Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
28 abril 2016
Defender al enemigo
James Britt Donovan, el personaje que protagoniza la película de Steven Spielberg El Puente de los espías, representa ese tipo de héroe americano, decente , expresión de americano medio, firme creyente en el american way of life y a la vez encarnación viva del Bill of Rights, que da sentido a una manera liberal de entender un Pacto Social que debe cobijar a todos sin distinción, lo más parecido a lo que nuestro Código Civil describe como un paradigma, el honrado padre de familia, un héroe que el cine clásico de Hollywood popularizó en las comedias y melodramas de Frank Capra, uno de los altavoces del New Deal roosveltiano , muchas veces interpretado por James Stewart o por Henry Fonda, el Lincoln según John Ford en El joven Lincoln, un Fonda que epitomizó ese arquetipo en el anónimo jurado que cree firmemente que nadie debe ser condenado si se tiene una duda razonable sobre su participación culpable en un delito, como lo ejemplifica magistralmente en Doce hombres sin piedad, ese sobrio pero intensamente emocional y comprometido courtroom drama de Sidney Lumet y Reginald Rose .
Donovan no era un abogado cualquiera en 1957 cuando le encargan defender a alguien a quien nadie en su sano juicio desearía defender: al Coronel y espía soviético Rudolf Abel, uno de los cerebros del espionaje soviético en Estados Unidos. Estamos en plena efervescencia e histeria de la Guerra Fría y aunque el rastro del senador Joseph Mc Carthy y su caza de brujas poco a poco ha ido desinflándose, aún perviven abiertas las heridas y los recelos. Donovan es una gran elección, si acepta y lo hace. Profesionalmente es un abogado especialista en pleitos de seguros, trabaja en la firma de abogados neoyorquina Watters & Donovan, y en muchos casos para que no haya pleitos negocia un acuerdo extrajudicial. Litiga, pero antes, y si puede, transa. Si miramos hacia atrás, Donovan es una decisión aún más acertada: patriota comprometido con la nación, comandante de la Navy en la Segunda Guerra Mundial… y espía… o al menos oficial de inteligencia en la OSS, embrión de la CIA, que dirige otro Donovan, también abogado, “Wild” Bill Donovan, jefe y amigo de John Ford, que también trabaja para esa agencia bélica de inteligencia y espionaje.
Donovan se aplica con disciplina profesional a defender lo indefendible, un caso perdido en la opinión pública. Las campañas mediáticas y ciertos movimientos políticos le echan encima insultos, insidias y amenazas. A él y a su familia. Pero Donovan cree firmemente que la justicia y los procesos deben asegurar la igualdad para todos y, como expresara otro conspicuo liberal, el juez del Tribunal Supremo Felix Frankfurter en su célebre voto particular en el caso U.S vs Rabinovitch, la salvaguardia de las libertades se suele forjar en casos que afectan a personas poco agradables. Su combate se ciñe a que las pruebas que se esgrimen contra Abel se han obtenido de manera policialmente ilícita y que deben ser anuladas, no tomadas en consideración. Resiste todo tipo de presiones y amenazas; la ley está para todos en sus exigencias de garantías, para Abel, el FBI, el Gobierno o la CIA. Pierde el caso, pero su intervención permite que se conmute la pena de muerte fijada por la sentencia por la de prisión perpetua. Donovan apela al Tribunal Supremo y vuelve a perder, una decisión reñida en todo caso, cinco a cuatro… y recibe la felicitación de Earl Warren, el presidente del Tribunal Supremo.
Donovan, que traba una relación personal con Abel –un personaje que le ha valido un Oscar, bien merecido, a Mark Rylance , el actor que lo encarna en El Puente de los espías- recibirá un encargo más. Negociar en Berlín el canje de Abel por Gary Powers, el piloto del U-2, un avión espía, derribado por los soviéticos cuando sobrevolaba territorio rudo. Es un abogado de pleitos, insobornable, también una hombre de acción, de acción humana y de transacción. El Derecho no es sólo precepto, norma; es parte de la realidad social , de la vida , afecta a seres humanos, con todos sus derechos y deberes. Sin atajos, con muchos sacrificios. James Britt Donovan es, simplemente , un abogado, un ciudadano.