17 diciembre 2015

No pierdas el tiempo

Alberto MataPor Alberto Mata
TWITTER @Matwin83

El tiempo es oro”. De eso no cabe ninguna duda.

Vivimos en una sociedad en la que, con independencia de nuestra profesión, parece que el tiempo escasea y las prisas son una verdadera constante en nuestro día a día.

Esta afirmación tiene más fuerza, si cabe, dentro de la abogacía. Los abogados no sólo trabajamos en un mundo de plazos y vencimientos, sino que además nuestra fuente de ingresos, la rentabilidad de nuestro asesoramiento y nuestro desarrollo profesional están ligados a la maximización del tiempo.

La gestión del tiempo dentro de la abogacía de los negocios es clave. Él éxito en una carrera profesional tiene, muchas veces, como único elemento diferenciador, unos cientos de horas facturadas al año. Sin embargo, la formación sobre la gestión del tiempo nunca ha tenido una gran relevancia dentro de nuestro sistema educativo.

¿Sabes priorizar? ¿Entiendes la diferencia entre importante y urgente? ¿Dedicas tiempo a planificar tu trabajo? ¿Reconoces los principales distractores del tiempo?

Si la respuesta a las preguntas anteriores es negativa, seguramente tu jornada laboral sea tan larga como tu cuerpo aguante pero, sin embargo, siempre termina con una sensación amarga de no tener tiempo para nada, de hacer las cosas en el último minuto y de tener constantemente temas pendientes encima de tu mesa.

Los primeros síntomas de esta falta de gestión de tiempo son las excusas basadas en la dificultad o el (corto) plazo para cumplir con la tarea asignada y suelen transformarse en recriminaciones a compañeros. Posteriormente, llega la aceptación y el reconocimiento, es decir, uno aprende que siempre se emplea, ya sea por imprevistos o por un tema de perfeccionamiento, más tiempo del inicialmente previsto para realizar la tarea. Finalmente, el agobio y la resignación se juntan con el humor… Como diría un buen ex compañero: “los abogados somos trabajadores a tiempo parcial, siempre trabajamos media jornada, es decir doce horas al día”.

Con independencia del campo de especialización al que te dediques, del tipo de clientes que tengas y de la estructura de la organización donde trabajes, tienes que aprender a gestionar tu tiempo y sacarle el máximo rendimiento posible. No lo olvides, en la abogacía el precio del éxito está relacionado, en gran medida, con el precio del tiempo.

Como en la mayoría de cosas en la vida, el punto de partida para conseguir una gestión del tiempo eficiente y eficaz es conocerse a uno mismo y entender las características de las tareas bajo tu responsabilidad.

Alguna de las siguientes preguntas te ayudarán a conocerte: ¿Tienes más energía por la mañana o por la tarde? ¿Te desconcentras con facilidad? ¿Pasas mucho tiempo en reuniones con clientes? ¿Tus tareas son puntuales (y a corto plazo) o a largo plazo? ¿Puedes y quieres delegar alguna tarea? ¿Tienes muchos trabajadores a tu cargo –y cuánto tiempo les dedicas–?

Desarrolla un listado de elementos distractores de tu trabajo –tales como los mensajes de Whatsapp, las llamadas de teléfono innecesarias…– e intenta evitarlos y trabajar en intervalos de cuarenta y cinco minutos en los que estés concentrado al cien por cien.

Una vez conozcas tus fortalezas y debilidades organizativas, márcate unos objetivos diarios priorizando lo verdaderamente relevante. No te impongas objetivos que son imposibles de cumplir porque ello te frustrará.

Controla el tiempo que dedicas a cada tarea y valora si estás cumpliendo con tus prioridades, tanto de corto como de largo plazo.

Aunque no hay una receta para gestionar el tiempo, la concentración, dedicación y perseverancia serán tus mayores aliados, así que está todo en tu mano.

Alberto Mata

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