Innovación Legal
03 octubre 2022
Cambios que han llegado para quedarse
Por Bárbara Román
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Después de casi tres años desde el día D, todas estamos de acuerdo en que la pandemia, dentro de lo m****a que ha sido, ha conseguido impulsar en el sector abogacía cuestiones que hasta hace unos años parecían imposibles: el trabajo en remoto de las diferentes profesionales, permitiendo una mejor conciliación en la vida familiar; las vistas telemáticas, aunque quizás una mejora de los medios a disposición de los juzgados no vendría nada mal (da igual en qué año leas esta frase), videoconferencias generalizadas, con el correspondiente ahorro de tiempo y dinero para las personas involucradas en el trámite en cuestión, o la propia implementación de herramientas tecnológicas en el día a día de los despachos, desde CRM a RPA pasando por todo tipo de apps de gestión, productividad, automatización de documentos o llamadas.
Al menos desde fuera se percibe ese movimiento y ya son nuestros propios clientes quienes demandan trabajar los documentos en la nube dentro de procesos de co-creación, simular juicios a través de la pantalla accediendo a espacios interactivos que les permitan prepararse mejor para lo que les espera, automatizar los pagos de honorarios por nuevas plataformas de pago como Bizum o Stripe, sistemas de firma electrónica para la rúbrica de demandas o contratos, o el propio reenvío de documentación en formato digital. Mientras no nos pidan citas en el metaverso, que creo que aún no estamos preparados para eso, todo bien.
Se están dando pasos gigantes en cuestiones de digitalización en entornos legales, y quizá ha llegado el momento de preguntarse si estamos preparados mentalmente para estos cambios. ¿Somos las abogadas capaces de absorber y gestionar todos estos cambios en nuestra forma de trabajar? Sí, la tecnología ha llegado, pero ¿somos plenamente conscientes del impacto que esto tendrá en nuestra profesión en los próximos tres, cinco, diez años?
Ya no son únicamente los cambios a nivel interno, es que la irrupción de la tecnología a estos niveles ha provocado incluso la aparición de nuevas profesiones dentro del sector: las Legal Project Managers, aplicando metodologías de gestión de proyectos a cuestiones procesales o jurídicas; los Legal Data Analyts, que recopilan y analizan los datos producidos por los propios despachos con el fin de extraer valor y mejorar las dinámicas de trabajo de las abogadas; Agile Coach con formación jurídica, capacitando a los equipos de trabajo y supervisando las estructuras de trabajo habituales dentro del sector…
Creo que todos debemos reflexionar sobre estas cuestiones, porque la abogacía que hemos aprendido no es la que hoy se está ejerciendo, y por ende, la abogacía que ahora estamos enseñando no es la que tendremos en un futuro no muy lejano…
Bárbara Román
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