04 noviembre 2020

Claves para hablar en público de forma eficaz

Susana GonzálezPor Susana González
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La situación excepcional generada por la pandemia ha acelerado los procesos de digitalización de todas las organizaciones, de cualquier tipo y tamaño; y ha llevado a los consumidores a adquirir nuevos hábitos de consumo. También de consumo de información.

En USA, el crecimiento de la venta online durante el confinamiento superó en 8 semanas lo que supuso la evolución del eCommerce en 10 años (Fuente Banck of America US Departament of Commerce Shaw Spring Research).

En España, durante el mismo período, el comercio online creció un 55% en ventas y un 30% de los usuarios estima que seguirá comprando online (farmacia, jardinería, alimentación, ropa de deporte).

Salvo que seamos Primark, cuya estrategia de negocio sigue descartando la venta online, aun asumiendo que vendió cero durante el pasado confinamiento; lo recomendable es digitalizar los procesos para aportar valor a los usuarios en aquellos canales donde efectivamente están.

Lo cierto es que hay servicios que no siempre se pueden prestar eficazmente online. Lo que sí podemos hacer es incrementar la forma de comercializarlos online.

Temporalmente o a la larga, el networking concebido como lo teníamos antes de la Pandemia, ha cambiado radicalmente. Y, como todos los cambios, son difíciles y confusos al comienzo. Sin embargo, piensa que son difíciles para ti, para mi, para todos. Y que, por esta razón, quizás todos empaticemos más, procurando que cualquier esfuerzo invertido, funcione.

En nuestro sector, como en tantos otros, se ha impulsado la comunicación online entre personas y profesionales mediante call conference; reuniones; presentaciones ejecutivas de proyectos; auditorías; las vistas online; los webinars y eventos online para formación, cursos y congresos, etc.

Si temías hablar en público ante espectadores y considerabas que comunicar bien presencialmente era un don, ahora debemos darle a todo otra vuelta.

Nuestros espectadores sí nos escuchan y ven, aunque nosotros a ellos no siempre. Seguimos teniendo público, ahora mucho menos atento, ya que generalmente nos escucha mientras está haciendo otras cosas a la vez y, para colmo, no podemos percibir sus sensaciones, siendo más difícil interactuar, conversar y conectar con el receptor de nuestro mensaje.

Es un nuevo reto factible, ya que hablar en público sin temor y de forma eficaz es una habilidad. Y las habilidades se entrenan.

Miedo escénico.

Qué tal si para comenzar piensas que el miedo escénico siempre pasa, nos va a pasar y es bueno, nos prepara. Lo bueno es saber que debemos pasar por ello, esperar que nos va a suceder.

Lo reconocerás por el hormigueo en el estómago que sube hasta la garganta y parece que te va a impedir hablar; porque tienes la sensación de que te vas a quedar en blanco, que te vas a olvidar de todo lo que tenías preparado decir y, en ocasiones, falla la voz, o nos salen gallos.

El secreto es que todos tenemos miedo escénico. Si no lo tienes es mala señal.

Tienes que presentar un resumen ejecutivo de un proyecto, de un informe; unas conclusiones en el juzgado o dar una clase, o una ponencia.

El miedo escénico es natural. Nuestro cerebro reptiliano es reactivo a estímulos directos y, por ello bloquea nuestro cerebro en situaciones de peligro inminente, obligándonos a actuar por mera supervivencia.

Podemos reducir esa sensación de peligro inminente con humildad. Hay que contemplar que no somos tan importantes en la vida de las personas que nos escuchan como para que lo que nos bloquea sea un peligro tan inminente pensando en que no somos humanos y podemos fallar.

La clave es que solo tu sabes el 100% del contenido que tienes planeado ofrecer como para que otras personas se den cuenta si te has olvidado de algo, o si tenías un objetivo que no has alcanzado a cumplir.

Es importante transmitir sensaciones con la voz.

Si ya eres consciente de que el miedo escénico es natural, es humano, lo importante es llevar tu discurso muy bien preparado y ensayado, respirar hondo, sonreír y comenzar…

Nuestros oyentes lo primero que perciben de nosotros es nuestra voz. No es importante que sea grave, o aguda, o fuerte o dulce. Lo verdaderamente importante es que sepamos modularla. Es decir, subir o bajar el tono de voz, activar o no una mayor velocidad o ritmo, en virtud de lo que quieras expresar.

La relación entre emoción y cuerpo se produce de forma natural e inconsciente, por eso es difícil controlar las emociones que transmite nuestro cuerpo.

