08 agosto 2019

La nicarbazina, las palomas y los ayuntamientos

Marta Reynals de Sola. Abogada. Secretaria de la Sección de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Tarragona y presidente de la Asociación ADAT

Es de sobra conocido que las palomas habitan en muchas de nuestras ciudades. No es menos conocido que de un tiempo a esta parte las mismas han sido objeto de todo tipo de triquiñuelas para poder reducir su población.

Habitualmente, y bajo el epítome de ‘salubridad pública’, se acuerdan, realizan y abonan prácticas que si terminan con la vida de numerosos ejemplares, no consiguen diezmar las poblaciones, y ello además a través de sufrimiento.

En ausencia de una normativa estatal, cada municipio puede auspiciar en su normativa municipal qué tipo de control de colonias gestionará en su territorio. Sin embargo y pese a que cada vez son más los consistorios que se vanaglorian de imponer un control ético de las mismas, acaban con una gestión tradicional en el caso de las palomas.

La costumbre en España es una fuente de Derecho y todos sabemos que hacemos muy nuestro cualquier aspecto que se repita en nuestras vidas, sin detenernos mucho a pensar a veces si existen alternativas más eficientes. Sin embargo y de un tiempo a esta parte, seguramente por el lobby cada vez más creciente de las asociaciones y demás entes animalistas, se está abriendo una brecha en el método del control sobre la población de palomas.

Nicarbazina. A priori una palabra de difícil pronunciación, podría acabar siendo una de las claves para el control ético de las palomas. La nicarbazina es una sustancia química cuyo uso en el caso concreto se suscribe a la esterilización de las palomas. Para los más avezados y curiosos, la web del ayuntamiento de Barcelona contiene los datos químicos de esta sustancia. En resumen y por economía en el relato, una paloma que ingiere dicha sustancia debe hacerlo durante 5 días seguidos para que tenga las consecuencias buscadas, es decir, la no prosperidad de los huevos. Pudiera parecer que es una sustancia novedosa, y sin embargo ya se ha usado en distintas ciudades de Bélgica e Italia (ej.: Módena).

No obstante, y en el sentido legal que nos interesa, como expuso hace ya casi 2 años la compañera Verónica Cuevas en un brillante artículo publicado en este blog de la web de la Abogacía Española, la nicarbazina estaba, y sigue estando incluida en el Procedimiento de Prescripción Excepcional por Vacío Terapéutico establecido en el Real Decreto 109/1995, de 27 de enero, habiendo sido dicha utilización aprobada por la misma Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. En Barcelona se ha instaurado desde hace dos años este sistema de control, bajo la vigilancia del Servei d’Ecopatologia de Fauna Salvatge, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y su ejemplo se ha extendido en muchas poblaciones (Reus, Navarcles, Puigpelat, Solsona, Ripoll, Alcaudete, La Carlota, Puente Genil, Palma del Río,…), pero hay poblaciones en las que se siguen usando los mismos argumentos que hace años se están contestando de forma científica y pública. En Tarragona, cuyo uso se aprobó por el Pleno del Ayuntamiento hace 4 años y por unanimidad, con la abstención del grupo que gobernaba, antes de la campaña electoral se conoció la opinión de los técnicos, mostrándose contrarios a su uso por tres razones (que se usan continuamente en la misma medida por los consistorios contrarios al cambio): porque la nicarbazina no está autorizada como biocida; por la dificultad en zonas portuarias, ante la posibilidad de las aves de comer distinto al maíz tratado, y porque se desconocen los efectos sobre otras aves. Las mismas se responden con agilidad, pues es cierto que la nicarbazina no es biocida sino un fármaco que debe ser suministrado por veterinarios (y que indudablemente afecta a la parte del pastel que hasta la fecha se repartían empresas contra plagas que sí pueden usar biocidas); ya hay ciudades (como la propia Barcelona) con puerto y uso de la nicarbazina, y también existen estudios acerca de los efectos sobre otras aves, cuando existen ratios de la cantidad y tiempo que debieran ingerir nicarbazina.

Así pues, mientras el tiempo pasa, la nicarbazina sigue siendo legal a través de la excepción, avanza en consistorios que reciben más presión de pareceres animalistas, y mientras los resultados van siendo recogidos en los municipios, se espera que se acepte expresamente su uso anticonceptivo.

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