26 octubre 2012

Que la crisis no haga invisible el problema de la inmigración

La subcomisión de Extranjería del Consejo General de la Abogacía Española quiere mostrar su pesar por la muerte de al menos 14 personas en el Mar de Alborán, cuando intentaban llegar a las costas españolas desde Marruecos a bordo de una barca neumática.

Una vez más, decenas de personas procedentes de países del África subsahariana han perdido la vida en su intento de buscar un futuro. La crisis económica que actualmente afecta a Europa, y en participar a España, nos ha hecho centrarnos en nuestros problemas, que son muchos, y nos hemos olvidado de que hay millones de personas que habitan países que sufren una crisis estructural.

La llegada de inmigrantes a España de forma irregular ha disminuido un 3% en los seis primeros meses del año con respecto al mismo periodo de 2011, según los datos de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) de la UE. Si entre enero y junio del año pasado llegaron 2.637 personas, este año lo han hecho 2.559.

Este descenso está en la línea con la tendencia de la UE, donde también ha habido una disminución importante, ya que el flujo de llegadas en los Estados miembros se ha reducido en el mismo periodo más del 50% al pasar de 74.200, en 2011, a 36.741, en 2012. El número de inmigrantes irregulares que llegan a España representa un 7% en el conjunto de la UE, mientras que los que arriban a Italia representan el 12% y a Grecia el 67%

La situación en los países del Sahel ha provocado desplazamientos de población desde Malí a los países vecinos. En Mauritania, por ejemplo, se han registrado 90.000 entradas, a las que podrían unirse 20.000 más de Senegal, según datos del Frontex.

Otra zona preocupante es Siria, un país en el que se están produciendo muchos desplazamientos hacia los países vecinos, que provocan flujos también hacia Argelia, donde se encuentran alrededor de 15.000 sirios. Estos inmigrantes podrían intentar cruzar a la península ibérica desde las costas argelinas.

Todos estos datos indican que la crisis económica en los países europeos no disuade a las personas que huyen de la miseria y la desesperanza. De la misma forma, tampoco debería eliminar la sensibilidad de ciudadanos, políticos y medios de comunicación hacia este problema.

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