09 junio 2017

Cómo debe vestir una abogada. Cuestión de actitud.

Rosa ManrubiaPor Rosa Manrubia 
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“La mujer está mejor considerada cuanto mejor sea su aspecto. La elegancia es un arma, una forma de hacerse respetar”. Simone de Beauvoir.

Recojo el guante de mi compañero Jaime Sanz, del blog de Marketing y Comunicación Jurídidos, cuya última entrada se remitía a “Cómo debe vestir un abogado”. Han sido muchas las peticiones y recomendaciones de tratar este tema y no podíamos dejarlo de lado en este rincón de Coaching. En mi caso os referiré cómo considero que debe vestir una abogada, cuestión ésta abordada muchas veces en publicaciones de marketing jurídico, cuando tiene mucho más que ver con una actitud y un estilo de vida profesional.

Nos dice el Estatuto General de la Abogacía, en su artículo 57.1: “Los abogados intervendrán ante los Juzgados y tribunales de cualquier jurisdicción sentados en el estrado al mismo nivel en que se halle instalado el órgano jurisdiccional ante el que actúen y vistiendo toga, adecuando su indumentaria a la dignidad de su función”. A la vista de este artículo debemos tener en cuenta que la ropa y complementos usados por las abogadas deben considerarse, en primer lugar, como un atuendo de trabajo o uniforme laboral. En segundo lugar, debe ser una muestra de respeto: respeto al Tribunal, respeto a nuestros clientes, y, en definitiva, respeto a la labor que desempeñamos: la Abogacía. Somos la muestra de la dignidad y los valores de nuestra profesión y, como tal, debemos proyectarlo hacia el exterior con nuestra imagen.

Nada más empezar a ejercer me regalaron una publicación que aún conservo y ojeo con nostalgia: “Vademécum para abogados nóveles” escrito por José Ángel García Fernández, decano del Colegio de Abogados de Sevilla y publicado por Tirant Lo Blanch. En dicha publicación se daban una serie de consejos acerca de cómo debían vestir las abogadas jóvenes que levantó mucha polémica. Consejos como evitar pendientes grandes, vaqueros, uñas descuidadas, tatuajes, plataformas y otros parecen hoy superados por unas tendencias y modas cada vez más cercanos al street style que a los clásicos cánones de moda ejecutiva para mujeres. Sin embargo, dicha publicación contenía algunas reseñas que quizá no eran demasiado descabelladas en relación a esa dignidad de nuestra profesión que antes aludía.

Y dicho todo lo anterior, ¿cómo debemos vestir para no caer en la vulgaridad y no perder el respeto y consideración del Tribunal, clientes u otros compañeros?

La vestimenta de la abogada es mucho más variada y combinable que la de los abogados. En atención a las actuaciones que llevemos a cabo podremos vestir de una forma u otra:

  • Actuación en sala: en nuestras actuaciones en Tribunales deberemos guardar el máximo celo en nuestro atuendo y apariencia. Traje de color oscuro (falda o pantalón), vestido en tonos neutros, zapato de salón de tacón medio y color oscuro o bota/in de vestir oscuro, abrigo oscuro o trench. En verano lo más adecuado es un vestido oscuro o neutro, sandalia discreta de tacón medio y complementos discretos. El portafolios será un complemento con el que podremos jugar: estampados divertidos o de colores son adecuados y aportan frescura a cualquier look.
  • Reunión en empresa, con clientes u otros compañeros: el mismo look descrito que para las actuaciones en sala. Nuestra apariencia debe transmitir respeto, dignidad, distinción y seriedad.
  • En el despacho o gestiones de trámite: en función de si atenderemos clientes o no, podremos variar un poco el atuendo de diario. Pantalones de tipo chino con camisa neutra o suéter de cuello vuelto, vestidos con estampados discretos en colores neutros u oscuros, zapatos cómodos (mocasín o cordones de tacón). Podremos jugar con las medias o los fulares. En atención de la clase de cliente que recibamos intentaremos recibirle con un atuendo de trabajo lo más ejecutivo posible. Si hacemos trámites podremos ser más laxos en nuestro atuendo, y otorgarnos alguna licencia como vaqueros combinados con chaqueta, unas cuñas de esparto con vestido y otros.
  • Congresos y/o jornadas formativas: podemos permitirnos un look más informal sin perder de vista nuestra condición de abogadas. Vestidos más sport con colores, pantalones o faldas con camisetas elegantes, o incluso las muy de moda bermudas de vestir son atuendos que podemos permitirnos. Los zapatos pueden ser los clásicos o algo más divertido que no distorsione el conjunto.

¿Qué errores no debemos cometer nunca?

Jamás debemos perder de vista que nuestra imagen debe ser el espejo de la dignidad, distinción y respeto. Por ello, nunca incurriremos en asistir a sala o congresos con aspecto poco cuidado. Desterraremos de nuestro armario de trabajo aquellas prendas de vestir o complementos adecuados para otros entornos o momentos de ocio. Nada de ropa brillante o con transparencias que insinúen la ropa interior, minifaldas o faldas excesivamente ceñidas, tops que dejen el ombligo al aire (tampoco los tan de moda Crop Top), zapatillas de deporte o vaqueros. Estamos siempre en un contexto de abogados, y debemos procurar nunca perder de vista esa condición.

Básicos de un armario de trabajo

  • Vestido negro u oscuro.
  • Vestido nude, blanco o neutro.
  • Zapato de salón negro/marrón.
  • Falda negra.
  • Dos blusas blancas o nude.
  • Traje pantalón.
  • Bolso portafolios.

Todo ello combinado con una apariencia estética cuidada. Aspecto aseado, perfume suave, maquillaje discreto (no vamos de boda ni de fiesta) o pelo cuidado son esenciales para dar prestancia a nuestro atuendo. Por supuesto, debemos procurar que las prendas de vestir sean de buena calidad y que estén limpias. Nada más bochornoso que no comprobar el estado de unos zapatos y llevarlos sucios.

No hace falta gastar mucho dinero ni desembolsar grandes cantidades. En cualquier gran cadena de moda generalista encontramos prendas de buena calidad y precio razonable. Solo debemos concienciarnos de que la ropa que llevemos es nuestro uniforme de trabajo y que cuanto mejor nos veamos nosotros y más respeto nos tengamos más y mejor transmitiremos la esencia del respeto por la Abogacía. Es cuestión de actitud.

Para terminar este (quizá) frívolo y refrescante post, o dejo un enlace a un vídeo de mi compañera del Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos, Donna Alcalá, en su canal de Youtube.

Rosa Manrubia
Twitter: @rosamanrubia
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Web: Manrubia Balanza
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