22 julio 2022

Los equinos: un maltrato normalizado

 

María Girona Ayala. Presidenta de la Sección de Derecho de los Animales del ICAM; Presidenta de la Asociación Para la Defensa de Víctimas de Injusticias (APADEVI) y creadora del Santuario-Refugio para equinos maltratados SANTUARIO LIBERTAD

Los equinos son los grandes olvidados, aquellos seres que viven esclavizados y cuyo maltrato se ve como algo normal.

Para comprender lo que las personas hacemos a los caballos y de qué forma terrible se ha normalizado su maltrato, hay que conocer la naturaleza de los equinos. Así mismo es imprescindible saber identificar el dolor, el estrés y el malestar en los caballos.

Según pudimos escuchar de la mano de grandes profesionales, como Dña. Teresa Gamonal Cembrano, veterinaria especializada en etología clínica y fisioterapia equina, directora de Eduquina, y Dña. Carolina Ortiz Tejedor, fisioterapeuta especializada en neurorehabilitación e intervenciones asistidas por caballos, en la Jornada de la Sección de Derecho de los Animales del día 8 de febrero de 2021, titulada “Problemas de bienestar equino en la equitación y las terapias”, y en el Congreso de Derecho de los Animales de este Ilustre Colegio celebrado los pasados días 23 y 24 de junio de 2022, los equinos no viven conforme a su naturaleza en prácticamente ningún lugar de España, por no decir del mundo.

También es de destacar que, al ser los grandes olvidados y existir un enorme desconocimiento de su naturaleza y necesidades, no existe una normativa concreta para estos animales, como las dimensiones que deben tener los boxes, los tiempos mínimos que un equino debe permanecer en el interior o estar en el exterior, materiales y practicas perjudiciales, etc. Es de destacar que los equinos en muchas ocasiones duermen tumbados, sin embargo, existen cuadras en las que por su tamaño el animal no puede tumbarse, por lo que todo el tiempo que permanece en ella, a veces incluso meses, tiene que estar de pie, lo cual desde luego constituye un maltrato, el cual, lamentablemente también está normalizado.

Cualquiera que viera a un perro encerrado o atado durante un tiempo considerable llamaría a la policía o denunciaría el hecho, sin embargo, cuando es un equino el que está encerrado, nadie lo hace. Esta es la evidencia de que el maltrato a los equinos está totalmente normalizado por la sociedad.

El caballo es un animal GREGARIO, es decir, mantener un caballo en soledad va totalmente en contra de su naturaleza y puede dar lugar a problemas muy graves en ellos, llevándolos en ocasiones a la depresión e incluso a la muerte. El aislamiento social está claramente identificado como uno de los factores de aparición de las estereotipias en los caballos, indicador de malestar equino. Sin embargo, un enorme número de equinos viven así toda su vida, lo cual supone un maltrato invisible a la sociedad.

El caballo se relaciona por medio de señales visuales olfativas auditivas y táctiles. Sin embargo, la mayoría de los caballos se mantienen en establos en absoluta soledad durante largos períodos de tiempo, muchos de ellos no salen de los establos durante meses, hasta que sus propietarios van, generalmente a montarlos un rato y volverlos a encerrar. Es decir, viven toda su vida encerrados y salen únicamente para servir a su jinete.

Los caballos pueden sufrir patologías asociadas a estar encerrados en cuadras, ya que:

  • Disminuye el tiempo de su alimentación, ya que solo comen cuando se les proporciona comida por el humano.
  • También como consecuencia de esto, el crecimiento de sus dientes es continuo.
  • Sufren predisposición a tener cólicos, disfunción temporomandibular, adelgazamiento, problemas con las embocaduras, dolores, y como consecuencia de estar estabulados, los equinos además pueden sufrir:
    • Graves problemas psicológicos asociados al aburrimiento, llegando a crear estereotipias, como:
      • Tragar aire con y sin apoyo
      • Movimientos ambulatorios en box o en cercado
      • Morder madera/barrotes
      • Pasar los dientes por encima
      • Sacudir la cabeza de arriba hacia abajo
      • Automutilación
      • Movimientos anormales con la lengua
      • Chupar objetos compulsivamente
      • Patadas a las puertas de los boxes
      • Rascar el suelo con las patas
      • Golpes con la cola, etc.
    • Ansiedad
    • Falta de estimulación en los tejidos, huesos, tendones y cartílagos. Falta de estimulación podal y de estiramientos. Inflamación de extremidades, rigidez articular, pérdida de elasticidad, contracturas, etc.
    • Problemas respiratorios (EPOC)
    • Problemas dermatológicos.

