18 enero 2016
Las 62 personas más ricas acumulan la misma riqueza que los 3.600 millones más pobres
La brecha entre ricos y pobres a nivel mundial ha aumentado en 2015 hasta el punto de que las 62 mayores fortunas del mundo acumulan el mismo dinero que 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad, según un informe elaborado por la ONG Oxfam y que cifra en 7,6 billones el capital oculto en paraísos fiscales
El informe ‘Una economía al servicio del 1 por ciento’ recoge las crecientes diferencias entre una minoría privilegiada y la mayoría de la población del planeta. La desigualdad extrema ha alcanzado cotas “insoportables”, advierte la organización, que llama a actuar sobre estas diferencias “para combatir con éxito la pobreza”.
Oxfam ya predijo que el 1 por ciento de la población mundial llegaría a acumular el mismo dinero que el 99 por ciento restante, pero pensaba que esta proporción aún tardaría en llegar un año más. En 2015, 62 fortunas poseían la misma riqueza que 3.600 millones, cuando en 2010 eran 388 personas.
Los ingresos medios anuales del 10 por ciento más pobre han aumentado menos de tres dólares al año durante el último cuarto de siglo, lo que supone que, anualmente, ni siquiera llegan al centavo de dólar de crecimiento.
Oxfam advierte de que la desigualdad económica debilita el crecimiento y la cohesión social en términos generales, pero recuerda que son los más pobres quienes sufren sus consecuencias. En este sentido, apunta que, si la desigualdad no hubiese aumentado entre 1900 y 2010, habría 200 millones de personas más fuera de la pobreza y la cifra podría llegar a los 700 millones si estos colectivos desfavorecidos se hubiesen beneficiado del crecimiento económico más que la parte contraria.
PARAÍSOS “DAÑINOS”
Para la ONG, “es innegable que los grandes beneficiados de la economía mundial son quienes más tienen”, toda vez que considera que el sistema está “distorsionado” y les favorece. Una estimación reciente calcula en 7,6 billones el dinero oculto en paraísos fiscales, una suma superior al PIB conjunto de Reino Unido y Alemania y que tiene “efectos dañinos para la humanidad”.
Casi una tercera parte de la fortuna de los africanos más ricos, alrededor de 500.000 millones de dólares, se encuentran en paraísos fiscales, lo que podría suponer a los países de este continente pérdidas anuales de 14.000 millones en concepto de ingresos fiscales. Este dinero podría salvar la vida de cuatro millones de niños y pagar los salarios de suficientes profesores para escolarizar a todo el continente.
Oxfam ha analizado 200 empresas –entre ellas las más grandes del mundo– y ha concluido que nueve de cada diez tienen presencia en países considerados paraísos fiscales. En el año 2014, la inversión dirigida a estos estados opacos fue casi cuatro veces mayor a la registrada en 2001.
El dinero también establece sus particulares diferencias por género, incluso en la parte más rica del mundo. Sólo nueve de las 62 principales fortunas pertenecen a mujeres y únicamente hay 24 presidentas en las compañías de la lista Fortune 500.
PROPUESTAS
“El problema no es la falta de riqueza del mundo. Sencillamente, no es razonable ni desde el punto de vista económico ni, desde luego el ético, que haya tanto en manos de tan pocos”, reza el informe, que pide a los líderes mundiales, muchos de los cuales se reunirán en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), que tomen medidas.
Las propuestas de Oxfam incluyen pagar a los trabajadores un salario digno que reduzca las diferencias con los altos directivos. Como ejemplo, la organización cita que el presidente de la principal empresa de tecnología de la información de India gana 416 veces más que un empleado medio.
Mientras que las remuneraciones de los presidentes de las principales empresas de Estados Unidos han crecido más de un 54 por ciento desde 2009, los salarios medios apenas han variado, advierte Oxfam en su informe.
La ONG también insta a fomentar la igualdad económica y los derechos de las mujeres, así como a poner coto a la capacidad de influencia de los grupos de presión. Asimismo, propone modificar el sistema mundial de investigación y desarrollo y de fijación de precios de medicamentos para garantizar el acceso de todas las personas a estos productos.
En términos fiscales y de inversión, Oxfam plantea distribuir el esfuerzo “de forma justa y equitativa” –trasladando hacia la riqueza y el capital la carga que pesa ahora sobre el trabajo y el consumo– e introducir un gasto público progresivo, con prioridad para la gratuidad de servicios públicos.
El informe subraya que “la desigualdad no es inevitable” ni “fruto de la casualidad”, sino el “resultado de decisiones políticas deliberadas”. “Ha llegado la hora de rechazar este modelo económico que solo funciona para una minoría”, reclama Oxfam.