16 marzo 2021
El Colegio de Oviedo rinde homenaje a las víctimas de la pandemia
- El acto contó con la magistral interpretación al violín de Yuri Nasushkin
El domingo 14 de marzo se cumplía un año desde la entrada en vigor del Estado de Alarma en nuestro país debido a la pandemia de coronavirus. Al cumplirse este primer aniversario, la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo ha querido celebrar este hecho con un acto de reconocimiento a todas las víctimas de la pandemia.
El lugar elegido fue el vestíbulo de la sede colegial, donde las notas del violín de Yuri Nasushkin, interpretando la obra Sarabanda de J.S. Bach, resonaban por todo el edificio llamando al recogimiento y al recuerdo de todas las personas y, en especial, a los compañeros/as y trabajadores del ICA Oviedo, que han sufrido las consecuencias de esta enfermedad.
La música dio paso a la intervención del decano, Luis Carlos Albo Aguirre, situado en el descansillo de las escaleras y arropado por el resto de miembros de la Junta de Gobierno: “Nuestra corporación sigue conmocionada por los graves efectos en la salud pública provocados por la COVID-19 en el Principado de Asturias, en el conjunto de España y en los países más golpeados por esta pandemia global, que nos ha situaco en un escenario desconocido“.
El decano aprovechó la circunstancia para reivindicar una vez más el papel de “las abogadas y los abogados del Turno de Oficio, quienes ni un solo instante suspendieron el servicio de asistencia al detenido, a pesar de las precarias condiciones en que, en no pocas ocasiones, lo prestaron” y para los que pidió se les equipare a los cuerpos y fuerzas de seguridad en el orden de vacunación establecido.
El mensaje del decano finalizó con palabras de ánimo para todos los compañeros y compañeras: “Cierro los ojos y el mundo muere. Levanto los párpados y nace todo nuevamente. Pensad, sobre todo, en el día que tenéis que pasar como si fuera toda vuestra vida“. “No llevéis la imaginación ni a lo que ha pasado ni a lo que pueda venir“. “No perdamos la esperanza“.
Yuri Nasushkin se encargó de cerrar el acto con el “Adagio” de Mozart, invitando precisamente a eso, a no perder la esperanza y a mirar hacia adelante.