25 febrero 2013
La abogada granadina Rosa Cobo, Gran Cruz al Mérito en el Servicio a la Abogacía a título póstumo
La Comisión Permanente del Consejo General de la Abogacía Española ha acordado conceder la Gran Cruz al Mérito en el Servicio a la Abogacía a título póstumo a la abogada granadina Rosa Cobo, asesinada en septiembre de 2012 presuntamente por un cliente.
La decisión se adoptó por unanimidad el pasado viernes 22 de febrero, en una reunión presidida por Carlos Carnicer.
El presunto asesino de la abogada granadina, Miguel F.O., de 37 años, fue cliente de la víctima en un caso relacionado con la separación de su mujer y el régimen de visitas de los hijos, del que no quedó satisfecho. Comenzó entonces a acosar a la letrada, que manifestó su preocupación al propio Colegio de Abogados de Granada y que llegó a instalar dos cámaras en el edificio en el que vivía, en la puerta de su casa y en el garaje, donde presuntamente fue asesinada e introducida en el maletero de su coche el pasado septiembre, informa Europa Press.
El Colegio, personado como acusación particular en la causa, entiende que pudieron concurrir en este caso las circunstancias agravantes de ensañamiento, disfraz o nocturnidad, si bien fijará concretamente su petición de condena y calificación jurídica una vez que termine la instrucción y se abra el trámite para que las acusaciones puedan presentar sus escritos provisionales que incluyan sus solicitudes.
El suceso causó gran conmoción entre sus compañeros, especialmente entre quienes la conocieron y trabajaron con ella. El decano del Colegio de Abogados granadino, Eduardo Torres, resaltó tras el suceso el “dolor grandísimo” que siente toda la abogacía española por la “trágica muerte” de una “compañera muy querida y muy digna, que ha visto terminar sus días de una manera absolutamente intolerable e injusta”.
Según declaró al diario El País Araceli del Castillo, una compañera con despacho en el mismo piso que Rosa Cobo, el día que la asesinaron habían estado conversando sobre algunas malas prácticas de la abogacía, límites que a veces se rebasan para defender a un cliente a toda costa. “Esa noche”, comenta Del Castillo, “dijo una frase a la que solía recurrir: ‘estamos para defender a quienes cometen los delitos y no para fabricarlos”. Ya había usado ese dicho antes delante de ella, un día en el que hablaba del caso de Miguel F. el hombre que supuestamente la mató esa misma noche.