Si preparas tu discurso hasta el punto de estar convencido de ello, lo conversarás de forma natural. Y eso hará que tu lenguaje corporal, tus gestos, tu mirada, tu posición ante la cámara, sea natural y convincente.

5 pautas que te ayudarán a comunicar verbalmente de forma eficaz.

Algunas recomendaciones para entrenar nuestra habilidad de hablar en público de forma eficaz pueden ser:

  1. Estructura bien el contenido y prepara la presentación con menos palabras de tu historia: Por muy especialista que seas en la materia, si quieres que tus oyentes asimilen bien tu mensaje, no se pierdan y te sigan durante toda tu intervención, es esencial estructurar bien el contenido.

Tu presentación debe ser lo más gráfica posible y contener la menor cantidad de texto posible. La presentación debe ser un apoyo visual para tus oyentes, no un guion para ti.

Mientras estamos trabajando el contenido de lo que queremos transmitir a través de imágenes, nuestro cerebro está repasando constantemente lo que vamos a decir; hasta el punto de que, cuanto más tiempo destinemos a preparar visualmente la presentación que nos vaya a acompañar y cuanto menos palabras contenga, más estaremos afianzando mentalmente nuestro discurso. No se nos va a olvidar.

  1. Hablar en público de forma eficaz, como toda habilidad, se mejora practicando. Cuantas más veces exponemos en público mejor lo hacemos; más seguridad adquirimos y mayor espontaneidad transmitiremos.

Ensaya. Graba tu presentación y escúchala. No memorices, interioriza las ideas. La naturalidad es vital, sin duda. Sin embargo, una buena preparación y ensayo nos proporciona mayor seguridad.

Cuando nos escuchamos a nosotros mismos solemos ser críticos y advertir aquellas partes en las que nos hemos aprendido tan de memoria el contenido que lo comunicamos como si leyéramos, o nos aceleramos y no se va a comprender el mensaje; las muletillas que utilizamos y que recargan nuestro mensaje de contenido vacío e inútil, etc. Esto nos va a permitir corregir y mejorar, a la par que calcular muy bien el tiempo y las pausas que debemos hacer para que nuestro mensaje resulte ágil, limpio y comprensible.

  1. Juega con tus gestos y tus silencios. Lo que no decimos, en ocasiones, es tan importante como lo que decimos.

Saber acompañar lo que decimos de gestos que transmitan el contenido nos ayudará a conectar con nuestros oyentes. O mejor aún, a que nuestros oyentes se impliquen con lo que estamos comunicando.

Trabajar muy bien el énfasis al expresar determinadas palabras o frases, y realizar pausas no sólo nos ayudará a transmitir emoción; a transmitir a nuestros oyentes que les estamos hablando a ellos individualmente; sino a pensar unos segundos en lo siguiente.

La mirada y el control de las pausas son claves. Nos permiten transmitir con naturalidad y aportan credibilidad.

  1. Incorpora toques de humor. No se trata de que nuestro discurso tenga que ser jocoso.

Estamos trabajando y debemos ser serios y rigurosos con nuestro trabajo. Sin embargo, nada impide que la naturalidad nos permita salir airosos de un problema técnico reconociendo con una sonrisa o un comentario divertido cualquier situación sorprendente o inesperada.

Todos, absolutamente todos nuestros interlocutores son personas y agradecen un clima ligero, a la par que a ti te ayudará a relajar la tensión y desbloquear la situación.

  1. Evita hablar sobre ti. Al menos al comienzo.

A la mayoría de nuestros clientes les importa bien poco quién somos, a qué organización pertenecemos, cuán buenos somos, cuántos méritos tenemos que caractericen nuestra especialidad. Los oyentes online tienen poco tiempo y mucha información, lo que hace que el hábito de consumo de información de interés sea ágil al infinito.

Lo que importa a nuestros oyentes es si les vamos a aportar información o contenido que les aporte valor a sus necesidades. De tal modo que es al comienzo cuando debemos centrar las necesidades para, más adelante ya indicar cómo tú, como parte de la organización a la que perteneces, puedes ayudarle a satisfacerlas. Será entonces cuando tal vez le importe quién eres, lo que haces y a qué organización perteneces.

“Todo discurso bien preparado está ya pronunciado en sus nueve décimas partes”.

-Dale Carnegie-

Susana González
Abogado especialista en derecho tecnológico, ciberseguridad y marketing digital
WEB: Susana González Ruisánchez
TWITTER: @SuDigitalLawyer

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