Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
19 mayo 2020
COVID-19, un catalizador de cambios para el sector legal
Por Eugenia Navarro
@eugenianavarros
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto sin precedentes en nuestra vida cotidiana a nivel mundial. Estamos en una fase de aislamiento jamás vivida antes, en la que países enteros están bloqueados con un nivel intensivo de información y cambios legislativos con una población expectante.
El impacto ha sido colosal en los mercados, en las empresas y en la vida laboral de las personas (por supuesto, también en la personal). No se puede negar que esta pandemia representa un desafío diario y que ha forzado a la planificación y a la generación estrategias de adaptación ante un entorno tan cambiante y ambiguo. Para el sector legal, desde luego, ha supuesto todo un reto, un cambio profundo en la metodología de trabajo con la aparición de nuevos procesos y nuevas formas de entrega. Pero, ¿qué lecciones nos dejará el paso por el COVID-19 en el sector legal?
Cambio en los modelos de trabajo con el cliente. ¿Seguirán siendo necesarias las reuniones presenciales? ¿Seguiremos viajando tanto? ¿Acabarán los desplazamientos innecesarios?… Sin lugar a dudas, el trabajo en remoto ha llegado para quedarse, pero con las condiciones adecuadas de conexión y con un entorno tranquilo en casa, que no siempre ha sido posible durante esta crisis. No obstante, ante los recelos que planteaba, se ha demostrado que es posible, que ahorra mucho tiempo a los profesionales y que puede ser efectivo. ¿Puede ser una solución para la conciliación? Ayuda. Pero tendremos que hablar de productividad.
Liderazgo en remoto. No estábamos preparados para el liderazgo en remoto, pero durante esta crisis estamos aprendiendo y, con ayuda de la tecnología, cada vez lo haremos mejor. Los equipos son capaces de comunicarse en remoto, de trabajar conjuntamente y los problemas técnicos de conexión se irán eliminando, porque si algo nos ha quedado claro, es la relevancia de tener una buena conexión en todo momento y especialmente, en casa. Los líderes deberán aprender a gestionar equipos en diferentes lugares, con todo tipo de culturas. Se abre una nueva era en que los equipos se constituirán en base a las competencias y habilidades más adecuadas para proyecto, allí donde estén. Las organizaciones se volverán más líquidas y menos jerárquicas. Las líneas de distancia geográfica se desdibujan en el trabajo en remoto y no todos los líderes actuales están preparados para esa reconversión, necesitarán formarse.
Nuevas competencias y habilidades. ¿Cómo hacer sentir el compromiso ante equipos diseminados? La distancia y el trabajo en remoto, sin lugar a dudas, requerirán de personas capaces hacer sentir el compromiso y el “engagement” con sus firmas, a las que acudirán cada vez menos, y será necesario crear fuertes culturas llenas de principios de actuación para equipos virtuales. Los abogados deberán tener nuevas competencias digitales y nuevas habilidades desarrolladas en los tiempos de dificultad. Seguro que saldremos todos más resilientes y esta es una de las competencias más requeridas para los tiempos que nos esperan. La resiliencia ayuda a mirar con perspectiva y a poner en su sitio cada cosa con el nivel adecuado de relevancia, sobre todo después de una experiencia tan compleja como la que hemos pasado. Pero también estamos aprendiendo, o deberíamos aprender, a trabajar en remoto de manera efectiva, porque la productividad puede bajar si no tenemos método y si no somos rigurosos, porque las distracciones se multiplican. Las firmas no podrán permitirse una bajada de la productividad, porque los clientes exigirán más eficiencia si cabe y honorarios más ajustados.
Los más y los menos del trabajo en remoto. También Hemos aprendido que el trabajo en remoto no es la panacea, si no tenemos el entorno adecuado y si no tenemos las pautas de cómo hacerlo. El trabajo presencial es necesario, no podemos obviarlo, mejora los vínculos emocionales y rompe algunas barreras que pueden crearse en remoto. No todo el mundo dispone del entorno adecuado para trabajar desde casa, así que es imposible que aplique a todo el mundo, hay que ser realista y no sirve el café para todos. Algunas firmas se han hecho cargo de crear y de ofrecer a su personal los medios adecuados, pero eso no es suficiente, también depende de la situación personal de cada uno.
Por otra parte, no podemos negar que en el trabajo en remoto existe una mayor debilidad de la confidencialidad y de posibles violaciones de datos. Seguro que todos los equipos informáticos de las firmas están en ello, pero aún queda recorrido en los procedimiento y hábitos de trabajar en casa. ¿A quién no le han tomado prestado el ordenador en casa? ¿Una contraseña demasiado obvia?…
Empujón hacia la transformación digital de las firmas. Y de la justicia. Creo que ya no quedan dudas, las firmas han de ser capaces de asesorar en el entorno digital igual que de manera presencial. El COVID-19 ha sido un catalizador para un cambio de paradigma de manera masiva, hasta los más reticentes lo entienden, es imparable. Estoy segura de que esto dinamizará el sector legal y le hará ser más creativo e imaginativo, tanto en productos como en modelos de entrega. El Legaltech se afianzará y generará nuevos modelos y puestos de trabajo en el sector que aún no imaginamos.
La justicia será uno de los campos que más notará el acelerón de la transformación digital porque parte de algunas ineficiencias que fácilmente pueden solucionarse con modelos de digitalización, el COVID-19 será el revulsivo para replantearse muchos de los procesos. Espero que los cambios sean exponenciales, porque son francamente necesarios.
Medidas de protección a la vuelta. Además del teletrabajo, se extremarán las políticas sanitarias y de contención, por lo menos a la vuelta, con protocolos de seguridad muy estrictos que generarán una sensibilidad sana para evitar contagios.
Presión a la baja en los honorarios, búsqueda de agilidad y eficiencia por parte de los clientes. Si con la crisis del 2007 llegó el foco a la gestión, ahora la eficiencia unida al soporte que da la tecnología será clave para la competitividad de las firmas que no podrán permitirse que sus equipos en remoto no trabajen de manera productiva.
Seremos más solidarios o, por lo menos, eso quiero pensar. A título personal, espero que en los despachos se genere la voluntad de ayuda y de acompañamiento, de generosidad y de trabajo en equipo, porque lo que va a llegar no será fácil y se necesitará remar en la misma dirección. Hemos visto y veremos equipos mixtos de trabajo, abogados, ingenieros, informáticos… lo cual enriquecerá la profesión.
Espero que todo esto nos ayude a salir reforzados después del COVID-19, que hayamos podido tener un aprendizaje profundo de la experiencia que hemos vivido y que seamos capaces de seguir con más fuerza aún para remontar un sector legal que cada vez es más apasionante.
Por Eugenia Navarro
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