02 diciembre 2024

Proyectos de humanización judicial: “Los llamados perros consuelo”

Por Sandra Barrera Vinent, miembro y cofundadora de la Comisión de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife.

La humanización judicial es importante y ya vamos viendo inicios de tal proyecto en algunas provincias. Los “perros consuelo” comienzan a formar parte de ciertas fases procesales para que ciertas personas vulnerables afronten su actuación en el juzgado con mayor confianza. 

 Contar con perros de apoyo emocional (PPA) en el los juzgados debería ser el objetivo, expandible a cualquier  juzgado de España. Se trata de transformar el mundo gélido y rígido judicial en una sensación mas cercana y de confianza, no tan distante, participando perros en determinados momentos como acompañamiento al juzgado.  El programa a definir sería UN PROGRAMA EN DEPENDENCIAS JUDICIALES, tanto en la jurisdicción civil, como penal. Las personas que necesitan el apoyo son ; menores, personas con discapacidad y víctimas de violencia de género o doméstica. Pongamos por ejemplo la asistencia en delitos de agresión sexual a menores o cualquier abuso intrafamiliar.

Esta ayuda emocional tendría lugar desde la fase de instrucción en el juzgado hasta la vista oral, en su caso, para la jurisdicción penal (juzgados de instrucción, de violencia sobre mujer o juzgado penal) . Y en la jurisdicción civil a fin de exploraciones de menores o discapaces (juzgados de instancia y familia). Este recurso maravilloso y peludo estaría a disposición del juez, fiscal, forense…

El apoyo ejercido por perros elegidos y preparados, con nombre y presencia generarían un contexto de confianza para reducir ansiedad, controlar estados de nerviosismo, facilitar la participación y el testimonio, ayuda a colaborar de forma mas espontanea y fluida, a fin de que la visita al juzgado y la visibilidad de jueces, fiscales, forenses, letrados sea menos traumática…y sobre todo… se impida la llamada “doble victimización” ( por haber sufrido los hechos puntuales y recordarlos nuevamente en sede judicial).

Lo fundamental del perro de apoyo es su ‘efecto ansiolítico’, es decir, la rebaja tanto de malos pensamientos como de síntomas fisiológicos de la ansiedad en los menores. Les devuelve a un estado de relajación, les ayuda a estar más estables, a hablar, su presencia les sirve como colchón emocional y les permite, incluso, poder realizar alguna declaración que anteriormente, por el estado de estrés y angustia, no era posible. Se trata de relaciones espontaneas, mágicas, entre niños y perros, impensables entre humanos en este contexto hostil judicial. En definitiva la ayuda de TERAPEUTAS PELUDOS.

En varios sitios de España ya se ha procedido a implementar programas con el objetivo referido, y ello forma parte del desarrollo de un proyecto denominado “Programa de perros de apoyo a menores en procesos judiciales y terapias con animales” en el marco del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

En MADRID se llevó a cabo una iniciativa similar, desde hace 10 años por medio de  Dogtor Animal en el Juzgado de Violencia sobre la mujer nº1 Madrid, que cuenta con el apoyo de EIKA, un perrito negro de nueve años que en el marco del proyecto “Perros de Apoyo a Menores en Juzgados” acompaña a los niños y niñas que declaran como víctimas o testigos de delitos. Desde que se iniciara el proyecto en 2014, 528 menores se han beneficiado del mismo. La demanda del servicio de perros de apoyo en juzgados aumentó un 92 % en 2022 con respecto a 2021.

En otros juzgados de Madrid se encuentran; KUBA, MELÓN, BANANA, DOGMA Y LEIKA, asi como CUBA Y SURI. Y es que se dictó el Decreto 28/2020 del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid donde los perros elegidos se convierten en “guardianes de seguridad emocional”, siendo que a tenor de este Decreto casi 700 menores han tenido acceso a este recurso.

En ASTURIAS se realizó un proyecto con perros de terapia dentro del ámbito judicial con menores, víctimas de violencia de género o doméstica y personas con discapacidad. También en estos casos el perro estaba presente desde el momento de las entrevistas con los profesionales (jueces, abogados) como las actuaciones judiciales propiamente dichas.

En CATALUÑA, el Departamento de Justicia y la Fundación Affinity pusieron en marcha un programa piloto en la Audiencia Provincial de Tarragona dirigido a víctimas de violencia de género y contra la libertad sexual. En el marco del programa, un perro acompañaba a la víctima desde el acceso al juzgado y hasta el momento de declarar y luego a la salida del edificio. Se ha evidenciado que la presencia del perro y el poder interactuar con él dieron como resultado una disminución notable del nivel de ansiedad.

Hemos de tener en cuanta el proyecto implementado en LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, mas concretamente en juzgados de instrucción y violencia donde tres perros elegidos por la asociación de bienestar animal TERAPICAN en colaboración con el Colegio de Veterinarios de Las Palmas ofrece acompañamiento de los perros de apoyo a menores dentro de los juzgados. La Consejería de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad, a través de la Viceconsejería de Justicia, acordó tal proyecto con tres perros de apoyo; LUCAS (chihuahua), LEO ( labrador) y LÚA ( podenca).

A propósito de este proyecto se celebró las I JORNADAS DE PERROS DE APOYO A MENORES EN PROCESOS JUDICIALES Y TERAPIA CON ANIMALES, en fecha de 3 de octubre de 2024

Sería interesante, un protocolo puntual.

Dia de presentación, los perros elegidos acuden al juzgado para su presentación, incluso los medios de comunicación, percibiendo olores y familiarizándose con el edificio y el camino, desde la entrada del juzgado donde el perro recibiría a los menores hasta la sala donde se efectuarían las visitas, camino que efectuaran las víctimas y animales juntos.

Resto de días y apoyo: Este servicio debe solicitarse previamente y estar autorizado por un juez/decano…. La familia del menor rellena un formulario que entrega  donde hace constar que al niño le gustan los animales y no tiene ninguna alergia, y se aprueba que el can esté presente en la prueba.

Cuando el menor llegue al juzgado, se le presenta, coge la correa y el perro le guía a través del juzgado. Y una vez en la sala pertinente (sala Gesell o similar pero siempre la misma, para que el perro sepa el camino) se procede a la declaración. Es el paso más importante del proceso y permite que el menor solo tenga que declarar en una única ocasión y con todas las garantías para que la prueba sea válida durante todo el proceso judicial.

Por supuesto estos animales deben estar bajo la supervisión pertinente de profesionales especializados, pues son intervenciones asistidas cuyos perros deben ser manejados de forma ética y responsable y asegurando su comodidad y bienestar.

En definitiva, se trata de hacer una justicia más peluda y terapéutica.

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