Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
26 noviembre 2024
Las preguntas que debéis responder antes de construir un despacho juntos
Por Lidia Zommer
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Hace poco, dos despachos de abogados, ambos con trayectorias exitosas, me pidieron ayuda para unirse bajo una marca común.
Querían escalar y aprovechar las capacidades de ambos con las oportunidades comerciales a su alcance.
A pesar de que trabajar en la creación de una marca es un proyecto que personalmente me apasiona y con el que nuestro equipo lo borda, antes de ponernos a trabajar, les hice una propuesta:
Antes de construir algo juntos, debían detenerse y examinar si compartían los mismos cimientos.
Hicimos una sesión que bautizamos “preguntas incómodas que generan conversaciones reveladoras”.
Les planteé una serie de preguntas.
Algunas ya las tenían claras, otras creían que compartían las respuestas y fue útil ponerlas en común, algunas nunca se las habían cuestionado.
Si os encontráis en un proceso similar, este ejercicio os puede ayudar a despejar dudas antes de comprometer vuestro futuro en común.
Aquí van:
1. ¿Cómo repartiréis lo que ganéis?
Poner las reglas claras en relación con la pasta desde el principio es imprescindible. ¿Dividiréis las ganancias por antigüedad, por facturación individual, por los clientes que aporte cada socio, por la contribución al proyecto común, …?
¿Qué valor le daréis a tareas que no generan ingresos inmediatos, como la formación de los jóvenes o la gestión del despacho?
Es tentador dejar este tipo de detalles para más adelante, pero creedme: en algún momento se convierten en una fuente de conflicto si no se abordan.
2. ¿Cómo se tomarán las grandes decisiones?
No todas las decisiones pueden tomarse en asamblea, pero tampoco es viable concentrar todo el poder en una sola persona.
¿Optaréis por un liderazgo centralizado o delegaréis responsabilidades en distintas áreas?
Y cuando lleguen los desacuerdos (porque llegarán) ¿cómo los resolveréis?
Estas son cuestiones que pueden parecer secundarias, pero contar con un proceso de toma de decisiones eficaz es imprescindible para crecer dinámicamente.
3. ¿Qué significa para vosotros el éxito?
Aquí es donde empiezan las diferencias más sutiles. Para algunos, el éxito significa incrementar la facturación o la rentabilidad.
Para otros, lograr un reconocimiento en un sector especializado o construir relaciones duraderas con los clientes.
Seguramente habrá quienes quieran que el trabajo le permita conciliar con sus otras pasiones o responsabilidades.
¿Qué métrica usaréis para medir vuestro progreso? Si cada uno interpreta el éxito de manera diferente, será difícil remar en la misma dirección.
4. ¿Cómo definiréis vuestra identidad?
Fusionar dos culturas no es tan sencillo como hacer un nuevo logotipo.
¿Seréis una firma moderna, con un enfoque en la innovación, o preferís seguir un modelo más tradicional?
¿Qué valores representará vuestra marca? ¿Qué implica en la gestión adoptar unos valores u otros?
¿Seréis una boutique especializada o creceréis incorporando nuevas prácticas hasta ofrecer todas las ramas del derecho?
¿Haréis trabajo probono? ¿Cuánto?
¿Queréis mantener un tamaño pequeño, mediano o crecer hasta ser… cuántos?
Tomar estas decisiones de modo consciente y explícito os permitirá construir un proyecto con propósito, autenticidad y coherencia.
5. ¿Qué nivel de compromiso esperáis de cada uno?
¿Todos estaréis involucrados a tiempo completo o habrá espacio para proyectos paralelos como la docencia o la participación en asociaciones?
¿Es importante la presencia física en la oficina o creéis que se puede trabajar desde cualquier lugar?
Estas decisiones no solo afectan la dinámica interna, sino también cómo os percibirán los demás.
6. ¿Cómo gestionaréis los conflictos internos?
Compartir recursos y clientes puede ser una fuente de fricciones.
¿Quiénes y cómo gestionarán las relaciones con los clientes estratégicos?
