16 diciembre 2015
La mujer de Badawi denuncia que el mundo árabe “vive bajo el yugo de un régimen teocrático”
Ensaf Haidar, la mujer del bloguero saudí Raif Badawi, condenado a mil latigazos y diez años de prisión en su país acusado de insultar al Islam, ha defendido este miércoles que el único delito que ha cometido su marido es ser “una voz libre en el país del pensamiento único” y ha denunciado que el mundo árabe “vive bajo el yugo de un régimen teocrático”.
“Mi marido ha hablado fuerte. Se ha opuesto a la barbarie, al autoritarismo de los religiosos que han respondido golpeando su cuerpo con 50 latigazos que han provocado reacciones en todo el mundo”, ha explicado la mujer del bloguero en la ceremonia de entrega del premio Sajarov a la Libertad de Conciencia, el galardón que la Eurocámara ha otorgado a su marido y que ella ha recogido en su nombre.
Además de Badawi, el régimen saudí encarceló también a su abogado Waleed Abu al-Khair, cuya libertad reclama la UIA en una campaña que puso en marcha en febrero de este año.
Haidar ha iniciado su discurso pidiendo un minuto de silencio para las víctimas de los atentados terroristas “en Francia y en otros lugares”, como “le hubiera gustado” a Badawi. “Este premio que se le concede hoy es un momento histórico”, ha asegurado la mujer, que ha llevado una fotografía de su marido durante la ceremonia de entrega del Sajarov, en la que se ha visto una silla vacía junto al atril para remarcar la ausencia del bloguero, que sigue en la cárcel en régimen de aislamiento, informa Europa Press.
Badawi, que fue el creador y administrador de un foro liberal en Internet, fue declarado culpable en 2014 de haber violado las leyes cibernéticas de Arabia Saudí y por insultar al Islam. Fue condenado a diez años de prisión y a recibir 1.000 latigazos. La primera tanda de 50 latigazos la recibió en enero de 2015, lo que provocó una ola de críticas e indignación de los países de Occidente y la Eurocámara por considerarlo un castigo “brutal” contrario al respeto a los Derechos Humanos.
“Raif no es un violador. Es un librepensador, es un espíritu libre. ¿Cuál es su delito? Simplemente que es una voz libre en el país del pensamiento único. Mi marido no es un criminal, no es un bandido importante, no ha traficado con drogas para merecer esta pena dan dura”, ha denunciado su mujer, que ha recibido una sonada ovación de los eurodiputados por su emotivo discurso.
Haidar ha defendido que “el pensador debe poder pensar libremente contra el pensamiento religioso” y que “la sociedad también debe estar abierta a aceptar todo tipo de corrientes de pensamientos, poder escuchar la opinión del otro” y “criticarla de forma constructiva”.
“Quien observe el mundo árabe verá que la sociedad vive bajo el yugo de un régimen teocrático, que pide que los súbditos le digan sólo que sí. Estas sociedades han impuesto esta sumisión religiosa, ejerciendo de esta manera una amenaza contra los intelectuales que intentan defender su libertad de conciencia”, ha criticado, al tiempo que ha advertido del “éxito de cerebros árabes” que dejan sus países “para buscar un aire más fresco” en otro lugar.
ICONO DE LA LIBERTAD
“Mi marido, antes de ser encarcelado, había dicho que los religiosos intentan intimidar a los pensadores porque éstos, algún día, podían cortar la hierba bajo sus pies y desvelar su ignorancia y sus mentiras. Mi marido solamente ha expresado sus pensamientos y lo ha reflejado en papel”, ha agregado, dejando claro que su marido “sueña con un mundo mejor, un mundo que acepta el pensamiento de los demás”.
“Y esto es lo que les ha molestado, pero le han convertido en un icono de la libertad, no solamente en Arabia Saudí sino en todo el mundo”, ha apostillado, concluyendo su discurso con palabras de su marido: “A los que nos desean la muerte, les deseamos la vida. A los que quieren que seamos ignorantes, les deseamos que vuelvan a la razón”.
El presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, ha elogiado “la valentía” del bloguero saudí y de su familia, que “le está dando voz mientras cuando se le impide poder usar su propia voz para hablar” en su país y ha vuelto a pedir al rey Salman de Arabia Saudí “que le conceda clemencia a Raif Badawi y le libere sin más dilación”, recalcando que sus tres hijos “esperan la vuelta de su padre”.
“Espero que en el futuro muy cercano podamos recibirlo aquí en este plenario”, ha subrayado, insistiendo en que “no está solo en su lucha” y recordando que el propio abogado de Badawi fue “condenado a 15 años de prisión”.
LA EUROCÁMARA CRITICA AGUJERO EN LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO
Schulz ha lamentado “la falta de libertad de prensa” en Arabia Saudí. “Y hay un agujero en el país para la libertad de expresión, de pensamiento”, ha lamentado, recordando la lucha pacífica de Waleed Abu al-Khair, Abdulkarim Al-Khodr, Ashraf Fayadh, así como de Ali Mohammed al-Nimr, cuya liberación también ha reclamado.
El presidente de la Eurocámara ha agradecido la asistencia a la ceremonia de la representante de la Mesa de Unidad Democrática venezolana Maria-Alejandra Aristeguieta Alvarez y de la directora ejecutiva de la Fundación Boris Nemtsov, Olga Shorina, en representación de las otras dos candidaturas finalistas al premio Sajarov de este año.
En rueda de prensa posterior, tanto Haidar como Schulz han confiado en que el premio Sajarov contribuya a la puesta en libertad del bloguero, aunque el presidente de la Eurocámara ha dejado claro que hay que mantener el diálogo con Riad aunque “ningún castigo de este tipo esté justificado para un país que preside el Consejo de Derechos Humanos de la ONU”.
La mujer de Badawi ha dejado claro que no ha criticado “a la comunidad árabe” y su marido se ha limitado a criticar a “la Policía religiosa no a todo el reino” saudí, al tiempo que ha admitido señales “contradictorias” sobre el futuro del bloguero porque en un momento se le comunicó que el rey estudiaba su caso de forma “favorable” y después fue enviado a una nueva cárcel donde trasladan a personas con sentencia condenatoria firme y ha subrayado su mal estado de salud. En todo caso, ha confiado en que le liberen y pueda viajar a Canadá, donde les gustaría quedarse a vivir.