17 julio 2017

Nadie quedará indefenso mientras exista un abogado

  • Por Antonio Morán Durán, presidente de la Comisión de Asistencia Jurídica Gratuita del Consejo General de la Abogacía Española

En un Estado democrático la Justicia no es solo un pilar fundamental, sino principio rector y destino final. La Justicia no puede existir sin el derecho a la defensa, y este derecho no tiene sentido sin la Abogacía. La justicia es labor de todos, y la Abogacía es actor imprescindible y comprometido.

Los datos y conclusiones contenidos en este informe evidencian nuevamente el compromiso social y solidario de la Abogacía. La Justicia Gratuita es un escaparate más, pero determinante, de la sensibilidad de las abogadas y abogados en su labor por mantener la paz social.

Se reafirma nuevamente que el modelo de la asistencia jurídica gratuita diseñado hace más dos décadas es acertado, si bien hemos de insistir en las insuficiencias detectadas con el transcurso del tiempo. Las novedades legales, los cambios sociales y las interpretaciones diversas sobre algunos aspectos en esta materia, exigen, al menos, clarificar el sistema.

El actual marco legal y reglamentario está generando distintas respuestas ante similares problemas, generando inseguridad. Tenemos que tener certeza sobre las condiciones y requisitos que han de cumplir los abogados para su incorporación a los servicios del turno de oficio y justicia gratuita. La Ley 34/2006 sobre el acceso a las Profesiones de Abogado y Procurador de los Tribunales, introdujo dudas sobre los requisitos del tiempo de ejercicio profesional previo a la incorporación a estos servicios. De la misma manera la adscripción territorial del letrado es objeto de interpretaciones contrarias, incluso por parte de diversas Administraciones con competencia en la materia, interpretaciones éstas que han concluido en procedimientos sancionadores para algunos Colegios de Abogados que, por cierto, se han limitado a aplicar normas reglamentarias no derogadas.

Se detecta falta de homogeneidad en los criterios de las distintas Comisiones de Asistencia Justicia Gratuita y ello causa agravios comparativos a los ciudadanos. De igual manera la dispersión de criterios de las Administraciones territoriales con responsabilidades en materia de Justicia provoca diferencias inexplicables en cuanto a la organización y a la compensación de los servicios. Precisamos realizar un esfuerzo que, sin eliminar las capacidades de autonomía de cada territorio, permitan extender las mejoras a los demás –pero no generalizar las restricciones.

Tras la reducción de la inversión que el Estado ha venido haciendo en los últimos años se evidencia que en el pasado ejercicio se ha producido un leve incremento, si bien claramente insuficiente pues aún estamos por debajo de los niveles del año 2011. El esfuerzo a realizar en Justicia Gratuita igualmente ha de pasar por adecuar las aportaciones de recursos a parámetros razonables; y nada más razonable que recuperar la desinversión, aunque aún estamos lejos.

La Abogacía sigue manteniendo su compromiso en la formación y en el correcto comportamiento deontológico. Se mantienen altos niveles en cuanto a la capacitación técnica de los letrados, si bien impulsada con medios propios de los Colegios a través de sus actividades formativas. El grado de profesionalidad de cuantos integran los servicios va en aumento pues tan solo 207 abogados, un 0’45% de los más de 45.300 letrados integrantes del Turno de Oficio han sido objeto de expedientes disciplinarios.

Se detecta una tendencia que viene a equiparar el número de abogadas al de abogados en el Turno de Oficio: estamos cerca del 50%. El compromiso por la defensa de los derechos de los ciudadanos no es cuestión se sexo, pero es importante advertir la creciente participación de la mujer no ya en la profesión, sino en los servicios del Turno de Oficio.

Es de justicia concluir este epílogo mostrando el reconocimiento y gratitud a cuantos han participado en la elaboración del informe. Se han procesado más de 7.500 datos facilitados por los 83 Colegios de Abogados, y ello gracias al esfuerzo anónimo de muchos colaboradores. Gratitud que necesariamente ha de extenderse a los verdaderos protagonistas: esos miles de mujeres y hombres que con su inteligencia y con pasión dedican buena parte de sus energías a defender a sus conciudadanos, y convencidos de que la defensa de los derechos de los más necesitados y desprotegidos es la actuación más noble de nuestra profesión. Todos ellos profesan el principio de que Nadie quedará indefenso mientras exista un abogado.

 

 

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