14 diciembre 2022
El IX Congreso de Derechos Humanos de la Abogacía analiza la guerra de Ucrania y las vías de negociación
La guerra de Ucrania corre el riesgo de enquistarse, por lo que es imprescindible propiciar unas negociaciones de paz aunque eso implique concesiones por ambas partes. Esa es una de las principales conclusiones de la primera jornada del IX Congreso de Derechos Humanos de la Abogacía, que se celebra hoy y mañana.
Así se reflejó en la mesa redonda “El flagelo de la guerra continúa” que protagonizaron Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal del Real Instituto Elcano para Rusia, Eurasia y los Balcanes; Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Carlos III; y Nicolás Castellano, periodista de la SER.
“La guerra va a ser larga, ha entrado en la fase de desgaste: los rusos están esperando que se rompa la unidad del apoyo occidental a Ucrania, y Occidente espera que las sanciones hagan desfallecer a Rusia y no pueda seguir adelante con la guerra. Es un equilibrio de debilidad que puede durar mucho tiempo”, contó Milosevich-Juaristi.
Pablo Simón explicó que “ningún actor tiene incentivos a corto plazo para detener las operaciones militares, están tratando de sentarse a la mesa de negociaciones con una posición más fuerte. No parece que a corto plazo se rompa el equilibrio militar y la situación corre el riesgo de enquistarse”.
Por ello todos destacaron la importancia de propiciar unas conversaciones de paz. “Parar la guerra es parar la muerte y las conversaciones de paz tienen que ir en ese sentido, aunque suponga ceder algo”, señaló el periodista Nico Castellanos.
Esta novena edición del Congreso está dedicada al derecho a la paz y la seguridad. “Desgraciadamente la situación que nos llevó a esta elección se vio empeorada día a día hasta el día de hoy”, lamentó la presidenta de la Abogacía, Victoria Ortega, en la inauguración.
Todos los ponentes coincidieron en destacar la incertidumbre que rodea el conflicto en Ucrania. “Nadie sabe qué va a pasar ni qué vamos a hacer con Rusia”, reconoció la directora de la Comisión Europea en España, Mª Ángeles Benítez Salas, quien destacó el apoyo de la UE a Ucrania, que ha incluido apoyo militar. “Promover la paz incluye ayudar a las víctimas de una agresión injustificada a defenderse”, añadió.
Milosevich-Juaristi subrayó la necesidad de mantener “un diálogo estratégico con Rusia” para propiciar un fin de la guerra. “Estar a favor de acuerdos de paz no significa apoyar a Rusia”, afirmó, después de señalar que hay que tener claro que “en todas las negociaciones todos pierden algo, no hay victorias totales” y en este sentido destacó que son cada vez más los analistas que opinan que Ucrania debería renunciar a recuperar Crimea.
También se habló sobre quién podría jugar un papel de mediador. Todos señalaron a Turquía. Y Simón señaló que “si China diera un paso adelante sería un actor clave en esas conversaciones de paz”.
El drama del pueblo ucraniano fue otro de los temas que se abordaron. “Están sufriendo mucho y están cansados de la guerra y decepcionados porque ven que la narrativa patriótica no es suficiente y la cosa se estanca. Hay cierto pesimismo”, contó Castellanos.
Mención especial se hizo al caso de las personas mayores en tiempos de guerra, en una mesa redonda, moderada por Blanca Narváez, directora general de la Fundación Mutualidad Abogacía, con Carlos Romeo, catedrático de Derecho Penal en la Universidad del País Vasco, Amaya Valcárcel, responsable de incidencia internacional en el Servicio Jesuita a Refugiados e Irene Arcas, directora de HelpAge International España.
Valcárcel explicó que hay muchas personas mayores que, en caso de conflicto como el de Ucrania, deciden quedarse y no huir. E Irene Arcas contó que hay ucranianos para los que esta es la tercera guerra que viven y señaló que hay que respetar “el derecho a decidir cómo quieren vivir los últimos años de su vida, y cómo quieren morir. Si quieren hacerlo en su casa, tienen todo el derecho”.
También se abordaron las migraciones en contexto de guerra. La abogada Patricia Fernández denunció que las entrevistas de solicitudes de asilo se estén haciendo principalmente por la policía porque “no están equipados para decidir si los migrantes tienen acceso a una protección que les garantice la defensa de sus derechos humanos”.
Marta García Cienfuegos, responsable de la unidad de protección del ACNUR, apuntó que hay 103 millones de personas desplazadas a la fuerza, muchos como consecuencia de la emergencia climática.
Y Anna Terrón i Cusí, directora de la FIIAPP, incidió en la importancia de una “reacción ordenada en el desplazamiento” de los grupos migratorios.
Para concluir la jornada, se analizó la seguridad humana en el próximo contexto apocalíptico. Tanto Jesús Núñez, director del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, como Beth Gelb, presidenta de Amnistía Internacional España, destacaron el cambio climático como una de las principales amenazas, unido al terrorismo internacional o el hambre. Otros aspectos que se trataron en esta mesa fue los peligros para la libertad de expresión y el papel de los medios de comunicación y los riesgos de la inteligencia artificial.