05 marzo 2021

Educar en el respeto hacia los animales: Una mirada empática a la nueva Ley de educación

Catalina Álvarez de la Gala, colegiada del Colegio de Granollers y miembro de su Comisión de Derecho Animal

“Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres” (Pitágoras)

El pasado 13 de noviembre de 2020 fue aprobada por la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados la Ley de educación LOMLOE, Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre. La Ley incluye en su art. 2.1 e), entre los fines del sistema educativo, “la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y los derechos de los animales” y establece objetivos concretos para las etapas de Educación infantil, Primaria y Enseñanza Secundaria Obligatoria.

Entre los objetivos de la etapa de Educación Infantil, incluye en su art. 13 e) “el uso de la empatía y la resolución pacífica de conflictos, evitando cualquier tipo de violencia” y en su art. 14.3 que se atenderá “al descubrimiento del entorno, de los seres vivos que en él conviven y de las características físicas y sociales del medio en el que viven.”

En la etapa de Educación Primaria, se introduce como objetivo “Conocer y apreciar los valores y las normas de convivencia, aprender a obrar de acuerdo con ellas de forma empática, prepararse para el ejercicio activo de la ciudadanía y respetar los derechos humanos, así como el pluralismo propio de una sociedad democrática.” (Art. 17 a)) y “Conocer y valorar los animales más próximos al ser humano y adoptar modos de comportamiento que favorezcan la empatía y su cuidado.” (Art. 17 l)

En cuanto a la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) se incluye “en su art. Art. 23 k) Valorar críticamente los hábitos sociales relacionados con la salud, el consumo, el cuidado, la empatía y el respeto hacia los seres vivos, especialmente los animales, y el medio ambiente, contribuyendo a su conservación y mejora.»

Esta Ley es fruto del trabajo y esfuerzo dedicado durante años por profesionales expertos en distintas disciplinas (psicología, sociología, docencia, derecho…), quienes vienen haciendo hincapié en que es necesario que la educación en la empatía hacia los animales forme parte del currículo escolar de la enseñanza infantil, primaria y secundaria.

Miembros de PRODA (Profesionales para la Defensa Animal), elaboraron un dossier de contenidos para modificar el Decreto y la Orden Ministerial que regulan el currículo escolar de la enseñanza infantil y primaria en el año 2014. Sus reclamaciones fueron convertidas en 2018 en una propuesta no de ley firmada por la mayoría de los grupos parlamentarios y finalmente han sido plasmadas en la actual ley de Educación gracias al impulso político de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA).

Según Mariví Vaquer, psicóloga y miembro de PRODA, se trata de cambiar el enfoque de la educación hacia los animales. “Sustituir el enfoque utilitarista actual por un enfoque empático. Trabajamos así inteligencia emocional pura y dura que permite hacer cambios actitudinales, como la compasión…. Y de ahí pasamos a las conductas prosociales, como el voluntariado”. Varquer afirma que “tanto la empatía cognitiva (la decisión de ponerse en el lugar del otro) como la afectiva (la percepción emocional sin esfuerzo) son las bases que nos conducen, a través de la compasión y la solidaridad, a la conducta prosocial, el gran pilar educativo que toda sociedad ha de lograr para la convivencia. Es más, la ciencia ha descubierto que la empatía es la chispa que enciende la compasión y nos induce a ayudar al prójimo cuando está sufriendo.”

Chema Lera, profesor vallisoletano miembro de PRODA, ha destacado que “Nunca el binomio derecho de los animales había estado en una ley’”y que “será enormemente positivo para trabajar en la prevención de conductas violentas en la infancia y la juventud, para formar a los futuros adultos en la empatía hacia los animales y para generar actitudes prosociales que creen una verdadera Cultura de Paz”.

Según esta Asociación, en el caso de los niños, el aprendizaje de la empatía se facilita y produce por medio de la biofilia, como el vínculo emocional innato en los humanos hacia los demás seres vivos. A los niños les resulta mucho más fácil el ejercicio de la empatía interactuando con un animal no humano, trasladando este aprendizaje posteriormente al resto de miembros de su propia especie.

La inclusión de la educación en empatía hacia los animales supone un avance hacia la prevención de la violencia no solo en los ámbitos de las relaciones con los animales sino de las relaciones interpersonales. En el proceso educacional, en el que se trata de sacar lo mejor de cada persona y ayudar al niño a desarrollar sus máximas posibilidades, es esencial la empatía, y no solo por parte del niño, sino también por parte del educador, sea docente o la propia familia.

Educar a los más pequeños en el respeto a los animales y el entorno en el que viven supone un pilar fundamental para su desarrollo y crecimiento intelectual y por ende, para mejorar la sociedad y nuestro entorno natural.

Expertos en educación proponen sencillas prácticas educativas que trascenderán el entorno escolar para llevarlas a cabo durante el resto del día, como no matar insectos ni jugar con ellos, no tirar basura al patio, tanto por civismo como para evitar que sea ingerida por las aves, reciclar y reutilizar, respetar las plantas…

Teresa Sauquet de la Fundació MONA afirma que al ser la empatía una emoción social, está íntimamente ligada al comportamiento prosocial y la cooperación y que es fundamental educar en el concepto de que todos los seres vivos formamos parte de un todo, y que las acciones de un individuo repercuten en los demás, por lo que resulta esencial mantener buenas relaciones con otras personas, siendo la idea de que casa ser es único esencial para promover la tolerancia de la diferencia.

Numerosos estudios revelan que en una sociedad con actitudes culturales y normas que promuevan el maltrato animal, más personas cometen maltrato animal. La legitimación del abuso y la desvalorización del estatus de los animales estimula la violencia hacia ellos, y deriva en violencia hacia el resto de los seres humanos, por lo que la educación en el respeto y cuidado de los animales supondrá sin duda la disminución de conductas violentas hacia cualquier ser sintiente.

CoPPA, Coordinadora profesional por la prevención de abusos afirma que una educación que promueva el bienestar de los animales puede producir grandes beneficios para nuestra sociedad puesto que numerosos estudios e investigaciones vienen demostrado el vínculo existente entre el maltrato a animales y el maltrato infantil, a ancianos, el bullying o la violencia de género.

Es importante en este sentido que se tomen medidas de prevención, incluyendo evitar espectáculos o manifestaciones de violencia hacia los animales que supongan una aceptación social y cultural de dicha violencia.

PRODA recogió en su Dossier la siguiente experiencia: ‘Particularmente interesante y clarificador es el experimento realizado por Bandura del “muñeco bobo y el payaso real”, en el que la profesora decía a los niños que el muñeco era bobo y por tanto podía ser golpeado. A continuación, ella le golpeó y los niños la imitaron sin que fuera necesario sugerírselo. Cuando se hizo el mismo experimento con una persona disfrazada de payaso sucedió lo mismo, golpeando esta vez a un humano copiando a una profesora. A esto le llamamos aprendizaje vicario, o sea, por imitación de un modelo real.

De ahí, la importancia de todos los agentes educadores en el proceso de aprendizaje de los alumnos en las etapas de la enseñanza obligatoria. Si la sociedad transmite modelos de conducta violentos y crueles, encontraremos una sociedad poco evolucionada moralmente.’

Recordando al filósofo Peter Singer en su libro Liberación animal (1975), siempre que esté a nuestro alcance debemos prevenir o reducir el sufrimiento, porque el sufrimiento importa, independientemente de quién lo sufra, sea cual sea su especie.

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