Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
02 julio 2024
¿Qué habilidades necesita el abogado para dirigir su propio despacho?
Por Berta Santos
Ejercer la abogacía de manera independiente mediante la creación de un despacho propio es un auténtico reto. L@s abogad@s que optan por esta forma de ejercicio profesional deben enfrentarse a desafíos que trascienden sus habilidades técnico-jurídicas.
Para dirigir un despacho profesional propio, ya sea familiar o no, es fundamental comprender que debe ser tratado como una empresa. Esto implica dedicar tiempo a las actividades relacionadas con la gestión empresarial. Algunos abogados pueden mostrarse reacios a asumir esta gestión, por cuanto su verdadera pasión reside en la práctica de la abogacía y el trabajo técnico-jurídico, y no se ven a sí mismos como gestores o directores de una empresa, ya sea por falta de competencias, o por la limitación de tiempo para dedicarse a la gestión.
Sin embargo, tarde o temprano el abogado debe adquirir habilidades de gestión, para poder dirigir eficazmente su despacho. Además de las tareas técnico-jurídicas, dirigir un despacho implica dedicarse a tareas como las siguientes:
- Planificación y organización
Es crucial planificar y gestionar las actividades del despacho, considerando tanto las tareas jurídicas como las administrativas y contables. Una organización y planificación adecuada incluye la calendarización y revisión constante de dichas actividades.
- Gestión financiera
Manejar los presupuestos, la facturación y la administración financiera son habilidades esenciales. Es fundamental tener conocimientos básicos para evaluar la evolución económica del despacho y tomar decisiones estratégicas para garantizar su supervivencia.
- Marketing y desarrollo de negocios
El marketing y el desarrollo de negocios son cruciales para atraer y retener clientes, así como para garantizar la sostenibilidad del despacho. Esto implica definir la identidad, los valores y la especialización. del despacho, mantener una presencia positiva en la comunidad legal, y utilizar estrategias como el marketing de contenidos: participando en eventos, conferencias y seminarios, incluyendo la participación en eventos, conferencias y seminarios, publicar artículos especializados, boletines informativos, para mostrar la experiencia y el conocimiento del despacho en determinadas áreas específicas del derecho.
Mejorar la visibilidad offline y online del despacho a fin de atraer a futuros clientes potenciales implicar tomar decisiones sobre la presencia o no del despacho en redes sociales, así como considerar el envío de newsletters y notas informativas para clientes.
- Desarrollo de negocio
Realizar una planificación estratégica estableciendo la dirección y los objetivos a largo plazo del despacho y establecer un plan de acción detallado para alcanzarlos, el entorno externo e interno del despacho, además de evaluar las amenazas y oportunidades del despacho, a fin de poder maximizar su éxito y su sostenibilidad.
- Habilidades de networking
El ejercicio de la abogacía mediante un despacho propio implica necesariamente desarrollar la capacidad de generar clientes de manera proactiva. Para ello, será necesario dedicar tiempo a actividades que fomenten la construcción de relaciones sólidas y el establecimiento de contactos, que puedan ofrecer referencias valiosas y de apoyo continuo.
- Conocimiento del mercado legal
Entender las tendencias de la abogacía para adaptarse y anticiparse a los cambios constantes de la profesión. Mantenerse al día y estar a la vanguardia de la evolución del sector legal, son pasos fundamentales para garantizar la relevancia y competitividad del despacho.
- Capacidad de liderazgo
En un despacho de abogados, la capacidad de liderazgo implica desarrollar habilidades interpersonales para articular una visión clara del futuro del despacho. Esto incluye gestionar y guiar al equipo, o a uno mismo si se trabaja en solitario, establecer una comunicación clara, efectiva y empática con colaboradores, abogados contrarios y clientes. Además, supone adaptarse ágilmente a los cambios y a las necesidades emergentes de los clientes para mantener la eficacia y la relevancia del despacho en un entorno legal dinámico.
En definitiva, ejercer la abogacía de manera independiente, a través de la creación de un despacho propio, representa mucho más que simplemente ofrecer servicios legales. Implica asumir responsabilidades como abogad@ empresari@ y líder, gestionando no solo asuntos jurídicos, sino también la administración, el desarrollo estratégico y la relación con los clientes. Esto es, implica un compromiso integral con la profesión y un desafío constante para alcanzar el éxito y la sostenibilidad en un mercado competitivo.