18 junio 2021
“Mula”: un corto para convencer de que la droga nunca es la solución
El tráfico de droga, lejos de ser una manera de conseguir dinero fácil, puede suponer un serio riesgo para la vida de las personas que lo llevan a cabo, que tienen además enormes posibilidades de acabar en una cárcel extranjera si son detectados siendo “mulas”. Esta es la idea principal del corto de animación “Mula”, enmarcado en el programa de apoyo a personas españolas presas en el extranjero que lleva a cabo la Fundación Abogacía Española, y que trata de sensibilizar sobre esta realidad con testimonios reales de personas que han pagado cara su decisión de actuar como correos de la droga y han pasado una larga temporada en la cárcel tras ser detenidas.
El corto fue creado con el objetivo de alertar sobre los riesgos que supone participar en actividades de tráfico de droga a la sociedad en general, pero sobre todo a aquellas personas en una situación tan desesperada en la que esta actividad se les presenta como una opción para conseguir dinero rápido.
Por ello, se ha puesto en marcha la página web www.sermula.com, donde se recogen los diferentes testimonios en primera persona de los cuatro participantes en el corto, y donde además se puede acceder a más información sobre el proyecto y visualizar el trailer del cortometraje.
El corto fue galardonado en 2020 en el Festival de Cine Miami Fest con el premio al Mejor Corto Internacional. La obra ya había participado en diferentes festivales tras ser seleccionada.
Un proyecto de largo recorrido
La producción también descubre y saca a la luz la cruda realidad de los presos españoles en el extranjero, que la mayoría de las veces se encuentran en duras condiciones humanitarias.
Las personas que llegan a esta situación no suelen tener antecedentes penales, pero en un momento de su vida se encuentran con importantes dificultades económicas que los llevan a acceder a transportar droga en su maleta a cambio de una cantidad simbólica de dinero. Mafias perfectamente estructuradas frecuentemente captan y engañan a quienes constituyen el último eslabón del negocio global de las drogas: Se ganan la confianza de las “mulas”, les transmiten que durante el viaje nadie descubrirá la droga, y, sin embargo, terminan asumiendo penas de prisión en cárceles extranjeras que posiblemente nunca hubieran imaginado.
Además, ni todos los centros penitenciarios en el mundo tienen las mismas características ni el acceso a la justicia en los distintos países se garantiza por igual. No disponer de un asesoramiento jurídico de calidad se une a otras dificultades como la falta de acceso a la sanidad, a la alimentación, a la higiene y a otros de los derechos más básicos. Unas complicaciones como las que experimentaron en primera persona los protagonistas del cortometraje “Mula”.