pueden encontrar diversos tipos de proyectos que necesitan juristas. Muchos de ellos precisan profesionales que aporten un enfoque de Derechos Humanos que necesariamente se debe respetar a lo largo del mismo. Anteriormente los proyectos de cooperación al desarrollo se enfocaban por objetivos, sin embargo, en la actualidad cada vez más agencias de cooperación, como la Sueca (SIDA en sus siglas en Inglés, Swedish International Development Agency), un referente internacional en el mundo de la cooperación por lo extenso de su labor en el mundo, adoptan el llamado “enfoque de derechos”, es decir, cada proyecto tiene uno o varios Derechos Humanos que quiere proteger o promover y las acciones previstas en el mismo se enfocan siempre desde ese punto de vista. De esa manera el proyecto guarda más coherencia interna. La experiencia como consultor suele ser en solitario aunque algunos proyectos permiten integrarse en comisiones interdisciplinarias para la elaboración de informes. Otros proyectos son colaboraciones entre las diferentes agencias de cooperación y las administraciones de los países receptores para llevar a cabo alguna acción para la promoción de los Derechos fundamentales mediante cursos o informes.

A través de la Bolsa de Expertos Internacionales, me encuentro participando en un programa conjunto de cooperación técnica entre la AECID y el Gobierno panameño para el Fortalecimiento de la Administración de Justicia y Seguridad Ciudadana. A través del mismo se pretende divulgar entre sus funcionarios de Justicia el contenido de la “Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia en el Ámbito Judicial Iberoamericano” adoptada recientemente por el Ministerio Público (nuestra Fiscalía) y la Corte Suprema de dicho país. Para ello ha sido necesario, en primer lugar, elaborar un diagnóstico de la situación de dichos derechos en el país, crear una metodología apropiada y adaptada al perfil de los asistentes a los cursos e incluso crear los materiales didáctico para los mismos, y por ultimo elaborar un informe final que recoja los resultados de la experiencia y permita replicarla en el futuro por los funcionarios de Panamá. Al ponerme en contacto directo la Bolsa de Expertos con la Secretaria panameña gestora del proyecto, el programa me ha permitido una enorme libertad en cuanto al enfoque y contenido de dichos cursos. Es una gran ventaja que favorece la creatividad.

Este tipo de experiencias no sólo enriquecen el curriculum sino que permiten además conocer otros ordenamientos jurídicos y establecer interesantes relaciones laborales fuera de nuestras fronteras. Son un interesante reto personal, además de la oportunidad de conocer otros países, culturas y formas de trabajo; el trabajo intercultural enriquece los puntos de vista de quienes participan de él y evita repetir siempre los mismos esquemas de trabajo por la obligación de adaptarse a nuevos conceptos culturales. Su duración no es mucha normalmente, apenas unos meses, pero conllevan mucho trabajo de fondo para quienes quieren implicarse en ellas.

En mi experiencia cuando he trabajado en el extranjero he encontrado muy pocos compañeros cuya preparación y formación de base sea jurídica pero siempre se han beneficiado de esa formación cuando he formado parte de un equipo de trabajo por lo que animo a quienes me leen a unirse a la Bolsa de expertos. El proceso de selección es rápido y muy eficaz, una vez apuntado a la misma son ellos quienes remiten tu CV, si es adecuado, a aquellas instituciones que han solicitado un experto e inmediatamente son las propias Instituciones quienes se ponen en contacto contigo. De esta manera tan rápida puedes decidir si quieres participar en el proyecto o no. Al estar en contacto directo con el solicitante es muy fácil acordar las fechas y cronograma del proyecto y el alcance y objetivos del trabajo solicitado, lo que permite simultanearlo con otras ocupaciones.

 

FUENTES:

  • La cooperación internacional para el desarrollo” Cuadernos para la cooperación al desarrollo, 2010, Universitat Politècnica de València.
  • Diccionario de acción humanitaria y cooperación al desarrollo” versión digital, elaborado por la UPV-EHU Universidad del País Vasco y la Asociación Hegoa, www.dicc.hegoa.ehu.es
  • Página web oficial de la AECID: www.aecid.gob.es
  • Página web oficial de la SIDA: www.sida.se/English/

 

 

 

 

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