24 octubre 2013
La Abogacía Española condena el asesinato de otros cuatro abogados en Colombia
El presidente de la Abogacía Española, Carlos Carnicer, ha vuelto a pedir al presidente de Colombia que se investiguen los asesinatos de abogados en Colombia, tras la muerte de otros cuatro letrados en las últimas semanas
Carnicer ha dirigido una carta al embajador de Colombia en España, Orlando Sardi de Lima, en la que solicita, una vez más, que el gobierno colombiano eleve la protección al colectivo de abogados “pilar esencial de todo Estado de Derecho”.
Este es el texto completo de la carta:
“Vuelvo a dirigirme a usted con enorme tristeza para referirme a nuevos homicidios de abogados paisanos suyos, colegas de profesión para nosotros, ocurridos en las últimas semanas. Son los cuatro siguientes:
• Óscar Cortés Baena abogado en la ciudad de Armenia (Departamento de Quindío).
• José Luban Duque Jiménez, abogado también en la ciudad de Armenia (Departamento de Quindío).
• Eladio de Jesús Arenas Marín, abogado en Pereira (Departamento de Risaralda).
• Ricardo Rodríguez, abogado en Cajamarca, Acacias (Departamento de Meta).
Tras varias cartas anteriores, solicitamos una vez más su atención ante estos hechos graves y le reclamamos, si no alguna respuesta, al menos alguna intervención de su parte, cerca de las autoridades de su país, para que, en un futuro lo más cercano posible, se eleve la protección del colectivo de abogados, defensores de los derechos de los ciudadanos y pilar esencial de todo Estado de Derecho”.
Por otra parte, Carlos Carnicer, en nombre de la Abogacía Española, envió el siguiente mensaje a los abogados colombianos:
“Quiero sumarme a las condolencias y condenas por los nuevos asesinatos de abogados ocurridos en la ciudad de Armenia, Departamento de Quindío, de los que nos informa nuestro colega el Dr. Feisal Buitrago y que hemos visto en la prensa colombiana. Masacre, drama social, sangría,… estamos ante todo ello y mucho más porque se unen, entre otras cosas: asesinatos injustificables, el inmenso dolor de sus familias, el amedrantamiento permanente de todo el colectivo profesional y por tanto la merma generalizada de uno de los principales activos de una sociedad democrática para el encauzamiento de sus conflictos, la deficiente persecución de los crímenes y la falta de respuesta política por parte de las autoridades, como demuestra el silencio que recibo a cambio de las cartas de protesta que dirijo al Embajador de Colombia en España.
Suscribo las quejas e ideas que apuntan en sus correos, protestaré enérgicamente una vez más de forma pública en nombre de la Abogacía Española y seguiremos coordinando con ustedes el impulso de acciones que refuercen la protección de los nuestros, en particular en lo que se refiere a llamar la atención política nacional colombiana e internacional sobre este tema y en dar pasos para que un día exista ese modelo de colegiación de los abogados con un órgano representativo fuerte que canalice las demandas del colectivo.
Retomo, por último, el tono de las palabras de mi amigo y Patrono de la Fundación Abogacía Española Luis Delgado de Molina para, desde el mayor respeto a la diversidad ideológica y a la legítima diversidad de iniciativas, reivindicar la unidad de todos los colectivos de abogados colombianos en una lucha por la supervivencia y la dignidad”