05 marzo 2021
El Proyecto Ödos publica el informe de su fase piloto en la atención a mujeres y menores vulnerables que llegan a las costas andaluzas
- La media de edad de las 85 mujeres atendidas es de 28 años y en su mayoría provienen de Costa de Marfil (54,1%) y Guinea Conakry (28,2%).
- De los 95 menores atendidos, el 58% son niñas, y un 65,3% son menores de 5 años
El Proyecto ÖDOS ha publicado el informe de evaluación de sus 2 años de fase piloto, que recoge las principales actividades, logros y resultados del camino recorrido y los retos que encaran para el futuro.
ÖDOS nació como un programa de atención integral a mujeres y a niñas, niños y adolescentes a su cargo que llegan de forma irregular a las costas andaluzas y se encuentran en una situación de riesgo victimológico. Este riesgo puede producirse, bien porque posiblemente hayan realizado el trayecto a través de redes de trata de seres humanos, sabiéndolo o no, o bien porque corran un grave riesgo de que su única salida de supervivencia en Europa sea a través de contextos irregulares que conducen con cierta frecuencia a entornos de prostitución forzada y explotación laboral.
Este proyecto ha contado desde sus inicios con una plural red de organizaciones colaboradoras y asesoras, de la que la Fundación Abogacía Española forma parte.
El programa ÖDOS se estructura en dos fases: la primera es un recurso residencial (La Muela) para las mujeres y menores a su cargo por un tiempo de entre 3 y 6 meses, gestionado por la Fundación Emet Arco Iris en Montilla, Córdoba. La segunda fase está integrada por entidades que se comprometen a seguir ofreciendo alternativas de inclusión a las mujeres y menores en España tras su salida del recurso residencial en fase I, con recursos de acogida y acompañamiento con una duración indefinida y adaptada a los procesos inclusivos de cada caso
Desde el comienzo del proyecto y hasta marzo de 2020 en este centro, en su primera fase atendió a 85 mujeres y a 95 menores, no siendo meramente asistencial la labor desarrollada, sino sobre todo a través de estrategias de acompañamiento integral, a través de la información y formación de estas mujeres y el mantenimiento del vínculo entre ellas y todo el equipo.
POSIBLES VÍCTIMAS DE TRATA O DE MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA
Aunque no se conoce con exactitud la cantidad de mujeres potenciales víctimas de trata que llegan a las costas andaluzas, si se ha detectado a un colectivo de mujeres, acompañadas de menores de edad, que pueden ser susceptibles de situaciones ocultas de riesgo que terminen sufriendo algún tipo de explotación sexual o laboral. La media de edad de las mujeres atendidas es de 28 años y en su mayoría provienen de Costa de Marfil (54,1%) y Guinea Conakry (28,2%).
De los 95 menores atendidos, el 58% son niñas. Este hecho se explica porque una gran cantidad de mujeres huyen de sus países de origen para evitar la mutilación genital de sus hijas. Del total, un 65,3% son menores de 5 años.
PRINCIPALES RETOS
El transcurso de la fase piloto de 2 años ha evidenciado la necesidad de perfilar e ir modificando algunos de los objetivos iniciales del proyecto.
En cuanto a la prevención de la trata con fines de explotación sexual, al inicio se partía de la base de que las mujeres eran conscientes de ser víctimas de trata. Sin embargo, la realidad es que muchas de ellas no se reconocen tal. De hecho, desde que se puso en marcha el proyecto ninguna de las mujeres se ha reconocido como víctima. Así las cosas, el proyecto se propone un cambio de planteamiento orientado a identificar si existen indicios de que las mujeres puedan encontrarse en situaciones de riesgos que deriven en explotación, también considerando que las instituciones ponen muchas veces en duda sus relatos y experiencias.
En relación con la protección de la infancia, el objetivo es continuar visibilizando cómo la falta de inscripción registral deja fuera del sistema a los menores, pues si ni siquiera pueden acceder a su derecho a la identidad, tampoco podrán hacerlo al resto de sus derechos. A pesar de haber finalizado con éxito 5 reagrupaciones familiares, hay que seguir insistiendo en la necesidad de evitar la separación de los menores con la mujer que le acompaña independientemente de que la prueba de ADN sea negativa y haya un vínculo positivo.
La mayor parte de estas mujeres que migran lo hacen por motivos de género: evitar la mutilación genital femenina de sus hijas, ser víctimas de violencia de género y de matrimonios forzosos. Todas ellas representan un grupo importante de posibles solicitantes de protección internacional. En este sentido, aunque la tramitación de solicitudes de protección internacional no formaba parte de los objetivos iniciales, las circunstancias muestran la necesidad de enfocar la atención también en la detección de vulnerabilidades y aprovechar la oportunidad que supone el recurso residencial de fase I para detectar situaciones susceptibles de ser objeto de protección internacional.
Todo ello muestra la importancia de continuar con este proyecto y de visibilizar la vulneración de derechos humanos que sufren por ser migrantes, pero más concretamente por ser mujeres. Aproximadamente un 70% de ellas cruza dos o más fronteras en su travesía hacia España, lo que las expone a ser potenciales víctimas de trata, pero también de sufrir nuevas agresiones a lo largo de su proceso migratorio como violencia sexual o algún tipo de explotación laboral o sexual.