13 septiembre 2021

El renovado impulso por la estandarización de servicios legales

Jorge MorellPor Jorge Morell

David M. Engel, un destacado académico del mundo legal y su relación con la sociedad, escribía en 1977 un famoso artículo titulado The Standardization of Lawyers’ Services (La estandarización de los servicios de los abogados). En el mismo que argumentaba que recientes sentencias del Tribunal Supremo en EE. UU. sobre la publicidad de los abogados habían puesto de nuevo el foco en la posibilidad de que parte de los servicios ofrecidos por el sector legal pudieran ser objeto de estandarización.

David M. Engel se refería ahí al famoso caso Bates v. State of California, donde el Tribunal Supremo de Estados Unidos falló que la publicidad de abogados era un discurso comercial con derecho a protección bajo la Primera Enmienda (libertad de expresión). De ese modo, el Tribunal rompió con la tradición contraria a la publicidad de abogados, rechazándola como una regla anticuada y propia de otra época.

El tribunal entendió que la publicidad beneficiaba la información que fluía a los consumidores, postulando que la publicidad de abogados haría que los servicios legales fueran más accesibles para el público en general y mejoraría la administración de justicia en general.

De ese modo, si los servicios legales podían ser objeto de publicidad (estableciendo por ejemplo precios fijos por determinadas tareas), eso implicaba que el trabajo del abogado no siempre era único y especial. O lo que es lo mismo, que había tareas que podían estandarizarse y ofrecerse a un precio fijo.

Saltemos ahora a 2021, ¿cómo estamos 44 años después? La verdad es que el debate sobre la estandarización de tareas y servicios legales sigue muy presente y habitualmente vendiéndose como algo innovador. Por tanto, si bien no hay duda que hemos avanzado, diría que no tanto como uno podía imaginar por aquella época.

Ese escaso nivel de avance es por un lado un gran indicador de que mucha de la innovación hoy en día planteada lleva años o décadas de retraso respecto a planteamientos previos en la misma línea. Vaya, que no somos tan innovadores ni originales como pensamos y que nos hace falta leer más historia, también de la jurídica.

Por otro lado, si bien está claro que hemos avanzado en el uso de la publicidad en el sector legal y definitivamente en estandarizar algunas de sus tareas y servicios, sigue siendo aún hoy un caballo de batalla importante y con resistencias significativas por parte de la profesión. Es decir, en general sigue muy presente la idea del trabajo artesanal y único en una parte destacada de la profesión.

A pesar de eso, sí es cierto que en la actualidad está surgiendo un número destacado de iniciativas que buscan estandarizar múltiples aspectos de la prestación de servicios legales. De hecho, la estandarización es seguramente hoy en día uno de los grandes objetivos de la Legaltech.

Por eso podría decirse que estamos ante un nuevo impulso a esta idea. Veamos algunos ejemplos.

Para comenzar está la SALI Alliance o el organismo por el avance de estándares para la industria legal. La misma es una organización sin ánimo de lucro que integra a profesionales del sector desde múltiples áreas con el objetivo de potenciar la estandarización de la terminología jurídica para simplificar y mejorar la prestación de servicios legales, brindando de esa forma mayor transparencia y aumentando la efectividad a la hora de hacer presupuestos y la asignación de recursos.

Es decir, la SALI Alliance está creando una terminología para que todo el mundo denomine a las áreas de trabajo o las ramas que incluyen por el mismo nombre, lo que luego facilitará compararlas entre diferentes firmas, distinguiendo precios, recursos a asignar y otras métricas.

Por otro lado tenemos a Legal Schema, que quiere crear una estructura de datos universal para la creación e interacción de contratos digitales. Es decir, quizá no hace falta que todo el mundo tenga un esquema legal para una licencia de software que sea único y especial cuando tienen muchos elementos en común. Eso agilizaría los procesos de negociación y aceptación de las condiciones, afectando a la facturación y posterior seguimiento.

En esa línea de contratos estándar trabaja la iniciativa de OneNDA, que busca crear un un modelo universal de acuerdo de confidencialidad para ahorrar tiempo en su revisión y aceptación. Como en el anterior caso, si todos trabajamos con un modelo común, ya sabemos a lo que nos enfrentamos y hace falta menos tiempo para negociarlo o revisarlo. Además, facilitamos la creación de modelos de revisión automatizados.

En verdad hay muchas más iniciativas en búsqueda de la estandarización: Open Cap Table Coalition quiere ayudar a las startups en cuanto a sus datos de participación, ISDA quiere estandarizar el sector de los derivados a partir de los contratos y sus clausulados, ISLA busca estandarizar el clausulado en el ámbito de las “securities”, el IEEE (la organización profesional técnica más grande del mundo para el avance de la tecnología) trabaja en un estándar sobre la ética de sistemas autónomos e inteligentes (lo que afectará a la IA legal) o el IEEE y el Accord Project trabajan en estándares tecno legales para contratos inteligentes.

Todo ello por no hablar de las app stores de Legaltech como Reynen Court, que centralizan y estandarizan el punto de conexión y la seguridad para probar tecnología legal sin tener que montar un nuevo andamio para cada caso concreto. De hecho, la empresa está estandarizando hasta el contrato para las pruebas de concepto.

En conclusión, la estandarización de procesos, metodologías y formas de hacer las cosas es básica para el éxito de una industria y las innovaciones que la misma aplica, ya que sin estándares no hay interoperabilidad y sin ésta no hay difusión de las nuevas ideas, simplemente compartimentos estancos.

El sector legal lleva casi 50 años hablando de estandarizar servicios sin un éxito atronador precisamente, pero una industria como la Legaltech está impulsando de nuevo esa idea con el objetivo de posibilitar su propio éxito y el avance del sector jurídico.

¿Lo conseguirá? Las próximas décadas nos lo dirán.

Jorge Morell
Fundador de Legaltechies
TWITTER:Jorge_Morell

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