22 junio 2018

Golondrina, vencejo y avión común, su merecido y poético derecho: el respeto por la convivencia

Catalina Álvarez de la Gala, abogada. Miembro de la Comisión de derechos de los animales del Colegio de Abogados de Granollers

 

 

 

 

¡Golondrinas, llegaos!
¡Golondrinas, venid!
¡Venid primaverales, con las alas de luto
llegaos hasta mí! 

Sostenedme en las alas…
Sostenedme y cruzad 
de un volido tan sólo, eterno y más eterno
la inmensidad del mar… 
 Alfonsina Storni

No colgaban sus nidos en mi balcón, pero me embelesaban con sus acrobáticos vuelos y su presencia evocaba la proximidad de las largas tardes del verano. No había dibujo en mi infancia en el que no apareciese una de estas hermosas aves, y no ha sido hasta que las he vuelto a tener cerca, que he recuperado aquellos hermosos sentimientos.

Como cada primavera, estos bulliciosos pájaros han regresado a las redondeadas casitas de barro que cuelgan de nuestros tejados, con el permiso que les ha dado la madre naturaleza, ante mi admiración y perplejidad.

Pero ¿por qué peligran las golondrinas, los vencejos y el avión común? ¿A qué riesgos y depredadores se enfrentan para que hayan tenido que ser declaradas especie protegida? La respuesta, por supuesto no me sorprende: nosotros, los seres humanos.

Esta respuesta, me hacer curiosear sobre ellas, porque solo conociéndolas podremos ofrecerles el respeto que merecen.

Así descubro que, estas aves migratorias, tras recorrer miles de Kilómetros, regresan del invierno en África, con la esperanza de sacar adelante a sus crías, marchando en grandes bandadas en otoño, cuando desaparece su sustento al llegar los primeros fríos.

En el caso de la golondrina, debido al aumento de las temperaturas producido por el cambio climático, ésta ha adelantado su fecha media de llegada en entre 8 y 12 días, es más, muchas de ellas pasan ya el invierno en el valle del río Guadalquivir, en lugar de volver a África.

Construyen sus nidos en zonas pobladas, lo que nos indica que son aves muy sociables, además de muy beneficiosas ya que consumen una gran cantidad de moscas y mosquitos durante la primavera y el verano (pueden llegar a los )55 kilos de insectos, y todo ello en pleno vuelo, gracias a lo que nos regalan espectaculares quiebros aéreos. Pero a pesar de que estas aves viven en un entorno urbano, no debemos olvidar que son fauna salvaje.

Han venido siendo aves muy comunes en nuestra geografía, sobre todo en zonas rurales, sin embargo, la destrucción deliberada de sus nidos, la modificación de sus hábitats tanto por la restauración de edificios en temporada de cría como por el abuso de productos químicos en los cultivos y el deterioro del paisaje rural y su despoblamiento, ha provocado que su población descienda un 30% en la última década.

Aviones, vencejos y golondrinas son aves en régimen de protección especial”  establece el Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero, para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catálogo Español de Especies Amenazadas.

La ONG científica y conservacionista SEO/BirdLife (Sociedad Española de Ornitología), la declaró Ave del año en 2014. Esta organización elige cada año una especie vulnerable para concienciar sobre su situación y sus amenazas:

 “Hemos elegido como Ave del Año a una especie muy común, conocida y ligada al ser humano que está sufriendo un fuerte declive en toda Europa y en España. Es un síntoma del deterioro de nuestros paisajes y de la merma en nuestra calidad de vida. Detectar esos problemas y tratar de evitarlos es la tarea que lleva a cabo SEO/BirdLife desde hace 60 años. Porque cuando trabajamos para estudiar y conservar las aves lo hacemos convencidos de que con ello velamos también por la naturaleza en su conjunto y por el bienestar humano en general. Un mundo con golondrinas es, sin duda, un mundo mejor para todos”.

Entre las medidas que ha puesto en marcha SEO/BirdLife, destacan el estudio detallado de los movimientos migratorios de estas aves, entre África y Europa, y que pueden cubrir 3.500 kilómetros en 30 días con el fin de detectar y localizar sus puntos clave y trabajar en la mejora de su conservación.

En cuanto a su protección legal, la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad que también protege a las crías y los huevos, y prohíbe expresamente la destrucción o deterioro de sus nidos o la destrucción del hábitat, calificando estos hechos como sanción grave, sancionable con multas de 5.001 a 200.000 euros. Por otro lado, el art. 33.2 del Decreto Legislativo 2/2008, de 15 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de protección de los animales establece: “Respecto a las especies migratorias, se prohíbe especialmente la perturbación de los espacios de concentración, cría, muda, hibernación y descanso.

Son por tanto especies protegidas de la despiadada mano del hombre, quien, sin miramientos, destruye sus nidos para evitar las molestias que generan sus excrementos. De forma silenciosa y oculta se producen auténticas masacres, ya sea destruyendo los nidos, ya sea colocando pinchos a la entrada de la colonia, cuando no se pueden retirar los nidos salvo autorización excepcional por la autoridad competente en medio ambiente y siempre que no se encuentren en época de cría.

Derribar sus nidos no solo es una ilegalidad, “sino que constituye un acto de extrema crueldad e indiferencia hacia estas fantásticas aves”, afirma SEO/BirdLife.

Campañas como la de GREFA, Grupo de rehabilitación de la fauna autóctona y su hábitat, las charlas organizadas por los Agentes Rurales destinadas a sensibilizar a los niños sobre la importancia de respetar y conservar a estas aves, entre otras, son muy necesarias para dar a conocer esta situación y tomar conciencia del peligro que corren.

Y con estas pequeñas pinceladas sobre estas admirables aves, solo puedo concluir así: respetemos la convivencia con ellas o de lo contrario, algún día dejarán de volver con cada primavera.

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