El club de lectura del Colegio de Tarragona visita al poeta y arquitecto Joan Margarit

• El pasado día 7 de mayo , Margarit fue galardonado con el Premio Reina Sofia de Poesía Iberoamericana, el más importante del género

El pasado mes de abril y en el marco de la festividad de Sant Jordi, una representación del club de lectura del ICAT se desplazó a Sant Just Desvern para participar de un encuentro con el poeta y arquitecto Joan Margarit (Sanaüja, 1938), autor del libro Para tener casa hay que ganar la guerra, una de últimas propuestas de lectura de este club formado por abogadas y abogados tarraconenses.

Margarit nos recibe a la cafetería de Can Ginestar, una masía modernista donde se encuentra también la biblioteca municipal que trae su nombre. Premio Nacional de Literatura el 2008, nos sorprende saber que su legado documental no se encuentra en Cataluña si no en Madrid. “Lo cedí en Madrid porque me lo pidieron”, dice. Inexplicablemente ninguna institución catalana se interesó . “Las dos instituciones que me contactaron son la Boston University y la Biblioteca Nacional de Madrid”.

Considerado el poeta vivo más leído de la literatura catalana, Margarit es también catedrático jubilado de cálculo de estructuras por la Universitat de Barcelona. Esta doble vertiente está muy presente en sus poemas.

Con ochenta años cumplidos destaca la lucidez y la rotundidad con que expresa sus reflexiones, que van surgiendo de forma desordenada y espontánea. Pero nada de lo que dice es accesorio. Con él hablamos de arte, de poesía, de música, de arquitectura, de la vida y de la muerte, de política y también sobre los oficios, como el de la abogacía.

Del oficio de arquitecto recuerda la dificultad para acceder. “En aquella época, desde la república y hasta los años 60, estudiar una ingeniería era la única manera de situarse socialmente y las pruebas de ingreso eran durísimas, prácticamente no entraba nadie”.  A partir de un hecho anecdótico, como fueron las inundaciones del Vallès, se percató de la importancia de la seguridad de los edificios. Este es el momento donde, de repente,  arquitectura y poesía encajan. “La seguridad de la casa y de la persona, la poesía, el buscar refugio… es entonces que decido especializarme en el cálculo de estructuras y empieza mi vida de poeta y arquitecto”.

Sobre la cultura dice que vivimos en una sociedad anestesiada. “Todo el mundo tendría que leer, al menos, las 50 primeras páginas del libro Un mundo feliz para darse cuenta de hasta qué punto  los políticos no quieren ciudadanos cultos, quieren ciudadanos distraídos, conformistas y que no actúen por miedo a perder esta felicidad irreal”. Reivindica la importancia de la buena cultura, aquella que requiere voluntad y esfuerzo, sí, pero que también es la que te permite defenderte de la tristeza y de la intemperie que implica el hecho de vivir.

La Guerra Civil marcó trágicamente la generación de sus padres y por extensión también la suya. “La miseria y el miedo tienen otras cosas a hacer que recordar” escribe. Es por eso que ahora, ya en la senectut, decide poner por escrito los recuerdos de su niñez y juventud. Margarit es consciente que se encuentra en su última etapa de la que dice que no le hace ningún miedo porque, “dentro del lío que es la vida la vejez es la única etapa, junto con la niñez, que no será juzgada por nadie, ni por un mismo”, sentencia.

Jubilado de la arquitectura, Margarit continúa construyendo con las palabras. Declara que no hay nada más sencillo que entender un poema “porque si un poema es bueno, al lector se le removerá algo por dentro porque la poesía surge inevitablemente de la propia existencia y de la investigación de la verdad, un estado que es universal en el ser humano”.

Finalizamos el encuentro con la firma de libros y la entrega de algunos obsequios entre los cuales el libro “Guía de arquitectura de Tarragona del siglo XX”, que recibe agradecido de mano de los diputados de la Junta de Gobierno Ramon M. Sans y Ramon Setó.

Desde el club de lectura del ICAT felicitamos al poeta por su reciente galardón, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que se dio a conocer ayer día 7 de mayo y que es el más importante del género.