24 enero 2019

¿Sabemos los abogados trabajar en equipo?

Berta SantosPor Berta Santos
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La abogacía es una profesión que se ha caracterizado tradicionalmente por el individualismo y por premiar el trabajo en solitario. Los despachos de abogados necesitan modificar esa tendencia y aunar esfuerzos para promover la cooperación y conseguir el desarrollo del negocio.

¿Están los despachos de abogados realmente preparados para construir una colaboración real? ¿Cómo pueden los abogados mejorar su capacidad de trabajar en equipo? ¿Qué necesitan los despachos de abogados para construir una cultura global y dejar atrás el individualismo tradicional en el trabajo del abogado? Estas cuestiones son fundamentales para trabajar en un entorno en el que la cooperación y el trabajo en equipo no sean únicamente un catálogo de buenas intenciones, sino un hecho real en la construcción de equipos reales y efectivos. Para ello, será necesario tener en cuenta en los siguientes aspectos:

  1. Promover una cultura de cooperación y colaboración real. El funcionamiento del día a día del despacho ha de basarse en estos principios. Así, han de buscarse fórmulas para atenuar el individualismo en la remuneración de los socios, fomentar un trabajo de colaboración que excluya la competitividad entre ellos, definir objetivos comunes y globales, no permitir situaciones en que las personas puedan sentirse excluidas del proyecto común y centrar el foco de atención no únicamente en el cliente, sino también en cada uno de los integrantes del despacho. Cada una de estas personas constituye una pieza fundamental para el despacho, por tanto, todas han de ser conocedoras de los objetivos globales y participar con su punto de vista en su definición, en aras a lograr un trabajo conjunto y cooperativo entre todos.
  2. Formación en liderazgo para los socios de los despachos. La tendencia tradicional entre socios ha sido trabajar de forma individualista, persiguiendo nutrir su propio ego en la consecución de objetivos. Es una tendencia muy propia del ser humano. No obstante, con formación y desarrollo esa tendencia puede aminorarse. Se trata de aprender una nueva forma de liderar en la que no se fomente siempre el liderazgo individual, sino que puedan buscarse fórmulas para descargar la presión constante del trabajo diario y repartir el trabajo fomentando también un coliderazgo, en colaboración con otros socios, o incluso en permitir que en determinados momentos sean otras personas del propio equipo las que asuman este rol y, en consecuencia, fomente la delegación de los asuntos, además del aprendizaje y desarrollo de los abogados más jóvenes.
  3. Desarrollar profesionalmente y personalmente a todas las personas integrantes del despacho. A este respecto un acompañamiento y seguimiento en la consecución de objetivos es necesaria y la fórmula del éxito. De nada sirve promover un trabajo conjunto si en el día a día las personas se sienten solas o poco reconocidas en el despacho. Para ello, los despachos han de invertir en el desarrollo de sus colaboradores. Lamentablemente eso no se consigue de una forma rápida, sino que es consecuencia de un trabajo diario prolongado en el tiempo. El estrés del día a día no puede ser una justificación para no cuidar el activo más importante del despacho: las personas. En este sentido, una de las premisas de los despachos debería ser: si las personas que trabajan en el despacho desarrollan su máximo potencial, el despacho gana.
  4. Cuidar a los clientes y trabajar conjuntamente con ellos. El trabajo cooperativo también incluye a una pieza clave en el ejercicio de la abogacía: los clientes. Entender sus necesidades, su filosofía en el caso de que se trate de empresas, así como su idiosincrasia y particularidades. Todo ello, causará una grata impresión en el cliente, ante la sensación de máxima implicación en sus asuntos y trabajo conjunto para encontrar las herramientas más eficaces para la resolución de los asuntos.

En definitiva, el trabajo en cooperación es parte del futuro de la profesión en un mundo globalizado, en el que resulta cada vez más habitual el trabajo en red, con el objetivo de llegar a alcanzar mejores resultados y dar una solución integral al asunto. Para ello, la intervención de un equipo de abogados cohesionado y unido aportará la máxima calidad en la resolución del asunto. Además de todo ello, el ejercicio de la profesión dejará de convertirse únicamente en el estudio de los temas en la soledad del despacho, para convertirse en un ejercicio más dinámico y acorde a los nuevos tiempos. Una nueva visión es posible y es responsabilidad de todos aunar los máximos esfuerzos para hacerlo posible.

Berta Santos
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