La conducta del equino en estos casos es un signo de que existe un grave problema. Es necesario encontrar el problema, no tapar el signo. Sin embargo, al ver estas conductas, lo que el humano suele hacer es poner medios para que no las continúen haciendo, como atar al caballo dentro de la cuadra, sujetarle la cabeza, etc., lo cual no sólo no soluciona el problema, sino que lo agrava.

POR TANTO, EL MODELO DE CABALLO ESTABULADO PERMANENTEMENTE DEBE MODIFICARSE.

El caballo es consciente de que es un animal presa, al contrario de los animales que son depredadores. Los animales presa solo se sienten seguros teniendo un lugar por el que poder huir. Por este motivo también, mantener a un equino es una cuadra es totalmente contrario a su naturaleza, ya que se siente desprotegido y asustado durante el tiempo que está encerrado.

La naturaleza del caballo es CAMINAR durante muchas horas al día. Pueden caminar entre 5 y 20 kilómetros cuando se encuentran en condiciones de libertad, y muy rara vez trotan o galopan. Esta es su naturaleza, en contra de lo que todos estamos acostumbrados a ver. Por ello, el uso de animales para mantenerlos trotando y corriendo durante más del porcentaje de tiempo diario que establece su naturaleza (menos de un 1 % del día) puede suponer un grave maltrato al animal, máximo y esto se hace diariamente. Sin embargo, rara vez las personas se plantean que tener a un animal trotando o galopando es un maltrato, cuando en verdad sí lo es.

La naturaleza de los equinos les lleva a estar pastando aproximadamente 16 horas al día. Y además de pastar, estos animales buscan comida por el suelo, ya que comen también raíces, arbustos, frutos, hojas, plantas acuáticas, etc. Es decir, que su alimentación es muy diversa y pasan gran parte de su tiempo seleccionando alimentos en condiciones naturales. Esto supone que los animales que se encuentran en establos no pueden alimentarse conforme a su naturaleza. Sin embargo, estamos acostumbrados a pensar que una persona que tiene un caballo en un establo lo mantiene adecuadamente, porque se suele creer que el animal así está protegido y porque le proporcionan comida y agua, pero sin embargo en el caso de los equinos esto es totalmente contrario a su naturaleza, por lo que también puede suponer un maltrato.

Este problema lo encontramos no solamente en los equinos que se encuentran estabulados, sino también en los que se utilizan para arrastre, ya que se les mantiene parados durante largas horas, sin poder buscar su alimento por el suelo y en ocasiones sin ni siquiera poder bajar la cabeza. Esto evidentemente es un maltrato y sin embargo también se encuentra absolutamente normalizado.

Esta muy aceptado socialmente ver equinos con un elevado grado de estrés. En otros animales sí se detecta, quizá porque se tiene más conocimiento de sus conductas, pero no ocurre igual en los equinos, los cuales pueden estar sufriendo, pero no se saben identificar sus signos de sufrimiento. Es por esto, entre otros motivos, por lo que no se denuncian muchos actos de maltrato en equinos. Estos maltratos ocurren en muchas ocasiones en equinos dedicados a al trabajo, al ocio y a la competición.

El caballo expresa sus emociones de forma muy diversa y es fundamental saber identificarlas para que podamos detectar ese maltrato silencioso y normalizado.

Un caballo relajado mantendrá su cabeza por debajo de la cruz, mientras que un caballo en tensión, la mantendrá por encima, mostrando más ansiedad cuanto más alta la tenga.

Cuando los ollares están muy abiertos, el caballo tiene un alto nivel de tensión o miedo. Y lo mismo ocurre si tienen la boca tensa y abierta, cruzan la mandíbula, rechinan los dientes, aprietan la boca, tienen los ojos muy abiertos, las orejas hacia atrás con la cabeza elevada, la cola tensa, se mantienen inmóviles o tienen sus músculos en tensión.

