27 diciembre 2017
Padre Rafael Bejarano, Premio DDHH Abogacía: “Esperamos que el proceso de paz con la FARC permita que los niños disfruten de su condición de niños”
Por Sonia Sánchez Llamas
El padre Rafael Bejarano dirige Ciudad Don Bosco (Salesianos de Medellín, Colombia) desde hace más de cuatro años. Unos años en los que se ha implicado plenamente en el desarrollo del Proyecto CAPRE Construyendo Sueños, que tiene como objetivo ayudar a los menores colombianos reclutados por los grupos armados y a los que han vulnerado sus derechos. Un proyecto que acompaña a estas víctimas en el camino de recuperación de su autonomía y de reintegración familiar, educativa, formativa, social y laboral, desde un proceso de formación humana y pastoral. La institución Ciudad Don Bosco recibió el pasado 14 de diciembre el Premio DDHH de la Abogacía.
- Una vez que un niño o adolescente decide dejar la guerrilla, ¿dónde van?
Cuando el adolescente decide abandonar el grupo armado, acude al Ejército, Policía, la Iglesia, al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar o la Defensoría del Pueblo que se encuentren en el pueblo o ciudad donde operaba. Luego es entregado a un Defensor de Familia quien lo evalúa y decide si va a un hogar tutor (familia que lo recibe para su proceso) o la Casa de Protección Especializada, en este caso CAPRE Construyendo Sueños de Ciudad Don Bosco.
- ¿Cómo y en qué estado llegan al proyecto CAPRE?
Aquí los adolescentes y jóvenes llegan con muchas expectativas y esperanzas, pero también miedos y angustias, por estar lejos de sus familias y por llegar a una ciudad grande y con muchas personas. Hay que tener en cuenta que muchos provienen de los pueblos más alejados de las grandes ciudades, son campesinos, y tienen un bajo nivel escolar y una baja autoestima.
- ¿Cómo se desarrolla su estancia en el proyecto?
El desarrollo del proceso está determinado por un proyecto de atención institucional llamado PAI (Proceso de atención individualizada), que posibilita la implementación del carisma salesiano en el proyecto CAPRE. Se configura en tres etapas. La primera, denominada Pedagogía de la Confianza, se desarrolla en 45 días a partir del ingreso del menor; en esta etapa toda la comunidad educativa pastoral genera espacios de confianza y de vínculo para que se pueda realizar un diagnóstico inicial interdisciplinario y luego caminar con el joven en un plan de acción que lleva a tener metas y acciones pedagógicas para su desarrollo e inclusión en la sociedad y la familia. Se trata de un acercamiento para potenciar la dignidad humana y cualidades de nuestros chicos.
La segunda etapa se conoce como Pedagogía de la Esperanza y es la etapa de la realización e implementación del plan de acción que tiene el equipo interdisciplinario con cada menor, conformando un ambiente propicio para la realización de actividades como formación académica, formación profesional, formación humana (con talleres de formación y fortalecimiento; vida saludable, fortalecimiento familiar, desarrollo de potenciales y construcción de ciudadanía), formación espiritual (Pastoral Juvenil Salesiana). Todo se incluye en un plan de trabajo y de cronogramas donde confluyen todas las dinámicas institucionales para favorecer la inclusión y reintegración social de nuestros chicos.
Por último, la etapa llamada Pedagogía de la Alianza. Cada vez que un menor ingresa en el proyecto CAPRE, se le prepara para su salida de manera satisfactoria. Por ello, esta etapa recoge todos los elementos para profundizar en el egreso de los participantes en el proyecto, ya sea por cumplimiento de cada uno del camino trazado en las etapas anteriores o por cambio de modalidad dado sus dificultades según el diagnóstico integral que realiza el equipo interdisciplinario.
Finalmente gracias al camino de formación laboral (formación Profesional), los chicos y chicas se vinculan a diferentes empresas que son aliadas de Ciudad Don Bosco y que apuestan a la reintegración como factor importante para continuar creciendo en la paz.
