30 diciembre 2021
Reporteros Sin Fronteras: el vigilante de la libertad de prensa en el mundo
La información es poder y, para controlarla, los gobiernos de países totalitarios no dudan en usar la coacción, las amenazas y la violencia contra los encargados de hacer que esa información llegue a los ciudadanos: los periodistas. Y en los países democráticos la tentación de tener bajo control lo que se da a conocer y lo que se oculta también existe, pero se ejecuta con métodos más sutiles.
Luchar contra estas trabas al trabajo informativo y denunciar sus abusos es el objetivo de Reporteros Sin Fronteras, fundada por el periodista francés Robert Ménard en 1985. Tras 36 años de trabajo, se ha convertido en la organización de referencia en todo el mundo en la defensa y promoción de la libertad de prensa.
El reto es cada vez más grande. La organización alerta de que el escenario informativo mundial al que se enfrentan actualmente se está deteriorando a gran velocidad. “Tenemos la sensación de que la UE se está transformando, junto a países occidentales como Estados Unidos tras la era Trump o Canadá, en un fortín, en el último bastión de una prensa no acosada”, señala Edith Rodríguez Cachero, vicepresidenta de RSF España. “En el 75% del planeta, tres cuartas partes del mundo, no existe la libertad de información. Se persigue el periodismo libre de muy distintas maneras”, añade. Según el barómetro de la organización, en 2021 han sido asesinados 38 periodistas y 357 permanecen encarcelados.
Este empeoramiento responde a varios motivos, entre ellos que la cobertura internacional, que es la que permite cubrir esas ‘zonas calientes’, se está deteriorando, debido a la crisis y precarización que sufre el periodismo en todo el mundo. “Esto da alas a los depredadores de la libertad de prensa para que se ceben con el periodismo local sin que nadie sea testigo”, asegura Rodríguez. Está ocurriendo sobre todo en América Latina –con importantes ejemplos en Colombia, Venezuela o Cuba-, Centroamérica, África, en Oriente Medio de forma crónica, Birmania, China… y también en Europa –casos como Bielorrusia, Hungría o Polonia. “Si se cubren cada vez menos zonas del mundo y el periodismo local cada vez puede transmitir menos lo que sucede, proliferan los ‘agujeros negros’, donde no entra ni tampoco sale información”, explica.
La organización también está muy pendiente de otro de los grandes peligros que acechan la libertad de información: las noticias falsas y los bulos, que encuentran su altavoz perfecto en las redes sociales. Sin embargo, “paradójicamente, las redes sociales que tanto criticamos en los países occidentales, son la válvula de escape por la que periodistas clandestinos e independientes que se la juegan día a día, pueden contar lo que está pasando en lugares donde están perseguidos”, señala Edith Rodríguez.
Los crecientes problemas para la libertad de prensa y para los periodistas no son ajenos a España. Aunque nuestro país ocupa el puesto 29 de la clasificación mundial de RSF de 180 países, la organización apunta que también tenemos materias en las que mejorar y que necesitan vigilancia, como el exceso de polarización política que estigmatiza a los periodistas y los sitúa en uno u otro extremo, o las ruedas de prensa organizadas por el Gobierno en las que no es posible formular preguntas, o solo preguntas validadas previamente por el ejecutivo.
Durante el año 2021 RSF España se ha quejado especialmente de dos situaciones: la cobertura de la pandemia y la llegada de migrantes a nuestras costas. “Se han cubierto mal porque las autoridades de todo tipo y a todos los niveles han puesto trabas e impedimentos para que los periodistas pudieran hacer su trabajo. En general agradeceríamos un esfuerzo mayor de transparencia por parte de las autoridades a todos los niveles”, explica Rodríguez.
En 2021 se han incrementado las acciones de asistencia a periodistas, repatriación de zonas de peligro, y ayuda en áreas de riesgo inminente. Especialmente llamativo el caso de Afganistán, desde donde “hemos logrado traer a más de medio centenar de periodistas afganos y sus familiares, no todos con destino a España”, además de la evacuación de otros periodistas desde Birmania y Colombia. “Esto es un indicador de que las ‘zonas calientes’, donde el periodismo está castigado, perseguido y hostigado, lo está cada vez más, los peligros son cada vez más inminentes y las zonas del mundo donde esto sucede son cada vez más numerosas”, relata Rodríguez.
Uno de los objetivos de Reporteros Sin Fronteras es defender la seguridad de los periodistas en zonas conflictivas mediante formación y mecanismos de protección. En este sentido, desde Reporteros Sin Fronteras España se ha vuelto a llevar a cabo una nueva edición del Programa de Acogida Temporal de Periodistas Latinoamericanos, una iniciativa exclusiva de la delegación española, que ya va por la cuarta edición
El futuro no parece muy halagüeño para la salud de la libertad de prensa en el mundo y desde RSF “somos pesimistas, pensamos que hay muchos intereses para que se merme, se desgaste y se desacredite el periodismo”, lamenta Rodríguez. “Afrontamos una década crucial para la sostenibilidad de nuestra profesión desde el punto de vista financiero, de la credibilidad y de la cobertura independiente en muchas zonas del mundo. Nos la estamos jugando”, advierte.