Blog de Comunicación y Marketing Jurídicos
18 febrero 2016
Resolviendo situaciones profesionales: las posiciones perceptuales
Por Cristina Ruiz
La técnica de las posiciones perceptuales es una técnica de programación neurolingüística (PNL) que tiene como objeto resolver conflictos. Las distintas percepciones nos permiten reflexionar sobre el comportamiento propio, su interacción con los demás y obtener mayor información.
Podemos ver cualquier cosa desde cualquier punto en el espacio, cada punto de vista nos dará información y provocará sentimientos diferentes sobre una situación concreta. Cuando vemos algo desde nuestro punto de vista hablamos de “asociación”. Esto es, percibimos el mundo usando nuestros propios canales sensoriales, nuestro propio mapa. Si nos vemos en la escena hablamos de “disociación”, lo que nos permite distanciarnos de nuestros propios sentimientos.
Las distintas posiciones perceptivas con las que podemos trabajar son:
- Primera posición: la experiencia a través de nosotros mismos. Lo que vemos, oímos y sentimos, lo vemos, oímos y sentimos a través de nuestra propia experiencia, somos parte de la propia situación.
- Segunda posición: experimentar algo como si fuésemos la otra persona o personas. Nos posicionamos en sus pensamientos y creencias, adoptamos sus sentidos, sus sentimientos, sus emociones. Nos configuramos como esa otra persona, su postura, su expresión, su actitud… Nos “asociamos” a esa persona pero nos “disociamos” de nosotros mismos.
- Tercera posición: observar desde fuera, imparcialmente, de manera equidistante de uno mismo y del interlocutor. Nos “disociamos” de ambos y de la situación, anulando suposiciones sobre cualquiera de las posiciones anteriores.
- Cuarta posición: Considerar qué es lo que tiene sentido en el “sistema” en el que las personas operan. Cuál es el mejor interés para el sistema social, empresarial, de equipo..
A partir de las cuatro posiciones perceptuales –el yo, la otra persona, el observador y el sistema- , vivir cualquier situación desde la experimentación nos ayudará a comprender mucho mejor la utilidad de esta técnica en cualquier ámbito en el que queramos aplicarla.
Un ejercicio para comprender mejor la dinámica de las posiciones perceptuales en la resolución de un conflicto podría ser éste:
- PRIMERA POSICIÓN: teniendo en mente un conflicto con otra persona. ¿Cuál es mi punto de vista sobre el problema? ¿Qué es lo que yo quisiera lograr con la resolución del conflicto? La otra persona parte del conflicto ¿qué hace? ¿Qué dice?
- SEGUNDA POSICIÓN: desde el lugar de la otra persona. Adoptamos su fisiología. Visualizo la situación y ocupo el que sería el lugar de esa otra persona. Siendo esa persona observo mi conducta, la actitud, el tono de voz, la corporalidad: postura, gestualidad, respiración… Siendo esa persona, ¿qué quisiera conseguir con la resolución del conflicto?
- TERCERA POSICIÓN: como un observador neutral. Veo la situación desde una posición distante ¿Por la forma en que actúan las dos personas cómo se sostiene la situación conflictiva? ¿Si el ‘yo’ modificase su conducta, cambiaría la de la otra persona? ¿Qué beneficios obtendría cada uno?
- CUARTA POSICIÓN: desde el sistema. ¿A quién más puede afectar el problema? ¿Cómo la estructura del sistema ha podido contribuir a la generación del problema? ¿Cómo afecta el problema al sistema? ¿Sería necesario arbitrar medidas preventivas para otras ocasiones?
Nuevamente ocupando la primera posición reflexionamos: ¿advertimos alguna diferencia en nosotros, en nuestra actitud…? ¿Qué estaríamos dispuestos a realizar para lograr un cambio?
Ahora propongo una práctica para ir mejorando nuestra capacidad perceptiva.
Todos tenemos capacidad para desarrollar las distintas posiciones perceptivas. Adoptar la suficiente flexibilidad para cambiar de una posición perceptiva a otra nos ayudará a establecer una comunicación más efectiva.
Punto de vista del yo. En definitiva somos nosotros mismos, cómo siente nuestro cuerpo, cómo nos sentimos ante lo que percibimos.
En este ejercicio trataremos de experimentar dando una vuelta por la calle, por ejemplo. Ver y escuchar a las personas, los objetos, los sonidos, los ruidos, las luces, las sombras, la temperatura…. con el máximo detalle. Y centrarnos en las sensaciones de nuestro cuerpo y de nuestras emociones ante el calor o el frío, los olores… cómo andamos sobre la acera o sobre el asfalto mojado, qué parte de tu cuerpo sientes, si estás contento, triste, expectante….
