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12 abril 2016
Técnicas de interrogatorio en juicio
El interrogatorio de partes y de testigos es una de las piedras angulares de la actuación en sala y es uno de los aspectos más complicados a los que nos enfrentamos los letrados. Cómo formular las preguntas, analizar sobre la marcha las respuestas, cuándo y qué preguntar, en qué momento conviene cesar el interrogatorio y saber controlar los tiempos constituyen habilidades o, mejor dicho, técnicas que los letrados necesitamos conocer para llevar a buen término el juicio.
Saber interrogar es un arte y aunque hay normas generales reguladas en las leyes, a la hora de ponerlas en práctica en sala son insuficientes y es necesario tener otros conocimientos relacionados con la psicología que nos permitan conocer el comportamiento del ser humano. En la universidad nadie nos ha enseñado a interrogar ni tampoco cómo actuar en estrados. Ambas cosas las vamos aprendiendo en el día a día de nuestra práctica judicial.
A partir de la entrada en vigor de la Ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil, todos los interrogatorios están sujetos a los principios de oralidad e inmediación judicial, garantizando una mayor libertad y espontaneidad de las preguntas, con intervención directa del juzgador, así como una mayor garantía y fiabilidad en la valoración de este medio de prueba al poder comprobar el juez de forma directa el grado de credibilidad y espontaneidad que le merece un testigo, además de pronunciarse sobre su idoneidad y sobre la admisibilidad e impertinencia de las preguntas formuladas.
Analizamos a continuación distintos aspectos prácticos del interrogatorio que nos pueden ayudar en su preparación y que conviene tener en cuenta para llevar a cabo un interrogatorio eficaz:
- Conocer e informar al testigo. Si citamos a un testigo para que declare en juicio es poque entendemos que es idóneo para nuestra defensa y que puede probar hechos trascendentes para el desarrollo del juicio. Ello suponer conocerlo y entrevistarnos previamente con él para poder valorar si su testimonio es creíble y si se expresa con claridad y coherencia, de lo contrario conviene que renunciemos a su declaración para evitar que sus respuestas nos perjudiquen al ser interrogado por el juez o por el abogado contrario.
- Preparar tanto al cliente como a los testigos. Tengo por costumbre reunirme con ellos antes del juicio para repasar los hechos y las preguntas que les voy a formular, mostrarles los documentos relevantes para su defensa, indicarles cómo se va a desarrollar el juicio, ya que algunos es la primera vez que se enfrentan a un juicio, e intentar tranquilizarles.
- Seguir un orden cronológico en la organización del interrogatorio que facilite la narración de los hechos captando la atención del juzgador. Es conveninente tener en sala un guión con las preguntas que nos permita mantener el hilo del interrogatorio, pero no es aconsejable leerlas literalmente ya que ello redunda en que el interrogatoro pierda fluidez y eficacia.
- Utilizar un lenguaje claro, sencillo y conciso que sea entendible por el testigo, sin emplear tecnicismos que dificulten su comprensión. Las preguntas y las interrogaciones deben ser claras, sencillas y directas, los letrados debemos destacar lo indispensable e importante de una manera concisa impulsando la claridad en el lenguaje jurídico y sin que ello suponga pérdida de elegancia ni de rigor o corrección jurídica.
- No formular preguntas capciosas, sugestivas o impertinentes: teniendo en cuenta que ya hemos preparado el interrogatorio con el testigo, no procede realizar preguntas impertinentes, capciosas, inacabables o gramaticalmente complejas que, en definitiva, restan credibilidad a la declaración ante el Tribunal. Además nos exponen a las objeciones del juez con la consiguiente ruptura del ritmo del interrogatorio.
- Preguntar, no afirmar. Uno de los principales errores en los que podemos incurrir es interrogar afirmando, los letrados tenemos que formular preguntas y el interrogado es el que tiene que explicarse negando o afirmando. Lo contrario hace que la declaración pierda valor y credibilidad ante el juzgador
- Saber escuchar atentamente, hay que darle la oportunidad al testigo de explicarse: es importante que estemos pendientes del contenido de las respuestas, incluso podemos tomar notas ya que ello nos servirá de ayuda para razonar las conclusiones finales. Lo contrario genera la sensación de que no estamos interesados o que las respuestas están preparadas, lo que redunda en perjuicio de la defensa que estamos realizando.
- Respetar a los interrogados, que deben ser tratados con cordialidad durante el interrogatorio para que éste pueda realizarse con fluidez, evitando enfrentamientos entre abogados y partes o testigos. También conviene recordar que no debemos tutear a los interrogados.
- La importancia del lenguaje no verbal nos muestra diferentes habilidades para determinar la veracidad o falsedad de un testimomio. Es importante que nos fijemos en las maneras, el tono de voz, los silencios, la rapidez en las respuestas ya que todo ello da pistas a los jueces. También es conveniente que conozcamos al juez ante el que vamos a celebrar la vista, porque ello nos puede ayudar al preparar la estrategia de defensa.
- Finalmente, estar concentrados, descansados y llevar los casos bien estudiados.
En definitiva, un interrogatorio indebidamente realizado puede llevarnos a perder un juicio de ahí la importancia de conocer y tener distintas habilidades que nos permitan llevar a cabo este medio probatorio de una manera eficiente y eficaz.
ROSANA PÉREZ GURREA
Twitter: @RosanaPGurrea
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