06 noviembre 2017
Campaña de Navidad. La desigualdad en los catálogos de juguetes
Soy madre de un hijo varón y cada día me esfuerzo por educarlo en igualdad. Intento conculcarle que las diferencias entre hombres y mujeres sólo son físicas, pero cada vez que se pone a desayunar y ve un ratito la tele, el canal infantil, se enfrenta a un auténtico bombardeo publicitario, en especial durante la campaña de Navidad, en el que recibe una visión estereotipada sobre con qué y cómo deben jugar los niños y las niñas, que no hacen más que perpetuar los roles de género.
Yo le enseño a poner la lavadora, a pasar la aspiradora etc. Le digo que el color rosa no es de niñas, que las personas pueden ser lo que quieran, sin que haya trabajos que solo pueden hacer los hombres o las mujeres, pero todo esto se contradice con la información que recibe desde la pequeña pantalla. Estoy harta de ver anuncios de nenas cuidando, bañando y paseando bebés todas vestiditas de rosa, y harta de ver a nenes vestidos con ropa de superhéroe dando mamporrazos a diestro y siniestro. Me gustaría que mi hijo no tuviera que elegir sus juguetes en función de su sexo, sino en función del grado de diversión que le pudieran proporcionar. Aunque lo que más me preocupa es la visión que recibe sobre lo que deben hacer los niños y las niñas, y como eso influye en su visión de la igualdad.
Claro que si las campañas publicitarias navideñas son inadecuadas, no digamos algunas actividades escolares. Hace un tiempo en el cole se hizo una actividad sobre científicos, y lo escribo en masculino, porque solo una niña de la clase de mi hijo pudo vestirse de científica (Marie Curie), el resto de niñas tuvo que vestirse de científico. Al parecer no existen suficientes mujeres científicas para que seis niñas no tengan que ir vestidas de hombre-científico. Lo más curioso de todo, es que, aunque yo tengo un hijo varón que se vistió de Graham Bell, fui la única madre que envió una protesta al colegio junto con un amplio listado de mujeres científicas.
Para colmo en carnaval una clase decidió que sus niñas se vistieran de azafatas de vuelo y sus niños de piloto, otro cabreo para la madre feminista del niño rubito que siempre se queja de que cuando juegan en el patio al balón prisionero, los equipos sean de chicos contra chicas. Y esto sin contar que cuando vamos a un sitio de esos donde se celebran cumples, ahora se ha puesto de moda que las niñas pasen a una zona donde pueden maquillarse, pintarse las uñas, vestirse con tutús y desfilar como modelos mientras que los niños tienen que jugar en los hinchables o en la pista de fútbol. Claro que yo dejo a mi hijo ir a la “zona femenina” lo que supone que nos miren a ambos como a bichos raros.
Y volviendo al principio, la campaña navideña de juguetes, me lleva un año más a tener que explicarle a mi hijo que no hay juguetes solo para niños o solo para niñas. Y un año más me pregunto ¿cómo vamos a luchar en pro de la igualdad y contra la violencia de género si no somos capaces de evitar que desde que son muy pequeños nuestros hijos vean reflejada la desigualdad en los catálogos de juguetes.
El código penal no puede solucionar lo que años de educación sexista inculca en los hombres.
Paloma Cascales Bernabeu
Vocal de la Subcomisión de Violencia sobre la Mujer del Consejo General de la Abogacía Española