- ¿Cómo es el contacto con las familias de estos menores?
Otro factor fundamental en el proceso que siguen los participantes en el proyecto CAPRE es el reintegro familiar, ya que algunos de estos chicos y chicas abandonaron sus familias y dejaron atrás el vínculo familiar y desean recobrarlo y avanzar en el crecimiento de la reconciliación y el perdón.
- ¿Hay un tiempo máximo de permanencia?
El tiempo de permanencia es relativo, dado que cada chico o chica tiene su propio proceso, pero hemos estipulado que un excelente proceso equivale a 3 años, período en el que pueden lograr todas las etapas y realizar una reintegración efectiva bajo la estrategia pedagógica salesiana.
- ¿Cuál es el papel de los jóvenes, y especialmente las jóvenes, en la guerrilla?
El papel de los jóvenes en los grupos armados es de soldados y para ello los entrenan y cambian su estructura evolutiva por una mentalidad y acciones de adulto. En el caso de las chicas, existen varias facetas, desde inteligencia militar y manejo de armas, pasando por convertirse en objeto sexual, hasta la utilización para quehaceres como lavar la ropa, los utensilios de comida o el mantenimiento de los campamentos.
- ¿Por qué captan a menores para la guerrilla?
Los menores son presa fácil de convencer, aprovechan sus estados emocionales para venderles la idea de ingresar en un grupo, mediante chantajes y promesas falsas. Además, son chicos y chicas que aprenden de una manera fácil el oficio del manejo de las armas y de estrategias militares, son sumisos y obedientes.
- ¿Siguen existiendo niños soldado en Colombia? ¿Cuál es la cifra estimada?
En estos momentos Colombia tiene un acuerdo de paz con las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que ahora es un movimiento político y este ejercicio de reclutar menores no existe. Respecto a la guerrilla del ELN (Ejército de Liberación Nacional), es un grupo pequeño que está en cese al fuego con el Gobierno, pero en el que existen aún fragmentos de reclutamiento de chicos y chicas. Existen otros grupos como las BACRIM (Bandas Criminales) o paramilitares que reclutan a menores, pero no existe una cifra estimada de cuántos chicos y chicas se encuentran en los diferentes grupos, dado que cada vez más se hace una intervención para restablecer los derechos de esta población. En este sentido, Ciudad Don Bosco continúa trabajando para que estos chicos y chicas encuentren en el carisma salesiano un mejor futuro digno y humano en una sociedad poco inclusiva.
- ¿Cuáles son sus esperanzas respecto al proceso de paz con las FARC?
La mayor esperanza es no tener chicos y chicas en los grupos armados, sino que estos puedan disfrutar de su condición de niños, adolescentes y jóvenes. Otra es el perdón y la reconciliación, ya que somos una sociedad sin memoria y estos procesos deben generar en cada espacio sociocultural un cambio de mentalidad para que alcancemos, de corazón y de acción, el perdón y la reconciliación. Esta es la gran esperanza, porque un pueblo reconciliado y perdonado genera humanidad y no repetición. Finalmente, también tengo la esperanza de ver un país rico en humanismo y solidaridad, con una verdadera cultura de paz, una cultura que yace en nuestro interior y que se debe proyectar a los demás cada día y cada momento, siempre desde el componente educativo, familiar y cultural.
- ¿Qué supone para las Misiones Salesianas recibir el Premio Derechos Humanos de la Abogacía?
Para Misiones Salesianas es un orgullo y satisfacción el otorgamiento de este Premio, dado que es una manera de resaltar la Misión Salesiana en favor de los más necesitados y excluidos. Supone, además, el reconocimiento de una propuesta educativa pastoral como Ciudad Don Bosco y que engrandece cada día el carisma salesiano y alimenta nuestra razón como garantes de derechos en Colombia y en todas partes del mundo donde nos encontramos.