07 octubre 2021

¿Cómo puede ayudar el coaching jurídico en la salud mental de la abogacía?

Berta SantosPor Berta Santos
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La OMS describe la salud mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de  la vida  puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Por tanto, la salud mental es la base para el bienestar y funcionamiento efectivo de un individuo y una comunidad. En este sentido, si deseamos contar con una comunidad de abogacía sana y efectiva en su misión, será importante abogar por el bienestar de los profesionales del sector legal.

Uno de los múltiples recursos para ayudar al bienestar de las personas del sector legal es el coaching jurídico. El coaching es una metodología que dota de herramientas a las personas, para la mejora de su bienestar, el autoconocimiento y la autoconsciencia del individuo. Estudios recientes realizados por BetterUp Labs, publicados en el Journal of Medical Internet Research, en junio de 2021, han demostrado el impacto efectivo del coaching, en el bienestar de las personas

El coaching jurídico es una especialidad del coaching, que busca ayudar a las personas del sector legal, a mejorar en la gestión de sus emociones, superar los altos niveles de stress de la profesión, además de ofrecer recursos, para que las personas puedan aumentar su motivación y pasión por la práctica legal, sin caer en el hastío o el cansancio.

El modo de ejercer la abogacía se ha transformado en la época post pandemia, alterando los patrones de trabajo y obligando a la abogacía a realizar cambios que, sin duda, han impactado en la salud y el bienestar de las personas abogadas.

Para ello, resulta necesario el desarrollo de estrategias, que ayuden a las personas a responder ante la presión de trabajar en remoto y establecer nuevas formas de comunicación con los clientes, que han supuesto un nuevo reto, en el desarrollo de competencias “soft”, de la práctica de la abogacía.

De esta forma, si deseamos mantener un alto rendimiento y ofrecer la máxima calidad a nuestros clientes, será necesario un entrenamiento. El coaching pretende dotar de herramientas para trabajar en el dominio de la mente, revelando todas aquellas limitaciones que están evitando un rendimiento pleno, y descubrir nuestra propia identidad, para un ejercicio de la abogacía que sea acorde a nuestro carácter y nuestra personalidad. Lo cual implica ejercer la profesión en una especialidad y en un entorno deseado y si no es así, tener una alta dosis de valentía, para realizar los cambios oportunos para lograr la máxima plenitud profesional. De lo contrario, la salud mental y el bienestar se verán afectados, causando perjuicios no deseados para la persona.

El coaching se centra en el análisis de la mentalidad de la persona, a través del método socrático basado en  la formulación de las preguntas, para cuestionar, profundizar, ampliar perspectivas y sobre todo mover hacia la acción a la persona, para descubrir nuevas habilidades o redescubrir algunas que se han ido abandonando a lo largo de los años. El coaching implica cambio y la gestión del cambio es uno de los temas más complejos, a los que se ha enfrentado el sector legal, en estos últimos años.

Si los deportistas realizan un entrenamiento físico y mental, ¿por qué no pueden hacerlo l@s abogad@s.? Las carreras profesionales se han sofisticado de tal forma, que contar con profesionales multidisciplinares de otros campos, pueden resultar necesarios para el éxito del despacho y de la carrera profesional. En la nueva era post-covid, las personas no trabajan solas sino que cuentan con diferentes colaboradores, cuya función principal es la de salvaguardar el activo más preciado de cualquier despacho: las personas que los integran. Sin personas, no hay despacho, y sin una buena salud de los profesionales, los despachos son caldo de cultivo para ambientes tóxicos y, complicar aún más, el ejercicio profesional.

¿Cuáles son las principales cuestiones que pueden tratarse en un proceso de coaching?

-La gestión de las emociones, para poder dotar de herramientas en la gestión del estrés y la carga de trabajo del día a día.

-Adaptabilidad y gestión del cambio. Entrenar habilidades que posibiliten anticiparse a las necesidades del sector, desarrollar la visión, la creatividad y la innovación.

-Comunicación con los clientes y colaboradores. Ampliar las competencias de comunicación, para mejorar la exposición en los juicios, empatizar con los clientes, entender sus necesidades y lograr un vínculo fuerte, basado en la confianza y el respeto mutuo.

-Bloqueos mentales. Detectar todos aquellos obstáculos que están interfiriendo en la consecución de los resultados. Para ello, es necesario analizar, profundizar, entender las situaciones, y sobre todo entender el funcionamiento del subconsciente de nuestra mente.

En estos momentos en los que hemos sido conscientes de lo frágil que puede ser nuestra salud mental, tal vez haya llegado el momento de contemplar trabajarla y entrenarla, como una parte importante de nuestro ejercicio profesional.  Con ello, mejoraremos nuestro entorno profesional, y, en definitiva, nuestra vida, el bien más preciado que tenemos.

Berta Santos
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