Blog de Derecho de los Animales
02 noviembre 2018
Adopción frente a compra. Ventajas e inconvenientes
Cinta Uría Prícep. Abogada y miembro de la Comisión de Protección de los Derechos de los Animales del Col·legi d’Advocats i Advocades de Tortosa
Cuando decidimos tener un animal de compañía en primer lugar debemos ser conscientes que, a parte de los beneficios que nos reportará, debemos comprometernos a asumir una serie de obligaciones para con el mismo dirigidas a satisfacer sus necesidades, siendo responsables de su salud y bienestar, en definitiva, lo que denominamos tenencia responsable de animales.
Si bien actualmente se está fomentando la adopción de animales, también existe una mayoría que prefiere su compra. Una u otra opción son dos alternativas con sus ventajas e inconvenientes.
Antes de analizar la opción de la compra de animales, recodemos que España se adhirió a la normativa europea de protección animal del Convenio Europeo en febrero del 2.017, treinta años más tarde de su promulgación (entrando en vigor el pasado febrero del presente) y que no existe una ley a nivel estatal de protección animal, por lo que cada comunidad autónoma dispone de su propia ley de protección animal, y también algunos municipios poseen ordenanzas que regulan los extremos relacionados con la protección de los animales.
Las consecuencias de la falta de una ley marco estatal y de la diversidad de legislaciones por las comunidades autónomas derivan en una inexistencia de regulación de los aspectos que son esenciales para formalizar una compraventa de animales que garantice los derechos del comprador y las obligaciones del vendedor, fijando cuestiones tan importantes como el plazo de garantía para comprobar que el animal está en perfectas condiciones, que sus características se corresponde con las del animal adquirido, las enfermedades o defectos físicos de los que se debe responsabilizar el vendedor y los que debe asumir el comprador, etc… siendo cada vendedor/criador el que de forma unilateral decide dichos pactos, con la consiguiente inseguridad jurídica que ello representa para el futuro adquirente, así como la conflictividad que puede generar entre las partes.
Si bien los establecimientos de venta de animales y los centros de cría de animales deben cumplir una seria de requisitos de funcionamiento, no es menos cierto que existe un precario control de estos, por lo que no siempre se cumple la legislación establecida de forma que, ni las instalaciones son adecuadas para el bienestar de los animales, ni se cumplen las condiciones higiénicas ni sanitarias, lo que repercute negativamente en la calidad de vida de los animales, tanto de las madres como de las crías. Lo anterior, unido a que la compra de animales fomenta la explotación de las hembras en edad fértil, la importación de cachorros venidos en mayor parte de Europa del Este, casi siempre destetados antes de tiempo y transportados en pésimas condiciones de seguridad y salubridad, así como contribuir a la sobrepoblación son las principales razones por la que se desaconsejaría la compra de un animal.
En cambio, la compra de los animales únicamente de criadores de confianza y respetuosos con los mismos, garantizaría uno de los principales argumentos de los adquirentes que desean tener un animal con unas determinadas características en especial derivadas del tipo de raza escogido, así como la certificación de ésta o pedigrí.
Según los resultados del Estudio “Él nunca lo haría” sobre el abandono, la adopción y la pérdida de perros y gatos en España de la Fundación Affinity, más de 138.000 perros y gatos fueron recogidos a lo largo del 2017. Atendiendo a lo elevado de la cifra podemos calificar el abandono como un problema que requiere solución urgente y ante todo concienciar a la sociedad para su erradicación. Cabe destacar la gran labor de asociaciones de animales, refugios y protectoras, todos ellos comprometidos con garantizar el bienestar de los animales abandonados, por ello la adopción se señala como la mejor alternativa para las personas que desean adquirir un animal por los motivos que expondremos a continuación.
El primero es dar una nueva oportunidad al animal, un nuevo hogar y una nueva familia que cuide de él. Con la adopción de un animal no solo le damos una nueva oportunidad sino que a la vez estamos brindando una nueva oportunidad a otro animal, que ocupará su lugar en la protectora, refugio, etc.. Al entregarnos al animal nos aseguran que dispone de un buen estado de salud, o en todo caso recibimos información verídica sobre el mismo para que, en el supuesto de enfermedad, podamos decidir hacernos cargo de él que se le han administrado las vacunas adecuadas, desparasitado y normalmente esterilizado para evitar la sobrepoblación de animales abandonados.
El coste que asumimos al adoptar un animal se destina a paliar los gastos veterinarios generados por los animales, que en muchas ocasiones no cubren la totalidad de éstos. Tengamos en cuenta que dichas entidades o asociaciones, en su mayoría, no reciben subvenciones públicas para su mantenimiento, siendo a través de donativos y aportaciones de los socios como consiguen autofinanciarse. Por ello con la adopción estamos contribuyendo al sostenimiento de dichas asociaciones y a la continuación de su labor.
Los animales rescatados son más agradecidos debido a que han conocido el infortunio de no ser queridos ni respetados, por ello sin duda serán unos fieles y leales compañeros si les tratamos con cariño y les atendemos debidamente.
Las razones por las que se desaconsejaría la adopción principalmente sería la posibilidad que el animal no consiga adaptarse a su nuevo hogar (hecho que sería bastante improbable si le brindamos la atención y cuidados necesarios), la adopción de un animal adulto o con problemas de salud (siempre habiendo sido previamente advertidos) por los costes económicos que podría generar, así como por la posible pérdida prematura del mismo.
Expuestas las razones a favor y en contra de la compra y la adopción de animales, solo cabe reflexionar sobre ellas y decidir de forma consciente, responsable y ética, con el propósito de favorecer siempre con nuestras acciones el derecho de los animales.