Punto de vista del otro. Intentamos perder la conciencia de nosotros mismos para vivir la experiencia como si fuésemos el otro, o los demás.
Para realizar este ejercicio necesitamos de otra persona, amigo o conocido preferiblemente. Consiste en imitar y seguir sus acciones por la calle o en cualquier otro entorno. Imitarle al caminar, al realizar cualquier ademán… para finalmente comentar y comparar la experiencia: ¿cómo se ha sentido esa persona cuando realizaba determinadas acciones? ¿Cómo te has sentido tú al realizarlas también? ¿Qué diferencias y/o semejanzas hay en la manera de percibir el mundo, el entorno, uno y otro?
Punto de vista del observador objetivo. En este caso intentamos no involucrarnos emocionalmente con los demás, ni con las situaciones.
La práctica consiste en recordar alguna experiencia en la que nos vimos involucrados nosotros y también otras personas. ¿Cómo viviste esa experiencia? Ahora piensa en cómo se debieron sentir esas otras personas que también estuvieron presentes. Intenta meterte en la piel de alguno de ellos. Visualiza la situación como si estuvieras fuera de ella, escúchate y obsérvate a ti mismo y también a la otra u otras personas. Simplemente observa dejando a un lado los sentimientos y emociones.
Punto de vista del sistema. Esta es la ‘metaposoción’, cómo el sistema ve o afecta a la situación.
Este ejercicio consiste en la búsqueda de información o utilización de la información que ya tenemos y que nos permita reflexionar sobre cómo el sistema, el entorno, la realidad, han influido en la situación que estamos trabajando, si hay ‘algo’ que el sistema pudiera hacer para solventar o mejorar la situación…
Practicar estos ejercicios nos irá permitiendo una configuración mucho más flexible en nuestras percepciones.
Resolviendo situaciones profesionales
Sí, ésta técnica la utilizo con bastante frecuencia tanto cuando voy a abordar una negociación, como cuando estoy trabajando el planteamiento de una demanda o cuando estoy preparando una vista importante. Es divertido practicarlo con distintas sillas, lo que además nos permite centrarnos mejor en cada una de las posiciones que queremos traer al caso.
Primera silla (La de mi cliente y mi yo profesional): determinar cuál es la necesidad real de mi cliente, qué es lo que está provocando la situación frente a la que nos encontramos. Analizar la viabilidad jurídica del asunto. En base a la necesidad del cliente y del tratamiento jurídico del tema, cuál es el objetivo real que pretendo conseguir… (Cambio de silla)
Segunda silla (La del contrario o el fiscal…): para reforzar esta percepción adopto la postura o el carácter de esa o esas personas enfrentadas a mí. ¿Qué es lo que yo, como contrario, quisiera conseguir? ¿Hasta qué punto estaría dispuesto a ceder o a presionar? ¿Cuál es mi punto fuerte? ¿Cuál creo que es el punto débil del ocupante de la primera silla?…
Tercera silla (La del observador): puedo incluso subirme encima de la silla y así tener una visión más distante de las otras dos sillas. (Es divertido hacerlo, pero hay que tener cuidado de que el cliente no te vea. Jajajaja….). Intento visualizar una situación enfrentada entre yo como profesional y mis contrarios: ¿qué es lo que cada uno manifiesta? ¿Con qué carácter? ¿En qué postura? ¿Qué es lo que cada uno está haciendo para mantener el asunto en conflicto? y ahora lo más importante: ¿qué es lo que sería necesario para que esta situación cambiase, bien hacia mi objetivo inicial, bien hacia una posición consensuada? Como observadores debemos dejar a un lado lo puramente técnico y lo racional para abrir paso a la intuición.
Cuarta silla (El sistema): acudir al sistema nos permitirá en muchas ocasiones obtener una nueva visión del asunto; en otras nos permitirá reforzar nuestro planteamiento jurídico y, por qué no, también en otras nos podrá llevar a un planteamiento conciliador. ¿El entorno familiar, social, empresarial afecta al conflicto? ¿El conflicto del asunto afecta al sistema en sí? ¿Hay algo que el sistema podría hacer para solucionar el asunto que nos trae? ¿Qué consecuencias ‘sociales’ podría traer mantener la situación presente sin resolver?….
Finalmente, volver a la silla primera y luego a la segunda nos permitirá reflexionar sobre si, o qué, cómo y cuándo nos ha lleva a un nuevo planteamiento del asunto.
Finalizando. Esta técnica de las posiciones perceptuales, como tantas otras de PNL, son realmente eficaces, aplicables a muchas situaciones personales, laborales, profesionales…. y además tan dinámicas que nos permiten analizar experimentando, lo que nos lleva a una mayor comprensión y profundización de la cuestión a abordar.
Te animo a ponerlo en práctica y si te apetece a compartir tu experiencia comentando en este blog.
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