30 agosto 2017
Juan Alberto Martínez, abogado y cantante del grupo Niños Mutantes: “Para mi es más duro intervenir en estrados que subir al escenario”
Por Ana Sanz Martín
Juan Alberto Martínez (Granada, 1974) es abogado especializado en derecho laboral, compagina su actividad profesional en la Asesoría Laboral Pérez Mérida de su ciudad natal con su faceta como cantante y guitarrista del grupo Niños Mutantes, un referente en la música indie española. Acaba de publicar su décimo disco “DIEZ”. Un disco con nuevos sonidos, letras oscuras, estrofas que superan estribillos y un guiño a Federico García Lorca y a su Granada natal. Hablamos con él sobre este nuevo álbum y el momento por el que pasa la banda.
- Es el cantante y líder indiscutible del grupo ¿En los juicios usted también lleva la voz cantante?
En los juicios prefiero no dar tanto el cante, pero es inevitable el papel de solista que todos los abogados tenemos al subir a estrados. Para mí es más duro que subir al escenario. Con un grupo en un concierto te sientes parte de un equipo, estás respaldado por la banda y por el equipo técnico. En un juicio estás solo frente al peligro. Además, en un concierto te aplauden, y en un juicio tienes alguien enfrente para rebatir cada una de tus palabras. Y alguien que te mira desde el lado con desconfianza. Me cuesta mucho más trabajo intervenir en estrados que cantar en un escenario para cientos (o miles) de personas.
- Veinte años como grupo, décimo disco y diez canciones. ¿A qué suena este disco?
Suena a electricidad, a catarsis y a mala leche. Después de tantos discos pensamos que sólo merece la pena continuar si salimos de nuestra zona de confort. No podíamos repetirnos. Hemos querido abandonar el pop amable por el que circulábamos últimamente y meter los dedos en el enchufe y volver a las aristas en el sonido y los territorios más incómodos para las conciencias.
- Decía en una entrevista reciente que “ser abogado es una locura”, ¿Cómo compagina los señalamientos con los festivales y conciertos?
Ciertamente, con mucho estrés… Desde hace años no conozco eso del “tiempo libre”. Por decisión propia, pero a veces se hace cuesta arriba. En general puedo sobrevivir porque no suele haber coincidencias, ya que los conciertos se concentran en los fines de semana y los señalamientos, al menos en lo mío, suelen ser de lunes a jueves. Básicamente voy cambiando de traje hacia el final de la semana. Hay veces que acabo muy agotado, es el precio a pagar por hacer todo lo que me gusta.
- ¿Qué ha cambiado desde el primer disco de Niños Mutantes?
Mucho y nada. Permanece intacta la pasión por la música. Quizás la adicción, debería decir. La música es una droga maravillosa: construir canciones y subirse a un escenario es pura magia, y seguimos sintiéndola igual que al principio. Otras cosas sí que han cambiado mucho. Hemos cambiado nosotros, por dentro y por fuera. Ha cambiado nuestra música. Ha cambiado la escena musical independiente. Hemos pasado de tocar en garitos para cuatro gatos a ser un grupo conocido con audiencias grandes.
- ¿Por qué una canción dedicada a Federico García Lorca y a Granada? ¿Habrá que dedicar una canción a la justicia?
Granada sigue siendo parecida a la que mató a García Lorca. Queríamos hablar de eso, de que bajo la superficie de belleza de nuestra ciudad sigue habiendo corrientes de envidia y malafollá provincianas. Aquí todos los días se sigue fusilando al que sale de la ortodoxia, aunque afortunadamente ahora las balas sean sólo verbales. Tenemos una relación de amor y odio con esta ciudad. Y queríamos hacer un acercamiento a Federico que no tuviera aires aflamencados. Se puede llegar a Lorca desde todas las músicas.
La justicia daría no para una canción, sino para muchos discos completos. Podría ser una serie que se llamase “¿Dónde está la justicia?”, con su volumen I, II, III…. La justicia me parece a veces un concepto que entienden mejor quienes están fuera del mundo jurídico. Nosotros, en el día a día, muchas veces perdemos la perspectiva. La maraña de normas, la realidad en los tribunales, nuestras contradicciones, la confusión de los intereses de las partes con lo justo, la falta de empatía con la posición del otro…. A veces lo último que hacemos es pensar en términos de justicia. Creo que cuando más nos acercamos a la justicia es cuando conseguimos acuerdos.
- Es la primera vez que aparecen los integrantes del grupo en la portada del disco, ¿Por qué ahora?
Ahora tenemos arrugas y canas que cuentan nuestra historia personal.
- ¿Le inspiran los casos de laboral para componer después las canciones?
En absoluto. Las canciones siguen siendo mi refugio personal para limpiar mi cabeza de un mundo tan duro como el del derecho. Y viceversa, el trabajo jurídico me sirve para poner los pies en el suelo y ver el mundo real que a veces se pierde desde la farándula artística.
- Siempre que puede recuerda que llevan “más discos que los Beatles”… ¿Se imaginaban llegar tan alto?
Nos sentimos muy afortunados de nuestra carrera. Llevar dos décadas haciendo música ya es un premio en sí mismo, pero haberlo hecho creciendo siempre es un regalo enorme que nos ha hecho la vida. Hemos llegado a un punto que no imaginábamos nunca que íbamos a alcanzar en lo que empezó como una aventura sin pretensiones.
- ¿Durante los juicios algún juez o fiscal le ha reconocido en su faceta de cantante?
Bastantes veces. Al principio me sonrojaba y lo pasaba fatal, incluso me descentraba de cara al pleito. Ya me he acostumbrado y puede ser divertido. Y como letrado a veces intento sacarle ventaja, si puedo… Aunque otras veces la sacan los contrarios.
La mejor anécdota fue cuando un Letrado de la Junta, en conclusiones, dijo que “hasta ahora me parecía que mi distinguido compañero era un buen cantante, pero creo que es mucho mejor como letrado, porque lo que ha defendido hoy aquí es indefendible….” ¡Ni que decir tiene que perdí el caso con semejante dardo, aunque a la vez me sentí muy halagado!
Antes me preocupaba que no me tomasen en serio como letrado por mi otra actividad, pero creo trabajar duro cada día para ganarme mi sueldo en la abogacía y en la música. Siempre habrá quien me considere un intruso en la abogacía y en la música. Yo mismo lo hago a veces: son dos gremios muy corporativos y cerrados.
- ¿Qué tiene en común el derecho con la música indie?
Nada de nada.