¿Cómo evitaréis que surjan tensiones si un cliente quiere trabajar con un socio en particular?
¿Cómo se decidirá actuar si surge un conflicto de intereses entre clientes de socios diferentes?
Si los asociados forman parte de un pool, ¿cómo se priorizan proyectos de diferentes socios?
7. ¿Qué haréis si alguien entra o sale del proyecto?
Las sociedades no son eternas. ¿Cómo decidiréis si alguien merece entrar como socio? ¿Qué debe tener alguien para entrar como socio?
¿Y si alguien quiere salir o le llega el momento de la jubilación?
¿Cómo se evitan los incentivos tóxicos contra la inversión a largo plazo de los socios próximos a la jubilación?
8. ¿Quién se encargará de las tareas menos visibles y cómo se contribuye a la gestión?
Gestionar un despacho implica mucho más que trabajo jurídico.
Cuando el despacho es aún pequeño, las tareas de gestión se reparten entre los socios. Es importante definir quién se ocupará de las finanzas, la tecnología, la comunicación y el marketing o el desarrollo de talento.
Si no distribuís bien estas responsabilidades, es probable que alguien termine sobrecargado y frustrado.
Pero cuando la firma crece es imprescindible contar con una gestión profesional. Se comienza con una coordinación interna y externalización de servicios especializados y, en la medida en que se crece en facturación y profesionales, el presupuesto de gestión es considerable.
Definir cómo se contribuirá a esos gastos, si por socio, facturación, rentabilidad o puntos, más allá del equipo de cada área, es necesario para poder crecer y no quedarse en esas fronteras.
9. ¿Cómo cuidaréis la reputación del despacho?
No todos los casos son iguales. Algunos clientes pueden ser polémicos, otros pueden poner a prueba vuestra ética.
¿Cómo decidiréis qué tipo de asuntos tomar y cuáles rechazar?
La reputación no es algo que podáis improvisar; necesita de una estrategia clara.
10. ¿Cómo formaréis al talento del futuro?
Un despacho solo crece si también crecen las personas que trabajan en él.
¿Favoreceréis la promoción interna o buscaréis incorporar talento externo?
¿Qué tipo de profesional queréis atraer y formar? ¿Cuáles son las competencias requeridas para ser parte de vuestro proyecto?
Atraer talento es necesario, pero atraer el talento adecuado al posicionamiento y cultura del despacho es imprescindible para crecer de modo sostenible y coherente a largo plazo.
Un pequeño paso antes de empezar
Antes de lanzaros a construir algo juntos, aseguraos de que los cimientos son firmes. Estas preguntas no buscan frenar vuestro entusiasmo, sino evitar que los conflictos os sorprendan más adelante.
Antes de construir algo juntos, deteneos un momento para reflexionar. Más allá de los números y las estrategias, lo que realmente importa es crear un espacio donde podáis disfrutar trabajando, donde el día a día no se convierta en una carga, y donde las conversaciones difíciles no se transformen en piedras en el zapato que nadie se atreve a abordar.
Hablar de estos temas desde el principio no es solo una cuestión de organización; es la clave para construir una relación profesional basada en la confianza, el respeto y la transparencia. Porque el éxito no se mide solo en cifras, sino en la calidad de vida que obtenéis trabajando juntos. ¿Qué sentido tiene construir un despacho si no podéis disfrutar del camino?
Al final, un despacho no es solo un negocio; es un proyecto de vida. Crear un entorno donde todos se sientan valorados, donde los desafíos sean compartidos y donde las victorias se celebren juntos, es lo que marcará la diferencia. Antes de dar el paso, aseguraos de que estáis construyendo algo que no solo funcione bien, sino que también os haga felices.
Los dos despachos con los que trabajé recientemente esta sesión llamada “Preguntas difíciles” encontraron en ellas una oportunidad para conocerse mejor y construir una relación sólida desde el principio.
Así que ahora os toca a vosotros: Construir algo sólido requiere voluntad para mirar de frente a los retos desde el principio. ¿Listos para empezar?