02 noviembre 2022

La atención plena del abogado en juicio

Oscar LeónPor Óscar León
TWITTER @oscarleon_abog

Durante la celebración del juicio oral los abogados tenemos que estar pendientes de toda una gama de conductas que se manifiestan por el juez, el letrado contrario, las partes, los testigos e incluso el público asistente en la sala, actitudes cuya observación puede ser clave para el desarrollo del acto, y cuyo máximo exponente se manifiesta por el lenguaje verbal y no verbal de los asistentes (comentarios, miradas furtivas, gestos de contrariedad, una leve sonrisa, etc.).

Sin embargo, debido al estado emocional que vive el abogado durante el juicio, condicionado por el nivel de sus nervios, su posible inseguridad ante cualquier imprevisto y la convicción de que son múltiples los factores que pueden influir en que la balanza de la Justicia se incline hacia un lado u a otro, es más que probable que su atención pueda fluctuar en función de las circunstancias que vayan alternándose. Por ello, es fundamental reflexionar sobre la importancia de la atención plena como técnica para llevar a cabo una defensa en juicio más eficaz y eficiente.

Según los expertos en atención plena, una mente atenta es precisa, penetrante, equilibrada y clara, ya que ésta nos da el tiempo necesario para evitar patrones negativos de pensamiento y de conducta, así como nos permite cultivar patrones positivos. Igualmente, la atención plena nos ayuda a disponer de una visión interna clara y sin distorsiones acerca de cómo son realmente las cosas; finalmente, un desarrollo de la conciencia plena nos ayudará a reducir el estrés.

Con estos antecedentes, veamos algunos de los patrones de conducta derivados del uso de la atención plena por los abogados durante su intervención en juicio:

1º.- Focalizarnos en la tarea que estamos realizando: Cuando nos encontremos en sala, hemos de estar completamente focalizados en el objeto de nuestro trabajo, viviendo al máximo nuestra experiencia y tratando de extraer el máximo provecho de la misma. Esto exige desterrar toda opción de pensar en cuestiones ajenas al juicio, o discurrir en pensamientos sobre otras cuestiones relacionadas con el mismo, pero inocuas, que pueden impedir captar lo que está ocurriendo en sala en cada momento. No es la primera vez que por falta de concentración nos hemos perdido una respuesta de un testigo o el comentario del juez (especialmente en vistas de larga duración) que ha condicionado nuestra actuación posterior. Hay, por tanto, que focalizarse al máximo y ser conscientes de ello.

 2º.- Aplicar las técnicas de la escucha activa: La atención plena nos induce a comunicarnos sobre la base de una escucha activa real, es decir, vivir el proceso de comunicación con los demás tratando de comprender al máximo lo que se está transmitiendo y, por tanto, extrayendo el máximo partido de la interacción, lo cual es vital en el desarrollo de un juicio. Una escucha activa nos permitirá controlar el desarrollo del proceso y entender las razones que motivan cambios de conducta y decisiones que se adopten. Por tanto, la concentración analizada en el punto 1º debe complementarse con un proceso de escucha activa y atenta, pues de este modo dispondremos de una comprensión total de lo que está ocurriendo en sala.

3º.- Observar nuestros pensamientos y reacciones: En lugar de permitir que el flujo de pensamientos nos inunde casi sin darnos cuenta, hemos de “congelar el cuadro” y percatarnos de las sensaciones y experiencias tal como son (sin la colaboración distorsionada de las respuestas condicionadas de nuestra mente). Hay que observar nuestros pensamientos y nuestras reacciones, ya que así disponemos de un margen extraordinario para darnos cuenta de si queremos continuar con esa forma de pensar o actuar. Los abogados podemos servirnos de esta herramienta, ya que nuestro flujo mental en un juicio es elevadísimo, y es necesario poner cierta objetividad durante el mismo, lo que nos permitirá ir adoptando las decisiones más congruentes con nuestra defensa. Observando el flujo de pensamiento podemos rápidamente deshacernos de aquellos que son incompatibles con nuestro objetivo en sala.

4º.- Aceptar los imprevistos: Los abogados sabemos mucho de situaciones imprevistas que durante el juicio transforman por completo el desarrollo del mismo. En ocasiones, éstas pueden generar cierta frustración al abogado, lo que podrá motivar que se pierda la concentración necesaria. Por ello, el abogado atento percibirá estas situaciones con la máxima objetividad, sabiendo que son lances del proceso, y actuará en consecuencia con la prudencia y objetividad necesaria que exige la situación. Aceptar lo que venga no es conformarse, sino dirigir toda la energía a buscar una solución, pues en nada empaña nuestro pensamiento la contrariedad que pueden suponer determinadas situaciones. Imaginemos un juez que nos interrumpe cuestionando nuestra forma de preguntar o sobre el modo en el que estamos exponiendo nuestras conclusiones. Estas situaciones, si lo pensamos bien, no son imprevistas y pueden ocurrir. De hacerlo, no podemos rebelarnos contra las mismas, sino aceptarlas y movilizarnos para solventarlas.

5º.- Observar nuestro cuerpo: Cuando trabajamos no observamos nuestro cuerpo ni nos percatamos de los mensajes que nos suele enviar. El cuerpo junto a nuestra mente es un elemento imprescindible para trabajar en condiciones favorables, por lo que tenemos que estar pendientes del mismo y cuando nos avise de que algo no va bien, tendremos que obrar en consecuencia. En juicio es fundamental adoptar las posturas correctas y emplear determinados gestos para transmitir nuestro mensaje adecuadamente, por lo que la conciencia del mismo y la adopción de los cambios posturales necesarios es fundamental. Si estás atento en sala, lo estarás con tu cuerpo, no lo dudes (por cierto, muy recomendable llevar una botella de agua).

Las conductas anteriores deben ser implementadas poco a poco en nuestras intervenciones judiciales, pues analizadas una a una, nos conducen a un estado de concentración absoluto para responder a cada uno de los retos que se presentan en todo juicio.

En todo caso, lo importante es que sepamos que la atención plena existe y está ahí a nuestra disposición para que aprendamos a familiarizarnos con la misma.

Óscar León
TWITTER @oscarleon_abog
BLOG: http://oscarleon.es/

Comparte: