03 mayo 2016
¿Publicidad?… Sí, por favor
El periodismo consiste esencialmente en decir “lord Jones ha
muerto” a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.
Es viernes. Mediodía. Tras una larga mañana de ocio judicial, decido reponer fuerzas con algo ligero. Estando en ello, intento hacerme con uno de los ejemplares de prensa que el local pone a disposición de los clientes. Imposible. Todos ocupados. A mi derecha, un hombre de mediana edad pasea su mirada sin mucho entusiasmo sobre las hojas de uno de los diarios deportivos de mayor tirada nacional. “Barrida visual efímera” que llaman los expertos. Apenas tengo tiempo de leer a hurtadillas los titulares debido a la rapidez con la que lo recorre.
Quizás el carácter banal de las noticias, o la constante reiteración de las mismas desde el lunes anterior, hace que su atención decline detenerse en ellas. Pero llegados al ecuador, aparece en página derecha –que es la buena-, a hoja completa y en color, la figura de un conocido deportista con un mensaje directo y con una orden muy clara: “RECHAZA EL MALTRATO”. El colindante lector ralentiza su mecánico movimiento, lee las escasas veinte palabras del anuncio y vuelve a revisarlo una vez más. Es evidente que el anuncio le ha suscitado interés, o cuando menos curiosidad. Tras la pausa, reanuda la marcha frenética inicial, presta algo más de tiempo a la última hoja y, tras doblarlo, me deja a solas con el periódico. Compruebo seguidamente que, en efecto, se trata de una campaña publicitaria contra la violencia sobre la mujer patrocinada por una conocida entidad aseguradora.
La situación que acabo de contemplar, aunque pueda antojarse trivial, me resulta curiosa. Lograr que el destinatario de una información deportiva se vea asaltado por una publicidad que tiende a sensibilizar a la sociedad en género y, que lejos de obviarla, le dedique más tiempo que al contenido informativo que buscaba, es algo realmente valioso.
Solo pensar que debido al nivel de ventas de ese diario, el mensaje que se contiene en la campaña haya podido llegar a millares de hombres y, que de todos ellos, al menos una parte haya empleado cinco o diez segundos en su examen, es un hecho real que hará posible que sepan de la existencia y muerte de lord Jones; le conociesen o no. Por ello, hay que reivindicar la obligada reiteración de las campañas de sensibilización contra la violencia de género a través del canal que el poder mediático proporciona, y que debe potenciarse no solo a nivel cuantitativo (las estadísticas actuales permiten afirmar que no son suficientes), sino también en cuanto al grado de calidad, pues la sensibilización es más eficaz cuanto más capacidad de influencia produce sobre el destinatario.
Campañas ingeniosas con colaboración plural como lo es la que describo (de iniciativa privada, con personajes públicos y a través de medio escrito), es una de las múltiples opciones que ayudan a crear espacios de visualización del problema de la violencia machista, sin perjuicio de que es a la administración pública a quien le corresponde –como dice el legislador- fortalecer esas medidas de prevención en el ámbito publicitario y mediático, lo cual se compagina mal con el recorte presupuestario habido en los últimos años en materia de prevención, que tímidamente ha repuntado en 2015.
Solo haciendo más y mejor sensibilización, conseguiremos que algún día, al abrir el periódico, leamos sobre la violencia de género la misma noticia que se publicó de lord Jones: D.E.P.
José Luis Holanda Obregón
Vocal de la Subcomisión de Violencia sobre la Mujer del Consejo General de la Abogacía Española