La agilidad está en los valores

Por Diego Alonso
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Siempre podemos encontrar la excusa fácil en el software cuando son los valores los que sostienen el éxito de la transformación digital. No son los post-it® los que hacen de una empresa un entorno de trabajo ágil, o las herramientas CRM las que hacen las delicias del cliente en el proceso de prestación del servicio; unos valores claros y compartidos son los que permiten mantener el rumbo y alcanzar los objetivos marcados.

Podemos partir de un esquema de valores, llamémosles básicos, que todos damos por sentado: la honestidad, la profesionalidad, la confidencialidad… Incluso estos, a veces, no se cumplen. Pero asumamos que sí. Sin embargo, otros muchos que permitieron el ascenso de los grandes socios de las grandes firmas como son el exceso de celo sobre el cliente, la individualidad, el espejismo de la productividad por hora, etc. parecen no encajar con los propósitos de los procesos de trabajo ágiles y con las herramientas tecnológicas sobre las que se apoyan. El desconocimiento del uso de herramientas no es el problema, creo que existe resistencia a renunciar a un modelo de trabajo apalancado sobre la falta de transparencia.

El Covid-19 puede ayudar a poner de manifiesto las carencias de muchas firmas y abogados que han basado su fortaleza en la falta de transparencia de sus procesos de trabajo hacia el cliente y entre los propios compañeros de despacho. La distanciación física entre las personas necesita de modelos de relación más creativos y tecnológicos que permitan demostrar y aportar valor al cliente y a los compañeros en el día a día. Quedan en evidencia aquellos que antes se escudaban en un calendario lleno de reuniones presenciales y el cliente, ante un aumento de la incertidumbre, demanda un seguimiento y atención más cercano en la distancia. Como defiende la agilidad, entregar incrementos de valor cada poco tiempo. Las relaciones con las personas no son un “todo o nada” se construyen con una entrega constante en valor y cada poco tiempo. Esa es la esencia de las llamadas metodologías Agile (las de verdad, no las de pegar post-it® en la pared).

Existen equipos maduros de alto rendimiento que se auto organizan en el teletrabajo sin necesidad de un control exhaustivo, necesitan de un liderazgo servil no de un jefe autoritario, y ponen en entredicho la facturación por horas y “calentar la silla”.  Es una suerte de selección natural. Llegará un momento en que resultará interesante analizar que une a estos grupos de trabajo y, sin duda, la transparencia y cercanía en valores serán una de las razones que los hace ser más ágiles.

Diego Alonso
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