La embocadura es un material con un uso muy aceptado en el mundo de la equitación, el cual sin embargo puede generar un elevado grado de dolor. Causar dolor a un animal supone un maltrato, sin embargo, nadie repara en que un equino con estos elementos está sufriendo dicho maltrato, ya que es otra de las conductas de maltrato totalmente normalizadas y por lo que no se suelen iniciar acciones legales. Es más, estos materiales se usan, además de en la monta habitual, en actos aplaudidos e incluso premiados. Este es por tanto otro maltrato totalmente normalizado por toda la sociedad.

¿Cómo podemos identificar el dolor que le causa la embocadura a un caballo? Recordemos que la embocadura es una barra transversal que descansa en los asientos de la mandíbula del caballo. Entra en la boca y obra sobre las barras para imprimir al caballo una sensación dolorosa que procura evitar obedeciendo a la mano del jinete. La embocadura puede ser de una sola pieza o de dos.

Cuando veamos los siguientes signos, el caballo está sufriendo dolor por la embocadura:

Trabaja por detrás de la vertical, abre la boca durante el trabajo, rechina, muerde el hierro con los premolares, pasa la lengua por encima del hierro, saca la lengua o saliva excesivamente.

En cuanto a montar a los equinos, algo totalmente usual, es importante destacar que factores como el peso, el equilibrio y el uso de las manos pueden afectar seriamente también al bienestar equino y puede afectar a patologías del dorso, la boca, ansiedad, apatía, etc.

La espalda de un caballo al que no se ha montado es totalmente recta, sin embargo, se va arqueando a costa de hernias por el peso y golpes del cuerpo de los jinetes sobre su espalda. Es tal la normalización de este maltrato que muchas personas desconocen que la curvatura en la espalda de un caballo no es natural. La monta de los caballos, entre otros muchos usos que se da a los equinos, va en contra de su naturaleza, suponiendo un maltrato continuo y permanente, el cual también está normalizado.

En cuanto a los caballos utilizados para el salto, además de los problemas que les ocasiona la monta normal, suelen sufrir dorsalgias, dolor en cara palmar de las manos, osteoartropatias degenerativas, tendinitis del TDS, desmitis LSM, artropatías del corvejón, etc.

Los caballos dedicados a carreras o a cross suelen sufrir rabdomiolisis (“=esfuerzo extremo”), fracturas de estrés, sobrehuesos, problemas respiratorios (hemiplegia laringea, desplazamiento dorsal del paladar blando, hemorragia pulmonar inducida por esfuerzo), problemas locomotores: caídas, traumas, kissing, spines, síndrome navicular, osteoartopatías, degenerativas, tendinitis, desmitis, etc.

Los animales de arrastre suelen morir por rotura de vasos coronarios del corazón, es decir, lo que vulgarmente se conoce como “reventar a un caballo”. Sin embargo, no se hacen necropsias a los caballos de arrastre para averiguar la causa de su fallecimiento. Por tanto, el caballo de arrastre puede estar sufriendo y muriendo, siendo este otro de los maltratos normalizados.

También existe un maltrato normalizado en las terapias con caballos. Al no haber conocimiento de la etología de los caballos, no se exigen dichos conocimientos a la hora de obtener titulaciones y de utilizar los caballos en terapias.

Sin embargo, este desconocimiento, hace que en ocasiones en terapias donde debería existir un bienestar mutuo de humano-caballo, el equino esté sufriendo física y psicológicamente.

Para dejar de tener normalizados todos estos maltratos, es imprescindible entender que un equino es un ser vivo con emociones identificables.

Hay que respetar y entender al animal como individuo. Hay que cambiar los sistemas de alojamiento y entrenamientos agresivos y monótonos. Hay que evitar materiales y técnicas que impliquen dolor. Hay que promover actividades que motiven la relación humano-caballo. Hay que incluir el conocimiento de la etología de los equinos a la hora de impartir cursos, de dar autorizaciones y de obtener titulaciones relacionadas con los equinos.

No debería normalizarse en la interacción con caballos un elevado grado de ansiedad, estrés, miedo, agresividad o apatía. Es necesario potenciar la formación relacionada con el bienestar equino y establecer un mínimo de libertad en prado para los equinos de al menos 5 horas al día.

Es necesario que se dé a conocer la naturaleza de los equinos y tener conocimientos de etología equina y de ciertos aprendizajes naturales, así como identificar los signos y expresiones que muestran las emociones y el sufrimiento de los equinos, para que se elabore una legislación acorde a su naturaleza que ponga fin a este continuo y silencioso maltrato de millones de equinos.

María Girona

http://www.asociacionapadevi.com/

 

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