03 marzo 2025

El fin del status quo en la abogacía: nuevo contexto

Blanca RodríguezPor Blanca Rodríguez

Estamos en uno de los periodos más vertiginosos de transformación del sector legal y debemos ser capaces de entender el contexto del cambio que vivimos y después, de adaptarnos a él. Un cambio fruto, por un lado, de la revolución digital y por otro, de los cambios sociales y culturales que impactan en un modelo que se ha mantenido prácticamente inalterable desde el S.XIX: Estructura piramidal, facturación por horas y alta dependencia del conocimiento técnico y de la jurisprudencia con poca disrupción tecnológica hasta hace “unos minutos”.

Una niña con un móvil en un pueblo perdido tiene hoy la misma potencia de datos y conocimiento a su disposición que toda la administración Reagan en los 80. Si hacemos un paralelismo podríamos imaginarnos a Laura, una joven abogada que hace 20 años habría pasado muchas horas en una biblioteca buscando precedentes legales y jurisprudencia, muchísimas horas sentada en la mesa de su despacho sin ver mucho la luz, haciendo unos papeles casi perfectos que le devolvían una y otra vez con tachones en rojo (cuanto mal ha hecho el mark up a la autoestima del abogado), recibiendo instrucciones y ejecutándolas con un profundo respeto a la jerarquía.

Hoy, en cuestión de segundos, Laura puede obtener la misma información gracias a la inteligencia artificial y las herramientas legaltech, que están comenzando a realizar o automatizar tareas que tradicionalmente realizaban los abogados más jóvenes y que eran parte de su formación. La tecnología está cambiando la manera en que los abogados trabajan y el contexto y las diferencias generacionales la forma en que nos relacionamos. Según un informe de Deloitte, el 39% del trabajo legal podría automatizarse los próximos años y se estima que el mercado global de legal tech alcance los 25MM de dólares en 2025.

Debemos adaptar nuestras habilidades y formarnos más allá de lo técnico-jurídico porque hoy ya no es suficiente con ser excelentes especialistas, debemos tener una visión mucho más transversal y de largo plazo si queremos ir por delante en estas olimpiadas del cambio en las que la tecnología avanza mucho más rápido que nuestra capacidad para aprenderla:

-Habilidades técnicas y digitales: El abogado no solo necesita entender la ley, sino también las tecnologías que están redefiniendo el campo legal. Debe ser capaz de utilizar herramientas legaltech, saber cómo apoyarse en la tecnología en busca de la excelencia y la eficiencia y entender cómo funcionan las plataformas de IA para sacar lo mejor de ellas.

Super habilidades: Según Goleman, un alto coeficiente intelectual solo es capaz de predecir el 20% de los factores determinantes del éxito, el 80% restante depende de otro tipo de variables que tienen que ver con el entorno, la suerte y en gran medida la Inteligencia Emocional. Además de las habilidades técnicas, es esencial formar y sensibilizar sobre la importancia de la proactividad, que envuelve todo lo demás, de la comunicación interpersonal, la capacidad para escuchar, entender y hacer buenas preguntas, la empatía, la capacidad para trabajar en equipo y de gestionar conflictos que serán cruciales en un entorno legal cada vez más complejo en el que estas habilidades puramente humanas adquieren mayor relevancia que nunca.

Pensamiento crítico y adaptabilidad: La capacidad para cuestionar los resultados que ofrecen las herramientas de IA y aplicarlos estratégicamente es considerada por el Foro Económico Mundial como una de las habilidades más importantes, especialmente en entornos como el legal, que cambian tan rápidamente. Ello no nos exime del estudio ya que debemos tener un buen conocimiento del tema para discriminar la información que arroja la IA, adaptarla a lo que necesitemos y tener una visión mucho más estratégica. Nosotros dirigimos, no le damos las riendas ni la toma de decisiones a una máquina, por muy inteligente que sea sigue siendo artificial.

Networking: Debemos ser visibles, desarrollar redes internas de networking, conocer las inquietudes, visiones y necesidades de otras áreas y personas en nuestra organización y también, fuera de ella. Asistir, por ejemplo, a conferencias y seminarios nos ofrece visiones distintas que ponen luz muchas veces donde antes había sombra y encienden una bombilla que genera un cambio y muchas veces impacta en los resultados.

La clave para abrir la mente a un mundo de posibilidades está en el networking y en integrar perfiles diversos, en sentido amplísimo, de edad, de género, de generación, de nacionalidad, de rol y hasta de personalidad, y por supuesto, ser capaces de integrar toda esa diversidad.

Debemos tener la mente abierta a nuevas ideas, a nuevas personas, escuchar mucho y ser proactivos, versátiles, flexibles y adaptables para integrar el cambio, ser capaces de decir que no sabemos y escuchar a otros que tal vez sepan más, aunque sean más jóvenes. Eliminar de nuestro diccionario el clásico “aquí siempre se ha hecho así” o el “total, si te van a decir que no” ser capaces de vivir y trabajar en la incomodidad que nos genera salir del status quo.

La revolución digital, el cambio en la dinámica de trabajo del abogado y la IA no son el futuro, ya están aquí, transformando nuestro mundo y nuestra profesión porque el cambio, aunque suene contradictorio, sí que ha venido para quedarse. Va a ser un miembro más de nuestros equipos. Démosle la bienvenida con los brazos abiertos y saquemos lo mejor de él. La buena noticia es que estas habilidades no son nuevas, son las que toda la vida han marcado la diferencia.

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