15 abril 2019

El abogado Nicolás Montiel es el ganador del mes de marzo del Concurso de Microrrelatos de la Abogacía

Nicolás Montiel Puerta, abogado jienense especializado en Derecho Civil, ha sido seleccionado como ganador del mes de marzo en la XI edición del Concurso de Microrrelatos de Abogados, organizado por el Consejo General de la Abogacía Española y la Mutualidad. Bajo el título “Apagad la luz”, Montiel ha narrado el particular viaje en nave especial que realiza el abogado Jacinto. Una historia original e innovadora que ha convencido al jurado y que se ha hecho con el premio de 500 euros además de optar al premio anual de 3.000.

Este letrado del Colegio de Abogados de Jaén, que lleva casi 20 años de ejercicio en la profesión, no ha dudado en mostrar su sorpresa y alegría al enterarse de que resultaba ser el ganador mensual del XI Concurso de Microrrelatos. “Llevo participando desde aproximadamente el año 2016, es un concurso dinámico”, indica. Asimismo, señala que “la inspiración llega sobre la marcha, cojo las palabras de cada mes y empiezo a jugar con ellas”.

En esta ocasión, la Abogacía Española está dedicando los meses de marzo y abril al XII Congreso de la Abogacía, que se celebrará del 8 al 11 de mayo en Valladolid. En el mes de marzo las palabras seleccionadas fueron: Congreso, Abogacía, Transformadora, Futuro e Innovación. A través de estos términos, cerca de 800 participantes han descrito lo que para ellos significa este encuentro innovador centrado en el futuro de la abogacía y en la defensa de los derechos y libertades de la ciudadanía.

El relato ganador: “Apagad la luz”

Mi nave se adentra en la atmósfera terrestre. Hace diez años que no vengo a la Tierra e, incumpliendo la máxima de no volver al lugar donde has sido feliz, me acerco a mi pasado. Soy el último, el único. Ya no queda nadie.
Mi ponencia, que cierra el congreso, es un canto a la abogacía perdida, la que se daba exclusivamente entre humanos. Ellos no la entenderán; no usan togas, no sienten empatía, no se dan la mano.
Hablaré ante ojos mecánicos, incapaces de parpadear o derramar una lágrima. No mencionaré las bondades de la capacidad transformadora de la innovación en una profesión hoy relegada a una base de datos interplanetaria; no aludiré esperanzado a un futuro que ya no me interesa.
Voy a hablar de gente decente que conocí en lo que ahora me parece otra vida.
Mi nombre es Jacinto, y mi número de colegiado es...

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