28 febrero 2022

Diseñar el futuro

Laura FauqueurPor Laura Fauqueur
TWITTER @laurafauq

 

Si hubiese seguido el curso normal de mis entradas en el blog de innovación del Consejo General de la Abogacía Española, después de haber escrito un artículo sobre el diseño de información, y otro sobre el diseño de productos, hoy tocaba el diseño de servicios.

Sin embargo, y no creo ser la única en esta situación, me encuentro sentada delante de mi ordenador y me cuesta centrar mi atención en otra cosa que esta lamentable invasión rusa, esta increíble guerra que se libra en Europa, este nuevo orden que nos quebranta a todos por dentro, este año 2022 que augurábamos (al menos yo) más tranquilo que el anterior y que sin embargo se antoja inmensamente más complicado si cabe… De hecho, creo que hoy por primera vez en mucho tiempo no he leído en el periódico ningún artículo cuyo titular incluya la palabra COVID.

El ejercicio de diseño que tenemos que hacer esta vez es máximo, y en esta ocasión no refiere solamente al entorno profesional, sino a la vida en general. Ahora toca diseñar el mundo en el que queremos vivir y, sobre todo, el mundo en el que queremos que crezcan nuestros hijos y los hijos de éstos.

Quien haya leído las otras entradas que he escrito sobre design thinking, o esté ya familiarizado con esta metodología sabrá que los valores que gobiernan la práctica del design thinking son la empatía, la creatividad, la colaboración, la sinceridad y la humildad.

Por otra parte, quiero pensar que todos los lectores del blog de Innovación del Consejo de la Abogacía Española tienen al menos una causa común: un fuerte compromiso con el derecho y la justicia.

¿Qué hacemos pues en la situación actual? Es hora de diseñar sociedades en las que la injusticia no tenga cabida. Es hora de emplear la empatía, la creatividad, la colaboración, la sinceridad y la humildad que profesamos para transformar nuestro mundo. La tarea es titánica pero inaplazable.

Afortunadamente, impresiona ver en las redes todo lo que, en solamente 4 días, una infinidad de personas ha logrado realizar. Multitud de páginas webs para centralizar las necesidades de los ucranianos, dentro y fuera de sus fronteras, y buscar satisfacerlas con ofrecimientos de voluntarios que dan lo que pueden, lo que tienen, o lo que saben hacer. Hackers que hacen caer las páginas gubernamentales rusas. Ingeniosas iniciativas para aturdir a los soldados rusos. Envío de dinero, fiat y cripto, para sufragar gastos de la guerra y, sobre todo, gastos de la paz. Iniciativas para contrarrestar la manipulación en la prensa y las RRSS. Bots para resolver las dudas legales de los desplazados. Redes de apoyo a los refugiados. Y más se habrá inventado entre el momento en el que termino de escribir este artículo y el momento en el que se publica.

La creatividad del ser humano, agudizada por la necesidad, no tiene límite.

Ni tampoco la empatía. Esta guerra nos duele a todos, aunque nos encontremos a miles de kilómetros de donde ocurre la acción.

La colaboración está logrando unir a las personas para organizar acciones más eficientes, en estas iniciativas solidarias que antes comentaba vemos cómo se ponen a trabajar profesionales con perfiles y nacionalidades distintos para lograr unos resultados espectaculares.

Finalmente, nos queda la humildad y la sinceridad.

Tenemos que mejorar como sociedad y como mundo, y para ello debemos, por una parte, escuchar y aceptar la crítica hacia nosotros mismos, y por otra, saber ejercer también la nuestra, denunciar lo que falla, lo que consideramos injusto. Mojarnos.

Desde pequeña me han repetido muchas veces que quienes no conocen su historia están condenados a vivirla de nuevo.

Aprender de los errores, del pasado, de las generaciones anteriores y de los otros pueblos, abordar el futuro con humildad y honestidad para no repetir los mismos errores una y otra vez.

Estos días he vuelto a sacar mi termo #LegalHackers que no usaba desde hace tiempo.  Me lo regalaron mis compañeros ucranianos Dima y Denis cuando vinieron a Madrid a celebrar con nosotros el European Summit de los Legal Hackers que organizamos aquí hace unos años. Son coorganizadores de los Legal Hackers en Ucrania, que de hecho habían sido los anfitriones de un encuentro anterior europeo de LH.

Recuerdo charlar con ellos en la azotea de Lefebvre sobre Odesa, pues es la ciudad de origen de uno de ellos. Me contaban lo bonita que era esta ciudad portuaria sobre el Mar Negro, e insistían en que debía sin falta ir a visitarles ahí, pues el lugar y su gente me encantarían. Aún no he llegado a ir. Ojalá algún día lo pueda hacer, no haya impactos de bomba en sus edificios, y mis amigos puedan seguir viviendo ahí.

Diseñemos un mundo sostenible, centrado en las necesidades de sus usuarios: la naturaleza, y los humanos.

Queremos valores, queremos solidaridad.

Ahora sabemos que no hay año tranquilo, que siempre estamos a un paso del drama, pero que cultivando empatía, creatividad, colaboración, sinceridad y humildad podremos hacer frente a cuantos retos se presenten, conservando toda nuestra humanidad.

#StandWithUkraine

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